Cada una, en su película

Pues no. El cine es un arte etéreo en el que la suma de elementos no garantiza que funcionen en su conjunto. En 'Verano en diciembre', desde luego, no ocurre así. En su primer largometraje como realizadora, Carolina África lleva al cine su propia obra teatral sobre las tres hijas de una viuda, que acaso sobre las tablas transmitiese, pero que en cine, con una realización desmadejada, un guion deslavazado y una falta de autenticidad atroz, no.

El planteamiento presenta, en un agridulce estilo costumbrista, a una viuda a la antigua usanza y algo amargada (Carmen Machi) y tres hijas algo desastres, la 'viva la vida' y bebedora (Bárbara Lennie), cuyo momento cumbre es cuando para un penalti en su equipo de fútbol, la oscurecida por problemas mentales pero responsable que se ocupa de la abuela (Victoria Luengo) y otra con forzados líos amorosos y artísticos (Beatriz Grimaldos).

Nada que objetar, salvo que cada personaje parece que esté en una película diferente con un tono distinto, y que en realidad ninguna de las tres historias, plagadas de tópicos e imposturas, nos interesen.

Sí que hay una bonita escena hacia el final, cuando las tres hermanas hablan con complicidad en un parque infantil, en que parece adivinarse la aproximación a vidas cotidianas que 'Verano en diciembre' pretendía, pero no logra. Para rematar el despropósito, Antonio Resines de sacerdote no hace gracia y la película hace un uso humorístico de la demencia de la abuela (Lola Cordón) que huele a rancio.