Lo van a pagar

Karla Sofía Gascón habló y 'Emilia Pérez' lo ha pagado. A uno le asombra la facilidad con que hemos asumido la cultura de la cancelación y la naturalidad con que no dedicamos ni un segundo a constatar que es injusto y triste que la probablemente mejor película del año, sin duda la mejor película en habla no inglesa, se haya quedado con dos estatuillas de compromiso. En fin, quizás el tiempo ponga en su lugar secundario las desafortunadas declaraciones de la actriz y la espiral de odio, y ayude a apreciar la energía, humanidad y creatividad que regala 'Emilia Pérez' dentro de la pantalla.

Siguiendo con el tono agridulce llega el triunfo de la muy dulciamarga 'Anora', que ni tan mal. No tiene la severa monumentalidad de 'The Brutalist' ni el aire a ya vista de 'Cónclave', con lo que, una vez hundidas las opciones de 'Emilia Pérez', acaso fuera la mejor opción, al margen de que le haya podido favorecer el voto preferencial. 'Anora' es una buena película independiente. La historia de una joven prostituta cuya vida da un giro al casarse con el caprichoso hijo de un magnate ruso funciona como mezcla de géneros, como obra sobre la frustración de los parias ante los poderosos y como colección de personajes imperfectos y entrañables, empezando por la protagonista, que lo mismo sonríe adorable que rompe la nariz a un segurata ruso mientras suelta tacos. Qué frescura que Mikey Madison haya ganado a la veterana Demi Moore.

Fue la gran noche de Sean Baker, que subió hasta cuatro veces al escenario, como guionista, montador, director y productor. Un tipo que se hace querer por su cine, cuyo mejor ejemplo de momento es 'The Florida Project', que siempre mira con respeto y cercanía a personas desfavorecidas en los márgenes de la sociedad estadounidense.