«Donostia es un modelo que estudian a fondo las ciudades que quieren ser capital cultural»
La pandemia revoluciona también el mapa de las capitalidades europeas: Galway y Rijeka lo seguirán siendo en 2021. Imanol Galdos, de Donostia Kultura, relata los cambios
La pandemia revoluciona también el mapa de las capitales culturales europeas, ese club al que entró Donostia en 2016. La irlandesa Galway y la croata ... Rijeka, designadas para disfrutar ese título en 2020, han sufrido en sus programaciones y capacidad de atracción los efectos del virus, y prolongarán su mandato hasta el mes de abril de 2021. Las ciudades designadas para este próximo año aplazan su capitalidad, y se reajusta el calendario futuro.
Lo explica Imanol Galdos, directivo de Donostia Kultura y una especie de 'ministro de Asuntos Exteriores' de esa institución. «Resulta curioso que el modelo de capitalidades europeas, que daba muestras de agotamiento, resurge en este tiempo difícil en que todos nos hemos quedado en casa pero se han incentivado las ganas de intercambiar culturas y modelos y viajar», apunta Galdos. «Hay que ver, por ejemplo, la dura competencia que acaba de vivir Alemania entre las ciudades que pugnaban por ser capital europea en 2025».
Antes de repasar los cambios que afronta el calendario de las capitalidades Galdos comparte una reflexión. «Donostia se ha convertido en un modelo que estudian cada vez más las ciudades que quieren ser capital europea o, simplemente, buscan analizar estrategias de éxito de otros lugares. Ya sabemos que San Sebastián es una ciudad respetada por sus festivales y su programación cultural, pero interesa mucho en la Europa de hoy lo bien vertebrada que está con su territorio, es decir, el conjunto de Gipuzkoa, su diversidad cutural o lingüística y hasta el encaje de lo cultural, lo social y lo económico«.
Galdos, que recuerda su condición de oñatiarra afincado en Donostia, asegura que no cae en el 'ombliguismo'. «Si hablo de nuestra ciudad como modelo es porque en los últimos años son muchas las delegaciones de otras capitales que nos estudian o nos invitan».
«Otras ciudades analizan la vertebración de Donostia con Gipuzkoa y el modelo social, más allá de lo que fue 2016»
Imanol galdos, donostia kultura
¿Será que San Sebastián 2016 cautiva más a los de fuera que a los de dentro? «No hablo solo de la programación concreta de Donostia este año, sino de un modelo que viene de antes y ha prolongado en el tiempo», responde Imanol Galdos.
Victimas del virus
Galway y Rijeka no han podido cuajar su modelo. Las ciudades irlandesa y croata han sido capitales europeas en este 2020 raro y roto sin poder desarrollar buena parte de sus programaciones y con severas limitaciones para la llegada de visitantes. A la vista de la situación la Comisión Europea ha prolongado el mandato de las dos ciudades hasta el próximo abril y pospone la capitalidad de las designadas inicialmente para 2021. Así que el próximo año no habrá más capitalidades.
«Galway es una ciudad que recuerda a Donostia: costera, universitaria, turística, bonita y bilingüe, porque es la zona de Irlanda donde más se habla el gaélico«, señala Imanol Galdos. »Su programación era interesante, también con ciertos nexo de unión con la que hubo en Donostia«.
Más complicada era la situación en Rijeka, en una Croacia sumida en profundos cambios sociales, y de la que se habló mucho en Gipuzkoa en los últimos meses no a cuenta de la cultura, sino del fútbol, por el cruce de su equipo local con la Real Sociedad en la Europa League.
¿Qué ocurre con las siguientes capitalidades? 2021 era un año especial porque tres ciudades iban a compartir mandato: la rumana Timisoara, la griega Elefsina o Eleusis y la serbia Novi Sad. Aunque Serbia no forma parte de la Unión Europea se invitaba a una de sus ciudades. Timisoara y Elefsina aplazan su capitalidad a 2023, que compartirán con la húngara Veszprem, designada desde hace tiempo para esa fecha, y Novi Sad tendrá su mandato en 2022 con las ciudades previstas para ese año, Kaunas en Lituania y Esch en Luxemburgo.
El caso alemán
Con muchas de esas ciudades tiene o ha tenido relación con Donostia, remarca Imanol Galdos, que asegura que las relaciones de San Sebastián con otros lugares han crecido estos meses aunque sea telemáticamante. «La pandemia, lejos de aislarnos, ha incrementado la solidaridad entre las diferentes culturas y los proyectos de colaboración».
Y pone una muestra: el caso alemán. Alemania acaba de vivir una intensa pugna entre las distintas ciudades que competían por ser capital cultural en 2025, año en que toca a ese país. Al final ha ganado Chemnitz, una ciudad del Este que está sufriendo los estragos de la crisis y el populismo, como otros espacios de la antigua República Democrática Alemana. «Se interesaron mucho por Donostia y habrá colaboración, pero también la teníamos con otras candidatas», cuenta Galdos.
Es un ejemplo. Desde Novi Sad, en Serbia, han preguntado por la exposición Tratado de Paz de Donostia 2016, repaso a los conflictos bélicos de la historia que interesa mucho a la ciudad serbia, con tantas heridas aún abiertas. Kaunas, la urbe lituana que será capital en 2022, también ha puestos sus ojos en San Sebastián. Su embajadora en España visitó la ciudad y el Zinemaldia en septiembre y también se plantea una posible conexión con el Jazzaldia desde la profunda cultura de jazz que goza aquel país. Valencia, donde reside la mayor comunidad lituana de España, y Donostia serán las ciudades donde Kaunas presentará su capitalidad.
Futuras colaboraciones
La mesa de Imanol Galdos en Donostia Kultura es un 'mapamundi' de propuestas. Algunas de las ciudades que aspiran a ser capital en Finlandia en 2026 estudian el caso de San Sebastián. La portuguesa Faro, que quiere ser capital en 2027, desarrolla ya proyectos con escritores de otros lugares de Europa, y Juan Kruz Igerabide participó en uno de ellos. Tartu, en Estonia, que será capital en 2024, también mantiene lazos con Donostia. La propuesta de esa ciudad es una de las que más interés despierta en Galdos.
«Somos un sitio pequeño que mantiene su identidad, pero abierto al mundo», reflexiona Imanol Galdos para cerrar. «Somos Donostia, pero Gipuzkoa entera. Una empresa de Oñati, como Ulma, tiene 8.000 trabajadores en 81 países. Eso también intersa a quienes preguntan por nuestro modelo«.
El nuevo calendario
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2021 Galway (Irlanda) y Rijeka (Croacia), capitales de 2020, prolongan su mandato hasta abril de 2021, y ese año ya no habrá más.
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2022 Kaunas (Lituania) y Esch (Luxemburgo), más Novi Sad (Serbia) como ciudad invitada
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2023 Timisoara (Rumanía), Elefsina (Grecia) y Veszprem (Hungría).
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2024 Tartu (Estonia), Bodo (Noruega, país de la AELC) y Bad Ischi (Austria).
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2025 Chemnitz (Alemania) y una ciudad de Eslovenia aún pendiente de designar.
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2026 Ciudades de Finlandia y Eslovaquia, aún en proceso de designación.
Del foro 'municipal' con Abu Dabi a las estudiantes de Utrecht
Las relaciones exteriores de la cultura donostiarra son variadas y van más allá de Europa. Desde el Ayuntamiento de Abu Dabi, ciudad de los Emiratos Árabes tan de actualidad ahora por otras cuestiones, se invitó recientemente a San Sebastián a participar en un foro digital sobre la llamada 'cultura híbrida' y la convivencia de la programación cultural presencial con la telemática. «La experiencia de Donostia Kultura les parecía digna de estudio», dice Imanol Galdos.
Pero el encargado de las cuestiones internacionales de DK destaca también colaboraciones con menos oropeles, como el trabajo que unas universitarias de la holandesa Urecht han desarrollado sobre el modelo donostiarra. «Uno de los grandes 'legados' del 2016 es haber abierto muchas puertas y desatado el interés exterior por lo que hacemos aquí», resume Galdos.
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