«Intento reírme todos los días, la vida es corta»
Junto a Jon Plazaola, Rebeca Sala y Mara Guil protagoniza desde este miércoles al domingo en el Victoria Eugenia la comedia 'Un Oscar para Óscar'
Un joven director es candidato a un Oscar por su cortometraje y viaja acompañado por el ministro de Cultura y la ministra de Hacienda. Una ... acompañante de pago se suma a las alocadas aventuras que se suceden en esta comedia escrita y dirigida por Mario Hernández.
– ¿Si agitamos el cóctel de estos personajes qué surge?
– Una comedia hilarante que tiene dos partes, una es más vodevil, que es antes de que le entreguen el Oscar al personaje que hace Jon Plazaola, que como no tiene dinero no va a recogerlo con nadie más que los dos ministros que lo acompañan. Digamos que uno es rojo y otro es azul, sin poner siglas. Y en la segunda parte salen todas las miserias de cada uno porque los cuatro personajes son bastante cómicos y las situaciones, descabelladas.
– Se entiende que haya un ministro de Cultura, pero ¿qué hace ahí una ministra de Hacienda?
– Porque poderoso caballero es don dinero. La ministra da mucho juego y no voy a decir que sea un personaje que se hace despreciar, pero casi. Es la que maneja el dinero, no te deja coger ni un botellín de agua de la nevera.
– Es una comedia de enredo, inspirada en Mihura y con toques berlanguianos.
– Es muy divertido hacerla, con esos personajes un poco histriónicos, pero hechos desde la verdad, no hacemos farsa. Y sí que es también un poco berlanguiana, porque el texto de Mario tiene situaciones muy rocambolescas, pero que meten el dedo en la llaga. No es una comedia al uso, de sal gorda, sino que te hace pensar un poco, incluso te toca la parte tierna y la lagrimita.
«Hago un ministro de Cultura que es un 'cuñao'. Es un pobre hombre que da repelús, pero provoca simpatía»
– Interpreta al ministro de Cultura. ¿Ha buscado inspiración en alguien?
– Entré a sustituir a Agustín Jiménez, que hacía un ministro maravilloso. Cada actor le da su toque, claro. Lo que no voy a hacer es copiar o calcar lo que hacía el otro, pero una función cuando se representa va engordando y salen cosas mágicas que hay que guardar en la cartera. Y hay varias de estas que son de Agustín y son maravillosas.
– ¿Cómo definiría a su ministro?
– Es el típico 'cuñao', ese individuo que no es malo ni dañino, pero es un cuñado. El público lo ve y piensa ¡no será capaz de hacer eso! Y va y lo hace. Todos simpatizamos con alguien así, que te da un poco de repelús y de vergüenza, pero luego piensas que es un pobre desgraciado. Lo paso muy bien haciéndolo y si te lo pasas bien en el escenario es más fácil que el espectador también se divierta.
– Haga un retrato de los otros tres personajes.
– El que hace Plazaola, el director del cortometraje que va a recoger el Oscar, es una buena persona talentosa. El personaje de la ministra, que hace Mara Guil, es una trepa 'instagramer', una trepa 'influencer'. Y el de la acompañante de pago que interpreta Rebeca Sala es una buscavidas currela.
– Un colega suyo me decía que ellos contaban las risas por minuto. ¿Hacen lo mismo?
– No llevamos la cuenta, eso no me interesa. Fíjate, soy más de preocuparme cuando el público puede llegar a frenarte con carcajadas y aplausos, aunque me encante, porque también me frena el ritmo. Y esta función tiene diálogos muy picados, con un gran ritmo y si por lo que sea dura diez minutos más de lo previsto nos vamos enfadados al camerino. Porque es muy importante que todo esté perfecto, que sea pim, pam, pim, pam.
– ¿Qué tal trabajar con su amigo Jon Plazaola?
– Pues es un placer. Él me llama 'anai txikia' y yo le llamo 'anai haundia', así que fíjate. Fue él quien me lo propuso cuando Agustín no podía seguir con la función y le dije que iba de cabeza. Lo preparamos en un par de días y a estrenar, ya sabes cómo van esas cosas. Pero ahora ya está perfecta y en Donosti vais a ver la función muy rodada, con ritmo y bien bien.
– Con él trabajó cinco años en la serie 'Allí abajo', que se rodó en Sevilla. ¿Muchos recuerdos de aquellas noches?
– ¡Hombre?, este fin de semana he coincidido con Jon en Tarazona en un festival donde cada uno presentábamos un corto y nos estábamos acordando de aquellas noches sevillanas. Es que han sido muchas horas, desde los restaurantes más maravillosos a los garitos más infectos. Tenemos muy buenos recuerdos, nos conocemos Sevilla de pe a pa.
– Me dice Óscar Terol que nunca se ha reído ni se reirá con nadie como con usted.
– Eso es porque me quiere mucho, igual que yo a él. Intento reírme todos los días. La vida es corta, hay que disfrutarla todo lo que se pueda y la risoterapia es necesaria, más en estos tiempos. Y con Óscar Terol con Iker Galartza y con Jon ¡es que nos hemos reído tanto! De hecho 'la cuadrilla' de la serie seguimos quedando una o dos veces al año para pegarnos una comida y reírnos un rato.
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