Chillida y su obra en Madrid
El Museo de Escultura al Aire Libre de Madrid, situado en el Paseo de La Castellana 40 se abrió al público en 1970. Aunque su inauguración oficial no tuvo lugar hasta 1979, debido a las dudas existentes sobre la resistencia de la obra civil para albergar la escultura de Chillida, 'Lugar de encuentros III', concebida para ser colgada de los pilares, pero cuyo peso superaba las seis toneladas. Esto hizo que el entonces alcalde, Carlos Arias Navarro, obligara a la retirada de la obra en 1973 a pesar de los informes positivos de los extraordinarios ingenieros que construyeran este paso elevado, Julio Martínez Calzón, Alberto Corral López Dóriga y José Antonio Ordoñez.
Fue el artista Eusebio Sempere -junto a los dos primeros ingenieros citados-, quien propuso la creación del museo, siendo aprobada la idea con celeridad por las autoridades municipales. Muchos amigos de Sempere se unieron con entusiasmo a un proyecto que pretendía acercar el arte «moderno» -como entonces se denominaba- a amplias capas de la sociedad. Un museo que pudiera ser visitado las veinticuatro horas del día.
El conjunto de las diecisiete esculturas abstractas, importantes en tamaño y significado, distaba del academicismo al que era proclive el arte de la posguerra española. Hacer arte libre, acercarse a la naturaleza, comunicarse con ella, y a través de ella, con sus semejantes era la intención de estos artistas. Según Valeriano Bozal: «El rasgo central del arte de la modernidad: la posibilidad misma de relación con la naturaleza». El Museo de La Castellana brindaba a este singular grupo de artistas españoles la posibilidad de entablar un diálogo con la ciudadanía e integrar su obra en la naturaleza, aunque fuera ésta «urbana», domeñada por el trasiego de la ciudad. Muchas de ellas se crearon para el lugar. Es el caso de la obra de Chillida. 'Lugar de encuentros III' es la primera obra de hormigón que realizara el gran escultor vasco, visibles aún las señales del encofrado, en clara alusión al proceso, al origen, la exigencia de partir de cero.
En palabras de Bozal: «Las esculturas de Chillida son trampas en las que apresar la naturaleza… lo inaprensible… y entre lo inaprensible la gravedad, que en la escultura es razón fundamental de la monumentalidad». La retirada inicial del espacio museístico permitió que se expusiera durante largo tiempo en la Fundación Maeght, en Saint-Paul-de-Vence y la Miró en Barcelona, razón por la cual la opinión popular tildara la obra de «varada», dándose en llamar por todos 'La sirena varada', nombre que por lo visto disgustaba a Chillida por la alusión al «encallamiento» sufrido debido a criterios espurios. Ahí sigue estando cuarenta y cinco años después 'La sirena varada', desafiando la intolerancia y también la gravedad… emitiendo con fuerza inusitada un «solido resplandor», en palabras de Octavio Paz.
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