Candela Peña | Actriz, protagonista de la obra 'Contracciones'
«En la vida no hay que relamerse con lo ya hecho, hay que volver a cazar»La intérprete catalana representa junto a Pilar Castro el montaje 'Contracciones', una función sobre relaciones laborales tóxicas
Desde hoy hasta el domingo el escenario del Victoria Eugenia acoge una función entre lo distópico y la realidad. 'Contracciones' es una obra que «explora ... la invasión creciente de las grandes compañías en la intimidad de sus empleados», tal como explican sus creadores. Con ella Candela Peña regresa al teatro.
– ¿Estas relaciones entre trabajador y empresa son una mirada al futuro o a lo que ya ocurre?
– Se lo tendríamos que preguntar al autor, que escribió esto para una pieza de radio. Creo que en su día apuntaba a lo que podía pasar y ahora ya es lo que puede pasar porque la tuerca siempre te la puede apretar el que tenga un poco de más fuerza, depende de las necesidades de unos y de las exigencias de otros.
«'Contracciones' es una obra en la que esperas una cosa y sucede otra, como en la vida, que a veces coge otras direcciones»
– Dice el director de la función que es una mezcla de series como 'Black Mirror' y 'The office'. ¿Es una mezcla de lo inquietante y lo divertido?
– No sé por qué lo habrá dicho. Mi opinión es que es una función en la que esperas una cosa y sale otra, como es todo en la vida porque cuando uno se casa nunca piensa en un divorcio. Uno arranca las cosas con ilusión y esta es una función que cuando empieza dices «¡madre mía, madre mía, qué bien me lo estoy pasando!».. Pero luego hay veces en que las cosas cogen otras direcciones.
– Emma, su personaje, ¿es una mujer con posibilidades de salir de esa situación?
– Todos tenemos posibilidades dependiendo de la necesidad o de la inseguridad que tengamos en la vida. Ella arranca en la empresa con muchísimas ganas de hacerlo bien y de poner de su parte. Pero claro, a lo mejor lo que para ella es hacerlo bien, para los jefes no es lo mismo. A veces trabajas mucho por la empresa, pero por mucho que le des llegará un día que si no te necesitan te van a echar. De eso trata un poco la obra.
«En lo audiovisual trabajamos para plataformas, empresas muy grandes donde tú eres un granito de arena»
– ¿Las relaciones laborales son como las personales, al final son relaciones de poder?
– Claro, claro, claro... Es que siempre hay uno que se lleva la peor parte. Siempre hay uno que paga, siempre hay uno que está colocado en un lado o en otro. Pero en concreto la relación que se cuenta en la función me parece que es muy sádica y un poco sadomasoquista. Uno da, da, da, y la jefa pide, pide, pide. Pero si el otro te lo da se establecen relaciones muy tóxicas.
– Cuando hablamos de este tipo de relaciones laborales pensamos principalmente en grandes corporaciones, pero puede ocurrir en cualquier trabajo, también en el ámbito de los actores.
– Se puede trasladar a cualquier empresa y más ahora que en el audiovisual se trabaja para grandes plataformas, empresas muy grandes en las que tú no dejas de ser un granito de arena. Todo el mundo es prescindible, y en mi profesión actores hay muchísimos y cada vez más. Si no estás tú estará otro. Depende de cada uno, de lo que esté dispuesto a entregar. De la ética profesional que tengas o dónde pongas la importancia de tu oficio. Pero claro, lo que no está bien para uno está súper bien para otro. Es la vida y así se han repartido las cartas. Este es el juego en todas las profesiones.
– Se inició como actriz nada menos que con 'Días contados', película que ganó en 1994 la Concha de Oro en San Sebastián.
– Tampoco era muy consciente. Era una niña de Gavà que leía el Fotogramas cada semana, pero no tenía acceso a los grandes festivales y el único que tenemos en España es el de San Sebastián, que lo tenía absolutamente idealizado. Fue una época maravillosa, de la mano de Imanol Uribe. Es que yo arranqué en el cine con un vasco y con un entorno que era una cuna muy importante en ese momento de gente que estaba en el País Vasco haciendo cosas alucinantes, tanto actores como directores, vestuario, directores de arte. Había una gente muy brutal. Tengo un recuerdo increíble.
– ¿Siempre busca ir a lo profundo de sus personajes?
– Hacer por hacer no me interesa mucho. Intento contar historias, que es lo único que importa. Contarlas a personas que se puedan identificar, cualquier persona del mundo. Si siempre contamos lo obvio, la gente con pedradas concretas no podrá hacerlo. Es el rollo este que tengo yo de que el arte debe ser sanador. Tiene que suceder y para eso tienes que profundizar en los personajes, no hacer caricaturas, ni enseñar las cosas solo por encima.
– ¿Que el arte sea sanador no es una meta muy ambiciosa?
– Me da igual lo ambiciosa que sea porque a mí me ha sucedido. Yo soy la hija de los del bar que estaba al lado de un cine. Y para mí poder meterme en el cine y ver esas películas me ha servido. Es ambicioso, pero puede pasar. A mí me ha pasado.
– ¿Estar cerca de los 50 es un momento especial?
– Me queda un año, pero qué quieres que te diga, ni 49 ni 50 ni 63 ni 81 ni 15. En la vida no hay que relamerse en lo que te has comido. Hay que salir a volver a cazar, es el único consejo que le doy al mundo. Cuando estás en el súper y te dicen tú eres la de 'Princesas', pues no, ya no soy esa. Aquel león hace mucho que me lo comí, hay que salir a cazar otra vez. Y siempre es así en esta profesión.
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