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Desde este viernes hasta el domingo estará en el escenario donostiarra Carles Sans con una función con la que sin olvidar Tricicle, la compañía que ... durante 44 años formó con Joan Gracia y Paco Mir, inicia una nueva aventura escénica repleta de comicidad. Como él mismo dice, es una propuesta para todo el mundo, «pero especialmente para los muy 'tricicleros'».
– ¿Fue cogiendo fuerzas a lo largo de los más de 40 años de Tricicle para decir ¡al fin solo!?
– Nunca pensé ni siquiera imaginé que un día tomaría las riendas de mi propio espectáculo en solitario. Cuando llevas tantos años con algo, en este caso Tricicle, crees formar parte de ello para toda la vida. Y hacer ahora esto ha sido realmente una sorpresa. ¡Y además hablo! Ahora que ya he dado el salto veo que el resultado es estupendo y estoy encantado con la recepción que está teniendo.
– ¿Cómo saltó la chispa?
– Como Tricicle ya comentábamos en los últimos años que quizá nuestra trayectoria se podía acabar. Me iba mentalizando y preguntando si quería retirarme o continuar. Me di cuenta de que me gusta demasiado este oficio como para dejarlo. Hubo un momento en el que tuve que afrontar el problema y así fue como tomé la decisión de seguir. Sabía que no podía hacer lo mismo de Tricicle porque no hubiera sido aceptado. Así que hago cosas diferentes, pero con la gestualidad característica de Tricicle.
– ¿Ha sido difícil el paso del silencio de la palabra?
– Un poco inquietante. Es una apuesta arriesgada porque cuando te ubican durante tantos años en algo, si les cambias el registro les cuesta aceptarlo. Tenía que jugar esta carta y podía haberme salido mal, pero ha sido todo lo contrario. El público disfruta mucho lo que indica que mi trabajo en solitario funciona. Es una propuesta en la que Tricicle está muy presente en todo momento.
– ¿Es una función que gusta mucho a los seguidores de Tricicle?
– Para los 'tricicleros' creo que sí porque en cierto modo es un homenaje a Tricicle. Y también porque hablo mucho de cómo nos conocimos los tres, de momentos vividos, que algunos son hilarantes. Para los 'tricicleros' este espectáculo se reconoce por todos los poros.
– El montaje lo ha creado con la ayuda de José Corbacho, al que hablar se le da muy bien.
– Tengo una amistad con él desde hace muchos años y es un diez como persona. Yo tenía claro el espectáculo en la cabeza, pero necesitas a alguien que lo vea con perspectiva. Se sorprendió sobre todo cuando le dije que iba hablar. Me ha dado muy buenas sugerencias y nos entendimos realmente bien. Necesitaba también alguien que tuviera un toque gamberro que a lo mejor a mí me faltaba un poquito. Ha habido un maridaje muy bueno.
Intérprete. Carles Sans.
Lugar. Teatro Principal.
Fechas y horario. Desde hoy hasta el domingo. A las 20.00 horas.
Precios. 20 y 26 euros.
– ¿Este espectáculo está autorizado por sus excompañeros o lo persiguen por la calle?
– Jajaja. No, no, todo lo contrario. Vinieron al estreno y les encantó. Ningún problema y eso que en Tricicle nunca fuimos público fácil. Fuimos muy exigentes con nosotros mismos a lo largo de nuestra carrera. Quizá también por eso nuestros espectáculos han salido como han salido. No fuimos nada complacientes.
– En la publicidad de este montaje espectáculo se refieren a Paco Mir como el calvito, a Joan Gracia como el gordito y a usted como el guapo.
– Mira, cuando la gente nos quería nombrar pero no se acordaban de los nombres nos definían físicamente. Y me hacía gracia porque siempre decían el calvito, el gordito, y para mí quedaba el guapo. Bueno, ¡no me tocó la peor parte!, jajaja. Y en la función lo comento y también le digo al público que cuando salgan digan a sus conocidos que no se olviden de ver el espectáculo del guapo de Tricicle.
– ¿Tuvo al principio la sensación de que Joan y Paco iban a salir en cualquier momento por una esquina del escenario?
– Me pasaba, sí. Hay un cierto desamparo para los actores que trabajamos solos durante una hora y media en un escenario. Estás solo ante el peligro y es cierto que al principio me daba un poco de yuyu. Después, cuando ves que todo funciona y que el espectáculo transcurre bien y el público no para de reír y te los vas ganando, pues ya está.
– Trabajo pasión, locura, ilusión. ¿Qué es el escenario para usted?
– Un poco todo eso. También te digo que mi compañero Joan al final decía que ya no podía más. O Paco también. Yo en cambio ese nervio de los diez minutos antes de empezar, ese momento de ir a cada ciudad a cada teatro... Es algo que me atrapa y estaré con ello hasta que me canse.
– ¿Hay más posibilidades de que se forme pronto Gobierno o de que volvamos a ver a Tricicle?
– Las dos cosas las veo un poco complicadas sinceramente. Todo depende porque aquí se tiran gobiernos en función de lo que te den. ¡A lo mejor depende de lo que les dé yo a mis colegas para que nos juntemos!
– ¿Cómo es su humor? ¿Se pone límites?
– Me gusta el humor que con el que se pueda reír todo el mundo. Ha sido la política de Tricicle y a mí también me dura esta máxima. Respecto a los límites estamos sujetos a una intolerancia permanente sobre muchos temas y eso a los cómicos nos limita. Ya depende de cada uno lo que quiera limitarse y a lo que quiera exponerse.
– ¿Por qué no hay que perderse '¡Por fin solo!'
– Porque se van a estar riendo desde el principio hasta el final. Y no es un tópico que se suele decir con las comedias. Encargué que se midiera y el público se ríe entre tres y cuatro veces por minuto. Y tienen que venir para rememorar a Tricicle, saber cosas locas de ellos y ver, quizá por última vez, algo relacionado con lo que fue Tricicle.
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