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Con seis años, la pequeña Youn Sun Nah (Seúl, 1969) correteaba y jugaba entre las butacas de los viejos teatros de todo Corea por los ... que pasaba la compañía teatral donde actuaba su madre. De fondo oía cantar melodías en coreano que acabaron por convertirse en la banda sonora de su infancia. «These are a few of my favorite things...». Con los años volvió a escuchar esas melodías en el cine y en el saxo de John Coltrane y dijo que si eso era jazz, eso era lo que quería hacer. Hoy es una de las voces coreanas más destacadas del jazz contemporáneo, condecorada como Oficial de las Artes y las Letras en Francia, donde vive desde 1995, y vuelve a visitar una vez más la plaza de la Trinidad con su nuevo álbum 'Elles'.
– No es la primera vez que viene a nuestra 'Trini'...
– Por supuesto, toqué allí en 2012 y 2013 con un guitarrista sueco y músicos franceses. San Sebastián es una de las ciudades más hermosas que he visitado. Estoy muy emocionada y no puedo esperar a volver a ese lugar mágico.
– ¿Qué tal si viajamos en el tiempo al Seúl de los años 70? Una niña pequeña nacida en una familia de músicos... ¿Hubo para usted algún otro camino diferente aparte de la música?
– Mis padres fueron una especie de pioneros de la música occidental en Corea, así que estuve expuesta a una gran variedad de música desde mi infancia. En nuestra casa se ponía música durante todo el día y puedo decir que casi me he criado en los teatros donde ellos actuaban. Cuando fui a la universidad a estudiar Literatura estuve unos años alejada de la música e incluso, después de graduarme, trabajé unos años para una empresa de moda. Y a pesar de todo la música volvió a mí cuando tenía 26 años, como una especie de destino. Decidir a esa edad convertirme en músico no fue fácil, parecía ya un poco tarde.
Cartel: Youn Sun Nah + Potter, Mehldau, Patitucci y Blake.
Día y hora: Este jueves, a partir de las 21.00 horas.
Lugar: Plaza de la Trinidad.
Entradas: 50 euros.
– De niños solemos rechazar todo lo que nuestros padres dicen o hacen. Hábleme de los suyos, ¿les agradece ahora que le empujaran a cantar jazz?
– Mi padre fue fundador del Coro Nacional y mi madre era una actriz de comedia musical, así que en realidad creo que nunca llegué a escuchar jazz durante mi infancia en Corea. Tal vez alguna canción en la radio. Es curioso: mi madre solía representar la obra de 'Sonrisas y lágrimas' en el teatro, pero la hacían en coreano, así que había escuchado muchas veces la canción de 'My Favorite Things' pero con letra coreana así que, cuando con los años oí por primera vez la versión de John Coltrane, me sorprendí. ¡Vaya, pero si el jazz también puede ser esto! Realmente fue cuando llegué a Francia, en 1995, cuando descubrí el jazz.
– ¿Y por qué a París? ¿Construir una carrera musical en Corea nunca fue una opción?
– Es que no sabía lo que era el jazz, no sabía que venía de Estados Unidos, sólo quería aprender a cantar. Le pregunté a uno de mis amigos músicos en Corea y me dijo que el jazz era el origen de toda la música pop y que si aprendía a cantar jazz, podía cantar cualquier cosa. Me gustaba la 'chanson française' por un profesor de la Secundaria, así que todo encajó cuando me dijeron que en París había una de las escuelas de jazz más antiguas. Me dije: vale, pues nos vamos a París.
– Quizá por eso es una cantante de jazz atípica: tan pronto se atreve con standards clásicos como con una versión de Metallica. Además de sus famosos agudos...
– Sí, era como una esponja, ¿sabes? Todo lo que escuché al comienzo de mi estudio lo absorbí. En la escuela de París me descubrieron las canciones de Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Billie Holiday... y lo primero que pensé es que mi voz no valía para cantar jazz. No tenía ese sonido, así que al año quise dejarlo. Pero mi profesor de francés me dejó algunos discos de cantantes de jazz europeas, y tenían otra voz, la suya propia: el jazz no era solo un color, era un espectro. Por eso decidí quedarme y seguir mi carrera.
– Y es por eso que ahora homenajea a esas mujeres en 'Elles', su nuevo álbum.
– Al principio quería hacer un álbum de standards de jazz, pero al recopilar las canciones, descubrí que la mayoría de las canciones estaban cantadas por cantantes femeninas. Así que cambié mi plan y preparé una especie de homenaje a las mujeres que me inspiraron y me conmovieron con sus voces. Puse un límite temporal y añadí versiones de cantantes modernas como Björk y Grace Jones.
– No hay referentes coreanas en el disco. ¿Será posible que sea usted quizá una futura 'Elles' para las nuevas generaciones de cantantes coreanas?
– Ojalá sea así. Cuando comencé a hacer la lista de canciones me salieron más de cien temas y luego tuve que reducirla. Para el álbum me quedé con diez. Pero sí, me encantaría algún día poder hacer el mismo concepto de álbum con voces coreanas porque, por supuesto, también me influyeron.
– La guerra propagandística entre las dos Coreas ha llegado a la música: el Sur ha colocado altavoces en la frontera con música K-pop a todo volumen, que está prohibida en el Norte, en respuesta a sus globos basura. ¿Por qué le irrita tanto a Kim Jong-un?
– Creo que todo lo relacionado con Corea del Sur le irrita, pero al mismo tiempo, no sé... quizá sea un gran admirador y escuche K-pop. Me da mucha pena por nuestra larga historia. Porque mi padre viene de Corea del Norte y solía contarme muchas historias de su infancia allí y de cómo estaban mis abuelos mientras aún vivían. Mi abuela tenía un hermano allí, o sea que debo seguir teniendo familia en el Norte y, sin embargo, nunca sabremos si todavía siguen vivos o no. Porque ese es el único país al que los surcoreanos no podemos ir. Nunca perdemos la esperanza, pero a la vez es una realidad que no puedes creer que siga sucediendo en 2024.
– Sabrá que ahora Netflix está plagado de series coreanas y sus historias de amor romántico, idilios familiares, tradición... que contrastan con las producciones agresivas americanas. ¿Se corresponde con la realidad de la vida allí?
– Es algo que ni siquiera nosotros, los coreanos, podemos creer, porque dondequiera que voy hay gente que habla sobre tal o cual serie o película coreana. Y luego me preguntan: ¿De verdad comes ese tipo de comida? ¿De verdad usas este tipo de ropa? Es asombroso. Durante los tiempos del Covid muchas personas en casa vieron mucho Netflix y es ahí donde se ha dado a conocer nuestro cine. ¿Viste 'Parásitos'? En realidad esa peli muestra el problema social real que está sucediendo en Corea. Pero me hace muy feliz que la gente haya empezado a hablar de nosotros. Cuando fui a tocar a Hamburgo hace unos meses se me acercó un señor y me dijo que su madre de 93 años veía series de televisión coreanas todos los días. Quería agradecerme porque ella estaba tan feliz con su nuevo hobby.
– En 2019, fue nombrada Oficial de las Artes y de las Letras por el Ministerio de Cultura francés. ¿Cómo recibió la noticia?
– La primera condecoración que recibí, la de 'Chevalier', fue en 2009 y ya entonces pensé que se habían equivocado. Cuando recibí el correo, pensé: 'No, no puedo ser yo'. No te imaginas lo feliz que estaba. Diez años después, me condecoraron como 'Oficial' y eso sí que no es nada común. Fue sentir como si los franceses me consideran uno de ellos, que no me olvidan, como si hubiera nacido aquí. Cuando me enteré estaba en Corea con mis padres, y nos pasamos el día todos llorando y tan felices. Vine a Francia solo para estudiar jazz, pensando que después de mis estudios regresaría a Corea, y ahora intento representar el papel de puente entre estos dos países.
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