Jon Gorospe prepara una exposición en Bilbao y en la Gran Manzana

Jon Gorospe vive la mayor parte del año en Oslo (Noruega) y el resto entre Vitoria, donde nació en 1986, además de en todos los lugares a los que le llevan sus numerosas exposiciones y becas. De estas, la última le dirigió a Nueva York, ciudad por la que antes o después pasan la mayoría de los artistas desde hace décadas.

Aterrizó en octubre para estar el mes que le correspondía por haber ganado la beca Guggenheim y que Gorospe convirtió en dos meses gracias a la ayuda del Fondo Fotográfico de Noruega. En el mismo periodo, Raquel Asensi disfrutó de la convocada por el Guggenheim.

«Es una línea en el currículum que te abre puertas», dice el artista desde su estudio en Oslo, una ciudad donde el confinamiento ha sido mucho más benigno que en España.

Además de sumar ese mérito, estar en Nueva York le vino muy bien porque su último proyecto trata de la arquitectura en las megaciudades. «Allí todo ocurre a una velocidad frenética. Es la ciudad en que todo lo mueve el dinero y en la que debajo de la Trump Tower ves a una persona buscando comida en la basura», relata Gorospe.

Eligió para vivir el barrio de Bushwick, en Brooklyn, donde se han ido la mayoría de los artistas porque alquilar un apartamento en Manhattan está fuera de sus posibilidades. «Algunos se están yendo a Nuevo México para poder tener un estudio decente. En Nueva York todo está muy centrado en el mercado. O vendes o no vendes, y si no vendes te expulsan del sistema. Sólo sobreviven los consagrados».

Gorospe expondrá en noviembre en Elizabeth Collective, espacio al lado del Museum of Modern Art, en la Quinta Avenida. En septiembre lo hará en la galería Aldama Fabre de Bilbao que utiliza la casa neoyorquina, en la que vivió Elizabeth Taylor, para exponer allí a los artistas de su escuadra. De los becados por el Guggenheim, antes lo hicieron Helena Goñi y Gala Knörr.