¿Qué diseñan los locos, disfrutan los cuerdos y critican los inútiles?

'Antxon Elósegui, desgranando una vida' es un libro de conversaciones de este empresario, carnavalero y perejil-de-todas-las-salsas con el escritor también tolosarra Joxemari Iturralde. Cuenta Iturralde que Elósegui se resistía al libro porque podía entenderse como un ejercicio de vanidad, y que fue el propio escritor quien insistió porque consideró que las vivencias y reflexiones del protagonista merecían ser contadas. Por fortuna, Antxon aceptó. Y con una condición marca de la casa: el importe de la venta del libro va destinado íntegramente a la asociación Zutani, que combate la pobreza y la exclusión social en Tolosa.

Uno de los valores del libro radica en su aparente sencillez: Elósegui e Iturralde conversan en sus páginas como si estuviesen en una tertulia de bar. Van saltando los recuerdos: algunos tan locales que son solo para los muy tolosarras y otros tan divertidos que arrancan la sonrisa incluso a los 'incultos' en materia de tolosarrismo. Cobran una fuerza especial los vinculados a la 'guerra y paz' del país. Porque Elósegui repasa con sinceridad las amenazas de ETA, sus 'cruces' al otro lado de la muga para hablar con Peixoto, los salvajes asesinatos de su amigo Patxi Arratibel, a su lado y en pleno Carnaval, o de su sobrino Javier Gómez Elósegui, psicólogo de la cárcel de Martutene. Son páginas que sin mayúsculas no solemnidades retratan cómo el terror ha convivido con nosotros de una forma tan «cotidiana».

El conjunto del libro es luminoso. Elósegui nació en una familia humilde, es un claro de ejemplo de 'self made man' a la vasca, empresario que empezó vendiendo materiales de construcción, participó en la creación del CIT de Tolosa y eventos como el certamen coral o la colección de esculturas de los grandes artistas vascos en las calles de la villa tolosarra, ha gozado la chufla en los Carnavales o en los sanfermines y la pasión por los toros, fomentado la solidaridad con las más desfavorecidos y creado una gran familia, la directa de sangre y la de los amigos que le queremos.

Aún le queda mucho por hacer y mucho por celebrar. Iturralde tendrá que preparar otro libro con la segunda parte de esa vida, la que empieza a los 90 años. «La emoción es de donde salen las ideas», suele repetir Antxon Elósegui. En eso estamos.

Donostia también ve estos días cómo una utopía se convierte en realidad, con una ópera de cámara montada sin hacer ruido, y al máximo nivel, para un final de junio. No está mal. El jueves asistimos al estreno en el Victoria Eugenia de 'Il re pastore', el montaje de la obra de Mozart promovido por la entusiasta Donostia Musika, la entidad que capitanea Carlos Benito. Se trata de una elegante y minimalista reconstrucción de la obra de la mano del director escénico Guillermo Amaya y con un estupendo elenco en el que destacan unas poderosísimas Arantza Ezenarro y Elena Sancho, donostiarras que han triunfado o triunfan en Alemania y han vuelto a casa para cantar en su salsa. Es un milagro que se explica por la imaginación y perseverancia de Benito, médico de día y melómano de noche. Hoy hay una segunda oportunidad de disfrutarlo.

Algunos tuvimos la oportunidad de verla en Sevilla y ahora la fortuna de recuperarla en el espectacular montaje del Museo de San Telmo. La gran exposición que reconstruye 500 años después la aventura de Juan Sebastián Elcano y los suyos es uno de los 'top' del verano guipuzcoano. La visita merece la pena: el gran viaje, aquí cerca.

mezquiaga@diariovasco.com