Cullum toma el mando del Jazzaldia
El músico británico abre esta tarde oficialmente la 60ª edición del Jazzaldia con el primer concierto en el Kursaal e inaugura mañana el escenario de la Zurriola con una segunda cita
Con los pies descalzos y por la tangente, arranca esta tarde el Jazzaldia, y así llega Jamie Cullum a San Sebastián: con un jazz capaz ... de mutar y un estándar que, entendido en su sentido más amplio, puede sonar a pop —y el pop a jazz—; un jazz que acepta zapatillas, versiones de Radiohead como si siempre hubieran pertenecido al cancionero de Harlem, y algún que otro salto sobre el piano.
La relación entre Jamie Cullum y el Jazzaldia viene de lejos, es la quinta ocasión que visita el festival, y en su 60 edición firma un nuevo capítulo. Este año vuelve por duplicado, quizá porque una sola noche no le basta para volver a ponerlo todo patas arriba. Ha actuado en solitario, con su banda, acompañado de una big band e incluso como DJ. Ha pasado por la Plaza de la Trinidad, el Kursaal y también por la playa de la Zurriola, donde congregó a 45.000 personas. Fue en 2009, cuando aún era un veinteañero, y después en 2013, en 2015 —en la celebración de la edición número 50— y en 2019.
Esta tarde-noche (20.00 horas) inaugurará el escenario del Kursaal, con entradas agotadas y lista de espera desde el pasado mes de marzo, mientras que mañana lo hará en el escenario Keler Gunea (20.45 horas), en la playa de la Zurriola.
Procedente de Alemania hace dos días y con próximas paradas en Austria, Praga y Londres recala en su escala de dos días consecutivos en San Sebastián, como parte de una gira europea tan discreta como imprevisible. Más que hacer balance de su trayectoria, el músico británico parece empeñado en demostrar que aún no ha terminado con ella. El setlist, según puede intuirse a partir de algunos conciertos ofrecidos en los últimos meses —no todos documentados, ni promocionados en ningún momento por el artista— no busca complacer a nadie, pero acaba haciéndolo. Su propuesta desafía el orden; tanto el repertorio como el género dejan claro que aceptan desordenarse.
La banda sin teloneros
El músico británico, de 45 años, apodado como «Sinatra en zapatillas», se presentará al frente de su formación habitual en la gira actual, un grupo compacto y versátil con el que viene girando en los últimos años. Cullum lidera al piano, acompañado por Loz Garratt al bajo y coros; Brad Webb en la batería; Tom Varrall en guitarra y voces; Rory Simmons, que alterna trompeta y guitarra además de sumar coros; Tom Richards, encargado del órgano, saxofón, percusión y también coros; y Aisha Stuart, que completa el conjunto en las voces.
A diferencia de otros directos de la gira, el festival ha confirmado a este periódico que en esta ocasión Jamie Cullum actuará sin artista invitado, por lo que Billy Lockett no formará parte de los conciertos, a pesar de acompañarle en otras citas recientes de la gira, quien en otras ocasiones ha compartido escenario con nombres como Birdy, Lana del Rey o KT Tunstall.
Jamie Cullum aprendió a tocar el piano de forma autodidacta a los ocho años inspirado por su hermano mayor, el bajista y productor Ben Cullum, y mucho antes de llenar auditorios con un piano de cola, ya había hecho bailar a más de uno desde la cabina de DJ. Empezó su carrera musical a los 16 años, tocando en bares, clubes y hoteles de su pueblo natal en Essex. A los 24 años, era ya una anomalía con éxito: uno de los artistas de jazz con mayores ventas en el Reino Unido, triple disco de platino en su país y autor del que, hasta entonces, fue el álbum de jazz más vendido en la historia de las listas británicas.
En ese momento de ascenso, su primera gira tuvo como artista invitada a una entonces desconocida Amy Winehouse, un cruce precoz que ilustra bien el momento de una escena británica en ebullición. Su estilo, habitualmente encasillado entre el jazz y el pop, fue descrito durante años como una versión más accesible —o directamente pop— del género.
Con sus Converse y un estilo desenfadado, Cullum no solo renovó los cánones clásicos del jazz, sino también su forma de abordarlo: técnica, puesta en escena y actitud incluidas. Desafió a los grandes referentes y quebrantó las normas académicas y ortodoxas del género, con saltos sobre el piano y repertorios donde cualquier cosa puede tener cabida, siempre que suene auténtica. Sin embargo, 'Taller', su octavo disco de estudio, representó un punto de inflexión. Esa etiqueta empezó a desdibujarse: el sonido se alejaba del jazz tradicional y se aproximaba a territorios del soul y el R&B contemporáneo, como se percibe en temas como 'Mankind' y 'Usher'. Un movimiento que no rompía con su trayectoria, pero sí ampliaba su paleta sonora, reafirmando su resistencia a dejarse clasificar.
Todo parece indicar que ambos conciertos recorrerán buena parte de su obra, con margen para la reinterpretación y posibles variaciones en el repertorio. En la gira actual, Jamie Cullum alterna piezas de 'Twentysomething' (2003), el disco con el que empezó a salirse del guion y que fue relanzado en disco de vinilo hace dos para conmemorar su vigésimo aniversario, con material más reciente de su octavo álbum de estudio, 'Taller' (2019), y de 'The Pursuit' (2009), donde el jazz dejó de ser estructura para convertirse en herramienta. Revisa estándares y salta de Cole Porter a Ray Charles, de Nina Simone a Will Holt, intercalando en el camino temas propios como 'Work of Art', 'Next Year Baby' o 'When I Get Famous', atravesados por el soul, el góspel o la rumba.
Y entre medias, versiona a capella con absoluta naturalidad: transita de Cole Porter ('I Get a Kick Out of You') a 'What a Difference a Day Makes' o 'What'd I Say', un clásico que toma prestado de Ray Charles o, llegado el caso, de Radiohead. Incluso se permite presentar temas inéditos, aún sin bautizar, provisionalmente titulados 'Flip Phone' o 'The Reasons', lo que sugiere que está probando material nuevo en directo, quizá con vistas a un próximo disco.
Cullum incluye en sus conciertos 'Everybody Wants to Be a Cat', un tema que nació como número de jazz animado en 'Los Aristogatos' (1970), con la voz de Scatman Crothers, y que él recuperó décadas después para abrir el recopilatorio 'Jazz Loves Disney' (2016), donde vistió de estándar varios clásicos del repertorio infantil. En directo, convierte esa pieza festiva —algo gamberra, casi teatral— en una excusa perfecta para desordenar el repertorio y levantar el ánimo sin perder el swing.
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