Ver fotos
El Koldo Mitxelena carece de licencia de actividad desde que se abrió en 1993
Seguirá abierto al público hasta enero por los sucesivos retrasos de la obra. Los trámites administrativos aplazan su rehabilitación y dejan su reapertura para 2025
La pandemia, el redimensionamiento del proyecto y las trabas burocráticas han conseguido la dudosa proeza de que las obras del Koldo Mitxelena vayan a ... comenzar poco antes de la fecha originalmente prevista para su reapertura. En concreto, el cierre al público del edificio tendrá lugar ya el próximo año, con enero como fecha aproximada más probable, y la conclusión de la rehabiitación no concluirá antes de marzo de 2025. La 'tormenta perfecta' para la puesta al día de un centro que, al menos, ha mantenido su actividad y su programación.
El sorprendente descubrimiento de que el edificio ha funcionado casi treinta años sin licencia de actividad es el último motivo del retraso de una obra cuyo inicio prácticamente se descarta ya para este año. El diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán, comparte un cierto estupor por la ausencia de este permiso, pero recalca que hace treinta años «era bastante habitual que edificios públicos carecieran de esta licencia.
En cuanto al presupuesto, las estimaciones apuntan a que los cerca de seis millones de euros inicialmente previstos superarán al final los ocho millones debido al encaremiento de materiales que ha provocado la guerra de Ucrania. El retraso en cascada de todas las actuaciones previstas permitirá al centro mantener la prestación de sus servicios en el edificio de la calle Urdaneta de Donostia a sus cerca de 1.500 usuarios diarios hasta final de este año, como mínimo.
Las claves
-
Trámites La solicitud de la licencia para acometer la obras ha revelado que el centro nunca tuvo la de actividad
-
Presupuesto El encarecimiento de materiales elevará el coste de la reforma en torno al 20%, hasta los 8 millones
Así lo confirma Millán quien ha terminado por asumir como inevitables los sucesivos aplazamientos de la reforma, un proyecto que puso en marcha su predecesor en el cargo, Denis Itxaso. Tras su nombramiento en febrero de 2020, Millán aprovechó el parón provocado un mes después por la pandemia del coronavirus para reformular la reforma diseñada prevista e introducir algunas modificaciones que rebajaban su coste. Las obras eran y son, en cualquier caso y al margen de su alcance, una necesidad arquitectónica ya que, después de tres décadas de uso, el edificio presenta serias deficiencias estructurales que han desembocado en goteras y humedades en la cubierta, y algún pequeño desprendimiento en una de sus fachadas.
Permiso del nuevo aforo
Ahora, los trámites burocráticos que acarrea la obtención de la licencia de obra han permitido descubrir que el Koldo Mitxelena ha funcionado desde el día de su inauguración, allá por noviembre de 1993, sin licencia de actividad. A falta de obtenerla – «con los requisitos de 1995, que son distintos a los de ahora»–, algo que Millán confía en que se produzca este mismo mes, permanece paralizado todo lo referente al permiso de obra, además del nuevo aforo que debe autorizar el Departamento de Juegos y Espectáculos de la Consejería de Interior del Gobierno Vasco. En definitiva: un endiablado itinerario burocrático que ha dado al traste con el enésimo calendario de cierre y reapertura del edificio, previstos según las últimas estimaciones para esta pasada primavera y para el otoño de 2024, respectivamente. En el mejor de los casos, las dos fechas retrasan medio año.
El aumento del aforo del edificio afecta a la tercera y última planta del centro, ocupada hasta ahora por las oficinas del Departamento de Cultura, y que en la nueva distribución de espacios del edificio pasará a ser de acceso público, en concreto, reconvertido en una sala para investigadores.
Millán recalca que hasta que no cuente con todos los permisos administrativos y, sobre todo, con la reubicación de los diferentes servicios que presta el centro no se producirá su cierre. Antes, tendrá que licitar las obras. «Quiero evitar que el Koldo Mitxelena esté un mes o dos en desuso porque lo hayamos cerrado sin estar aún en disposición de iniciar la reforma de manera inmediata», señala.
Cuando finalmente se cierre el centro para el inicio de la obra, sus servicios se distribuirán en cuatro nuevas ubicaciones: el Convento de Santa Teresa –destinado a investigación–, el Komikigune –préstamos de libros, CD y DVD–, Villa Asunción –para los servicios bibliotecarios que no son de cara al público–, y un local en el centro de Donostia, pendiente de alquilar –para las programaciones de la Ganbara y el Salón de Actos–.
Mantenimiento de actividad
«Por hacer de la necesidad virtud, todos estos retrasos nos han permitido realizar una programación cultural durante la pandemia, con varias exposiciones», recalca el diputado foral de Cultura. Las cifras de visitantes a las últimas exposiciones han sido desiguales. Así, 'Auschwitz', que permaneció abierta del 26 de enero al 3 de julio del año pasado, recibió 7.259 visitas, mientras que 1.169 personas se acercaron a la muestra por los 10 años del final de ETA, abierta el 4 de noviembre y clausurada el pasado 26 de febrero.
Respecto al presupuesto, reconoce Millán que «los precios iniciales eran muy ajustados y los servicios de arquitectura los están revisando porque sacar las obras a licitación y que el concurso quedara desierto sí que sería un fracaso mucho mayor que el de los retrasos. Casi todas las obras de la Diputación está subiendo entre un 15% y un 20% su coste. Entiendo que la legislatura –que concluye en junio–, no puede acabar sin que la obra haya arrancado», concluye.
Aunque la incertidumbre en torno a estos aspectos dificulta la elaboración de una programación para los próximos meses, sí está confirmado un ciclo en torno a Pío Baroja con motivo del 150 aniversario de su nacimiento.
«Si me piden que siga al frente de Cultura lo haré porque estoy a gusto»
A la pregunta de si espera seguir al frente del Departamento de Cultura cuando se reabra el remodelado Koldo Mitxelena, Harkaitz Millán asegura ignorarlo. «Yo estoy a gusto, es un trabajo muy gratificante y tengo muchos proyectos en marcha. Algunas cosas hemos hecho, teniendo en cuenta que la prioridad era otra: mantener vivo el tejido cultural de Gipuzkoa durante la pandemia». El diputado foral de Cultura niega «tener ninguna obsesión con inaugurar nada» y afirma que «si me piden que continúe, lo pensaré, aunque la verdad es que no me importaría. Si me piden ir a otro sitio y me gusta, iré y si no, me volveré a mi puesto de profesor, del que estoy en excedencia».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión