Carta a mi yo positivo
Crítica de 'Los Fabelman' ·
Spielberg nos invita a su casa, a esta visión algo edulcorada de su infancia (y adolescencia en el instituto), con calidez, su habitual solidez en la realización y la música de John Williams-
Director: Steven Spielberg
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Guión: Tony Kushner y Steven Spielberg.
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Intérpretes: Michelle Williams, Paul Dano, Gabriel LaBelle.
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Fotografía: Janusz Kaminski.
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Duración: 151 min.
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Cines: Príncipe, Trueba, Garbera, Urbil, Niessen, Mendibil.
En los últimos tiempos, varios cineastas han buceado en sus raíces, su infancia y pasado para contar historias. Tampoco se ha resistido a ello Spielberg, ... que en 'Los Fabelman' se distingue por hacerlo desde una perspectiva marcadamente amable. Sus primeros contactos con la cámara no fueron sencillos, su madre estaba desequilibrada y sus padres acabaron divorciándose, pero a sus 76 años Spielberg decide hacer una lectura suavizada y destacar lo bonito, algo que seguramente debiéramos hacer todos al llegar a edades elevadas (aunque cinematográficamente le quite chispa y sinceridad).
Así que, asistimos confortablemente al descubrimiento del cine del niño Spielberg, nada menos que con 'El mayor espectáculo del mundo' y su choque de trenes y asistimos, con mirada tierna y sonrisa en la boca, a sus primeros pasos con una cámara, filmando a su familia y rodando un western o una bélica con amigos boy-scouts. La madre (Michelle Williams) es convertida en un ángel quebradizo, una pianista que dejó los conciertos por su familia, un ser de luz rodeada de sombras. Frente a ella, el científico, su marido ingeniero informático (Paul Dano). Entre ellos, pase lo que pase, mucho amor.
Spielberg nos invita a su casa, a esta visión algo edulcorada de su infancia (y adolescencia en el instituto), con calidez, su habitual solidez en la realización y la música de John Williams. El espectáculo es agradable, aunque tampoco deje huella (ni, opinamos, merezca pasar a la historia con siete Oscars). El propio realizador aparece en el prólogo de la proyección para indicar que estamos en «una carta de amor a mi familia y una carta de amor al cine». Lo es, aunque más parezca una carta a su yo positivo del futuro para recordar las cosas todo lo bonitas que pueden evocarse.
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