«Con los escenarios de la playa vuelve el Jazzaldia más lúdico»
Miguel Martín, Director del Festival de Jazz de Donostia ·
Dice que el inicio con Simple Minds en la Zurriola, el miércoles, será una fiesta «para abrir la edición del regreso a la normalidad... pero de una normalidad txikita»Dice que afronta las vísperas del Jazzaldia más tenso que en las ediciones celebradas en los dos años de la pandemia. «Se habla de una ... vuelta a la normalidad, pero yo la llamo 'normalidad txikita' porque seguimos sujetos a los cambios de un tiempo que continúa siendo complicado». Miguel Martín, director del Festival de Jazz de Donostia, detecta de todos modos «ganas de fiesta en los aficionados». El miércoles Simple Minds abre la programación con su concierto gratuito en el escenario de La Zurriola «y va a gustar».
Mantiene su entusiasmo habitual aunque con mayor prudencia. Hablamos primero en su oficina, en el Victoria Eugenia, donde el equipo del festival ultima detalles en plena efervescencia. Luego nos acercamos para las fotos hasta La Zurriola, donde los operarios levantan los escenarios tras dos años de ausencia por culpa de la pandemia. Martín no oculta su satisfacción al ver que el Jazzaldia vuelve a tomar su modelo de éxito, «con jazz en la Trini y otros escenarios y el festival más lúdico sobre la arena».
– Tras dos ediciones casi heroicas, celebradas durante el tiempo de la pandemia, ¿vuelve este año el Jazzaldia a la normalidad?
– ¿Normalidad? Normalidad relativa. Recordemos que esta misma semana se ha sabido que el festival Puro Reggaeton de Madrid, con 35.000 entradas vendidas, no se celebrará, y que el Diversity de Valencia, que decía haber vendido 80.000 entradas, tampoco. Vivimos una normalidad digamos que txikita. Hay entusiasmo en el público, pero las cosas siguen estando complicadas. Este año recuperaremos a muchos miles de espectadores en los conciertos gratuitos, y también tenemos la suerte de que pusimos las entradas a la venta desde noviembre y se vendieron bien. Se llenarán también los conciertos de pago. Pero no olvidemos que en este mundo se están dando estos días cancelaciones de última hora, el tráfico aéreo está muy complicado, el Covid sigue... Es el año de la normalidad, pero como director me da más miedo que los dos años 'anormales' precedentes.
«Es el 'año de la normalidad', pero muy relativa: me da más miedo esta edición que las dos 'anormales' precedentes»
– Esta misma semana han anunciado cambios en la programación, con la caída de algunos de los grupos anunciados en los escenarios playeros.
– Sí. Compañeros de otros festivales, como el BBK Live, el Sónar o el Azkena, cuentan que este año han vivido unos niveles de tensión inauditos por el riesgo de suspensiones o la seguridad en los montajes. Nosotros llevamos también una preproducción más complicada que otros años. Vivimos sujetos a la presión del Covid y sus vaivenes.
– La recuperación de los escenarios de la playa de la Zurriola, tras dos años de ausencia, es el punto más visible de esa vuelta a la 'normalidad'.
– Es fundamental. Mantenemos nuestro esquema, con conciertos más jazzísticos en la Plaza de la Trinidad o el Victoria Eugenia, y un programa más abierto y lúdico en la playa. Por eso esta semana, por ejemplo, cuando hemos tenido que sustituir a grupos que han caído por cancelaciones, hemos apostado por nombres aún más populares como Carolina Durante.
– El antes conocido como Escenario Verde es ahora Keler Gunea, por el cambio de patrocinador.
– Keler ya es patrocinador desde el año pasado, y en esta edición el gran escenario de la playa llevará su nombre. El acuerdo de patrocinio no incluye el nombre del festival, como sí ocurría con el anterior patrocinador, pero Keler estará muy presente.
«Simple Minds no es solo para mayores: es de esos grupos ya leyenda. Y trae a la playa una producción muy potente»
– Simple Minds, anunciado en principio para el 2020, llega finalmente dos años después a inaugurar el festival en la playa.
– Sí, muchos de los nombres anunciados para 2020 vienen ahora. No solo Simple Minds: también Herbie Hancock, Yann Tiersen o Hiromi. Recogemos el hilo que tuvimos que suspender entonces.
– El ajuste de conciertos en la gira de Simple Minds ha obligado a cambiar también las fechas inicialmente previstas del festival, que empieza un día antes de lo anunciado en su momento.
– El cambio ha sido para mejor. La actuación estaba prevista para el día 21, pero algún intermediario anotó el día 20 y organizó así la gira. A nosotros nos viene bien: empezamos el festival ese día, el miércoles 20, con Simple Minds de protagonista absoluto, junto a la actuación del pianista ucraniano Vadim Neselovskye en Chillida Leku, con un gran montaje que hubiese costado encajar en la Jazz Band Ball habitual. Será un gran concierto. Ellos vienen desde el norte de Francia y luego se van hasta la Provenza, porque su gira española comienza más tarde.
«Seguimos siendo un festival que apuesta por el jazz, pero Iggy Pop o Simple Minds dan una coloratura añadida»
– ¿Tiene tirón una formación como Simple Minds para los espectadores más jóvenes?
– En total van a hacer casi 200 conciertos por el mundo. La gente que los conoció en su momento saben qué buenos son, y los más jóvenes también descubren el valor de las formaciones que perduran en el tiempo, ya convertidas en leyendas. Traen una producción potente.
– Los conciertos de la playa son los que más nos asemejan a la imagen de los grandes festivales, tipo BBK Live. Periódicamente alguien se pregunta por qué no cuaja en Donostia un modelo de gran festival. ¿Hay riesgo de que el público más joven vea el Jazzaldia como demasiado clásico?
– El festival se llama «de jazz» y eso puede frenar a cierto público. Pero es evidente que tenemos un modelo que mezcla estilos y que la playa, en su programa de este año, tiene un esquema tan joven como el BBK Live, por ejemplo. La arena permite además disfrutar de los conciertos de forma relajada. ¿Funcionaría en esta ciudad un festival como esos de los que se hablan? El Donostia Festibala, por ejemplo, ha ido cambiando de escenario y de tipo de público sin encontrar el modelo.
«La entrada de Iggy Pop, a 80 euros, es la más cara de nuestra historia pero la más barata de su gira. Y va a llenar el Kursaal»
– En otros sitios, como Bilbao, hay más dinero institucional para festivales de ese tipo...
– Donostia y Gipuzkoa llevan décadas apostando por un modelo cultural más sostenible en el tiempo, y desestacionalizado, porque no hacen falta más eventos en verano. Más que grandes pelotazos se pretenden estructuras a largo plazo, con casas de cultura o bibliotecas, y festivales consolidados como los nuestros, con tanta historia pero tan vigentes.
– Los más veteranos recordarán que el Jazzaldia también fue pionero de un 'público de festivales' con aquellos visitantes que dormía en el frontón Carmelo Balda, llamado con ironía 'el hotel de las estrellas'.
– Sí, y recorarán también que hubo una reacción ciudadana mayoritariamente opuesta... Cada tiempo tuvo su estilo. Eran lios años de conciertos en el Velódromo con 15.000 espectadores.
– Volvamos al festival. Los cabezas de cartel más conocidos han mandado en taquilla: son valores seguros.
– Sí, apenas ha habido sorpresas. Diana Krall, Iggy Pop, Gregory Porter o Herbie Hancock han tirado como se esperaba, y desde que empezó la venta. Pero también ha habido sorpresas positivas: Steve Coleman llenará la Plaza de la Trinidad, lo que produce un verdadero placer al director de este festival de jazz...
– Lo de ver a Iggy Pop en cartel, con un concierto en el Kursaal, fue toda una sorpresa.
– Sí. En una programación con mucho jazz vienen muy bien leyendas como él. Simple Minds e Iggy Pop dan otro color al programa. Es un mito para distintas generaciones que, según la venta, llenará el Kursaal.
– Su concierto salió a 80 euros la entrada. ¿Es la actuación de Iggy Pop la localidad más cara en la historia del Jazzaldia?
– Es la entrada más cara en nuestra historia, pero la más barata en la gira española de Iggy Pop. Y las entradas se vendieron enseguida. El anterior récord estaba en los 75 euros de la entrada de John Zorn, a quien no puede acusarse precisamente de «músico comercial».
«Cada noche en la Plaza de la Trinidad se combina un nombre consagrado con una apuesta joven. Es el modelo que nos gusta»
– Vamos con los 'tapados' de este año. ¿Qué sorprenderá a los aficionados, al margen de los nombres ya conocidos?
– Con tantos nombres ya contrastados en cartel queríamos cuidar especialmente este año las apuestas por lo nuevo, que es una de las obligaciones de un festival como el nuestro. Serán muchas. Por ejemplo, la joven japonesa Miho Hazama, que dirigirá a alumnos y exalumnos de Musikene, en la Plaza de la Trinidad, la misma noche que la esperada Hiromi. Lo mismo ocurre con la apuesta por el joven rompedor Louis Cole, que completa el cartel en la Trini de Steve Coleman. Y Ben Lamar Gay, cantante y trompetista de Chicago de estilo tan indefinible como fascinante, en la velada de Amina. La joven saxofonista Lakecia Benjamin, también impresionante, abre la noche de Diana Krall. Cada noche la Trini unirá a un nuevo valor con un consagrado. Es un modelo que me parece estupendo para el Jazzaldua y para su público.
– Los dos premios Donostiako Jazzaldia son también este año un contrapeso de significativo valor histórico.
– No solo tienen historia, también significación profunda en la evolución de la música. Amina Claudine Myers fue pionera en las vanguardias del jazz y en la lucha por la comunidad afroamericana en Estados Unidos en los años 70, y Mulatu Astatke es el africano que ha traído la riqueza de su mundo al jazz.
«No pienso demasiado en la jubilación»
Confiesa que la muerte de Iñaki Añua, 'alma mater' del festival de Vitoria durante décadas, le emocionó. Martín, de 66 años, vinculado al Jazzaldia desde 1978, no piensa demasiado en la jubilación. «Vamos partido a partido, o edición a edición», dice imitando al entrenador Diego Simeone.
– ¿Cómo ha vivido la muerte de Iñaki Añua, director tantos años del Festival de Vitoria? A nadie se le oculta que la relación entre los festivales de Donostia y Gasteiz no era idílica.
– Como decía el otro día en un foro de directores de jazz, «Iñaki y yo llevábamos desde 1979 dándonos caña». Soy de las personas que mejor le conoce profesionalmente. Tuve grandísimos cabreos con él, y él conmigo, porque cada uno trabajaba por su propia causa. Pero siempre entendía lo que hacía: era tenaz y yo hacía lo mismo. El festival de Vitoria está ahí gracias a él. Me emocionó profundamente la noticia de su muerte, comunicada por uno de sus hermanos.
– Usted también lleva muchos años en este festival.
– En 1978 empecé a trabajar en el festival, del 89 al 91 me dieron 'vacaciones' por los vaivenes municipales, regresé a trabajar en 1992... y así he seguido hasta hoy.
– ¿Le queda cuerda para rato?
– Tengo 66 años. Hacer este trabajo es una suerte: es lo que más me gusta. No he pensado en la jubilación. Ya llegará. El festival de 2022 ya está en marcha, supongo que en 2023 seguiré porque de hecho ya estamos trabajando muchos detalles de su programación, y después ya se verá. Vamos partido a partido.
– ¿Hay relevo para la dirección?
– Trabaja en el festival un equipo amplio y muy válido, pero de momento no hay nada hablado para el futuro.
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