Crítica de 'Quinografía': Queríamos tanto a Quino

No me entiendan mal. 'Quinografía' merece un visionado. Siquiera porque funciona como recopilador de tiras de Mafalda y de afilados dibujos de todas las épocas de Joaquín Lavado Tejón. Qué fuerza mantienen, qué combinación única de espíritu crítico y comprensión humana contenían. Qué nostalgia nos provocan ahora.

Y también merece la pena porque, aunque nos deje con ganas de más, 'Quinografía' es un notable documental/collage con muchas piezas bien colocadas. Con fotografías y filmaciones que cuentan la vida de aquel hijo de emigrantes que nació en Mendoza, sufrió la dictadura argentina y vagó por el mundo apoyado en su esposa Alicia. Con píldoras de muchos familiares, amigos, expertos, entre los que destacan Serrat, el atinado humorista gráfico Rep o una emocionada Milena Busquets (su madre Esther le editó en Lumen).

También las palabras del propio Quino, el miedoso y tierno Quino, el siempre entrañable Quino, en varias entrevistas de distintas épocas, como la que le hizo otro Joaquín, Soler. O la última que concedió, a su regreso a Mendoza. Él reconoce tener «un pesimismo optimista». Y nosotros corremos al trastero, a volver a saludar a Felipe, Susanita. Manolito y compañía. O mejor aún, a leer sus grandes álbumes sin Mafalda: 'Gente en su sitio', 'Quinoterapia', '¡Qué presente impresentable!'...