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Tarde gris en el cielo y en el ruedo

Decepcionante corrida de Cuadri, que impidió cualquier atisbo de lucimiento de los tres espadas

MANUEL HARINA

AZPEITIA.

Miércoles, 1 de agosto 2018, 07:07

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Qué difícil es ser ganadero. Difícil y tantas veces ingrato. Es lo que íbamos hablando ayer por la tarde Fernando Cuadri y yo camino de la plaza de toros de Azpeitia. Los seis toros a lidiar y el sobrero llevaban casi cinco horas enchiquerados. La suerte estaba ya echada. Los cuatro o cinco años de crianza iban a dar su resultado en un par de horas. Fernando es un ganadero serio, que tiene una camada corta de unos cuarenta toros y había elegido con esmero la corrida. Los 'Cuadri' son toros calientes y se habían dado estopa durante estos dos días de estancia en los corrales. Había habido que separarlos pero en cambio el enchiqueramiento no había sino demasiado complicado. El numeroso público asistente al apartado comentaba las hechuras y el comportamiento con esperanza de asistir a una corrida interesante. Pero a pesar de la esmerada crianza del ganadero y de la elección de los toros reseñados para esta corrida el fracaso fue importante.

Los toros tuvieron salidas espectaculares, incluso dos o tres fueron recibidos con aplausos. Pero hasta ahí. No respondieron con los montados y prácticamente todos los tercios de banderillas fueron un despropósito con más rehiletes en el suelo que en los lomos de los astados. Ya se paraban y esperaban, pero no como ese toro que espera encastado en manso y se arranca cuando piensa que está en ventaja y puede alcanzar al torero. No, sino porque quizás por falta de fuerza o exceso de kilos parecían no ser capaces de obedecer a los cites de los subalternos. Y en la muleta más de lo mismo. Desde los totalmente inmóviles hasta otros que respondían al cuarto o quinto toque e incluso repetían un par de veces.

¿Y con este género qué papel jugaron los espadas que tuvieron enfrente? Rubén Pinar que volvía después de siete años lo intentó en su primero. Tanteó por ambos pitones y se justificó con algún pase suelto a media altura, nada más. Menos incluso en el cuarto que ni se movía cuando el torero citaba. Su labor se resumió en dos ayudados con la mano izquierda. A Tomás Campos le pudieron sus dos enemigos. Para un torero que está empezando tiene que ser muy difícil ponerse delante de toros como los de ayer. Un poco más centrado en el tercero pero en los dos, series de pases deslavazados, inconexos, con demasiadas precauciones y toreando hacia afuera.

Lo único meritorio fueron algunos momentos de Pepe Moral. Bajó y corrió la mano toreando en redondo al segundo que incluso humilló en alguna ocasión; y en el quinto logró sacar algo más de partido cruzándose poco a poco y citando hasta lograr que el toro embistiera. Así surgieron series por el pitón derecho, de dos o tres pases y el remate y alguna por el pitón izquierdo con varios naturales largos y meritorios.

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