Rafael Zulaika: «La historia ha sido injusta con Elcano»

- ¿Qué fue lo que le llevó a aceptar el puesto de coordinador de la Fundación Elkano?

- Siempre he pensado que la historia tiene que tener una utilidad social, algo que entronca con uno de los objetivos básicos de la Fundación Elkano. Más allá de quien la investiga y de quien la escribe, que son actividades que se desarrollan en el ámbito de lo académico, la historia tiene una vertiente de divulgación que me parece muy interesante y ese fue el motivo que hizo que me enganchase al proyecto.

- La Fundación va a tener por tanto una función claramente divulgativa.

- La idea es generar un nuevo conocimiento para compartirlo con el resto de la sociedad. Cuando hablamos de nuevo conocimiento hablamos de ir más allá de lo establecido, de superar viejos clichés y de tratar de enmendar percepciones que a veces obedecen más a la repetición de esos clichés equivocados que a una investigación histórica rigurosa.

- ¿Cómo se generará ese nuevo conocimiento?

- La Fundación está en vías de dotarse de un consejo asesor científico que desarrollará su labor a partir de criterios académicos. Nuestra pretensión no es sentar cátedra ni ser los que más sepamos sobre la figura de Elcano. Somos una pequeña estructura que va a fundamentar su trabajo en la creación de redes de colaboración. Ahí es donde pretendemos ser muy eficientes en el logro de los objetivos.

- ¿Y cuáles son esos objetivos?

- Lo fundamental es que ese nuevo conocimiento llegue a tener utilidad para la sociedad actual. Lo que ocurrió hace 500 años correspondía a una serie de retos, de desafíos y de preguntas que se hacía la sociedad de entonces y hoy nos hacemos otras preguntas. Por ejemplo, con respecto al mar, que tiene un papel muy destacado en esta historia, nos preguntamos por su conservación, por el límite de los recursos que nos proporciona, por las posibilidades que ofrece desde el punto de vista del ocio y del tiempo libre... La expedición también abre interrogantes en relación con el descubrimiento del otro porque fue entonces cuando los europeos se toparon por primera vez con civilizaciones desconocidas y cinco siglos después seguimos sin resolver la alteridad. Uno de los problemas que están detrás de la mala gestión de la cuestión migratoria tiene que ver con que seguimos teniendo miedo al otro.

- Buscan apartarse de las rutas más transitadas en el campo de las conmemoraciones históricas.

- Queremos ir más allá de los clichés, no vamos a caer en lo que se hizo en otras épocas. Podemos buscar una figura relevante para que sea utilizada como elemento de cohesión, pero resulta que para Portugal esa figura es Magallanes, para el País Vasco es Elcano y para Filipinas es Lapulapu, que fue el caudillo indígena que mató a Magallanes. Hay que superar ese esquema, es demasiado fácil.

- ¿A quién se va a dar protagonismo entonces?

- Cuando hablamos de Elcano hablamos de uno de los muchos navegantes, marinos y personas vinculadas a la mar que ha habido en este país. Hay una tesis en marcha que explora la red de comerciantes y hombres de mar que, siendo de origen vasco o estando asentdos en el País Vasco, trabajaban en Sevilla, en Valladolid, en la Corte o estaban cerca de la Casa de Contratación de Sevilla. Algunos hablan de un lobby vasco que controlaba los flujos comerciales con el Nuevo Mundo. Hay mucha gente que no tiene ni idea de la existencia de esa red. También tenemos interés en introducir la perspectiva de género. ¿Qué papel jugó la mujer en aquel mundo? Sabemos por ejemplo que la madre de Elcano fue fundamental en la estructura familiar, ella crió y sacó adelante a sus ocho hijos. Habrá que recuperar y dar su justo valor a la tarea que desempeñó la mujer en el ámbito de la navegación.

- ¿Qué opinión se ha hecho de Elcano después de esta primera aproximación? ¿Fue un visionario, un oportunista, un aventurero...?

- Es arriesgado juzgar a un personaje de hace 500 años con la perspectiva del siglo XXI. Lo que sí podemos hacer es intentar aprender de su ejemplo: para Elcano el mar nunca fue una barrera. La mar, sobre todo en aquella época, fue un espacio de oportunidad. En un sitio como la tierra vasca donde los recursos naturales eran muy limitados se cultivaron valores como el emprendizaje o el liderazgo, el ir más allá del mundo conocido. Había tecnología naval y una materia prima fundamental, el hierro. Les bastaron esas dos cosas para empezar a moverse y a realizar intercambios. Además de ser uno de los que aprovecharon ese espacio de oportunidad, Elcano tuvo una capacidad de liderazgo indiscutible porque tomó el mando de la expedición después de la muerte de Magallanes y completó la vuelta al mundo.

- Pero es un completo desconocido fuera de nuestras fronteras.

- La historia ha sido injusta con él, sobre todo desde el punto de vista internacional. Casi toda la bibliografía que hay en torno a la expedición, en especial la que se puede encontrar en la cultura anglosajona o en la francófona, se centra en Magallanes y deja en un segundo plano a Elcano. Es cierto que Magallanes tuvo un papel protagonista a la hora de organizar la expedición y convencer al emperador, pero no se puede hablar de la circunnavegación de Magallanes porque esa decisión no fue de él, sino de Elcano, que se la jugó contraviniendo incluso las instrucciones del emperador cuando decidió poner rumbo al Índico en vez de tomar el camino de vuelta por el Pacífico.

- ¿Rescatar de ese olvido a Elcano va a ser uno de los objetivos de la Fundación?

- Va a ser una parte de nuestro trabajo. Uno de los lemas de la Fundación es 'los vascos, de nuevo en la vuelta al mundo' y eso significa que vamos a intentar colocar en su justo término nuestra aportación en aquel hito. Es un tema de justicia, no se trata de que cada uno eleve al primer puesto del podio a su propio mito, sino de que se haga cierta justicia en lo que respecta a la relación de este país con el mar, con la navegación, con la tecnología que había sido capaz de desarrollar. Fue un hito extraordinario para la humanidad, algo parecido al del primer paso en la luna. Lo cambió todo, desde el concepto que se tenía del mundo hasta la alimentación, que a partir de entonces se enriqueció con la aparición de nuevos ingredientes.

- Fue la primera revolución global.

- Cambió la perspectiva que tenía el ser humano con respecto a su existencia, fue un hito en el paso hacia la Edad Moderna. Lo que hasta entonces había sido impensable se convirtió en realidad. La expedición puso fin a una concepción del mundo que establecía que si se viajaba más allá de unos determinados límites se abrían las bocas del infierno y todo se poblaba de monstruos y pesadillas. Era una perspectiva de amenaza y miedo que se alimentaba desde una óptica religiosa y que saltó por lo aires con la expedición. Eso trajo consigo un cambio radical de mentalidad. Cuando el emperador da cuenta de la carta que le ha escrito Elcano a sus familiares de otras cortes europeas no les habla de que se ha llegado a las Molucas, recoge la frase en la que Elcano dice que se ha demostrado la redondez del mundo. Aunque la apertura de nuevas vías mercantiles era muy importante, es un factor que palidece ante la magnitud del descubrimiento. Los grandes poderes eran conscientes de que vivían un momento histórico extraordinario. A Elcano nadie le puede arrebatar aquello de 'primus circumdediste me', es decir, el primero que me rodeaste.

- ¿Cuándo se van a ver los primeros frutos del trabajo que están desarrollando?

- Tenemos un aliado como internet que nos va a permitir ampliar nuestro radio de acción y hacer cosas nuevas. En la conmemoración de hace cien años se renovaron la plaza y el Ayuntamiento de Getaria y se construyó el monumento a Elcano que se puede ver a pie de carretera. Lo que planteamos ahora desde la Fundación Elkano no tiene nada que ver con lo que se hizo entonces. Vamos a ir más allá con congresos, redes de trabajo, colaborando con portugueses, filipinos, con el mundo anglosajón, con el mundo francófono, con el mundo universitario... De momento estamos como la expedición en 1519, amarrados en puerto y haciendo los preparativos en las naves. Quedan tres años hasta que completemos la travesía.