Ayuntamiento y Sade se dan dos meses para pactar una solución para el Bellas

Tras renunciar el Gobierno Vasco a la protección del edificio Bellas Artes de San Sebastián, la propietaria del inmueble y el Ayuntamiento donostiarra han llegado a un acuerdo para encontrar en un plazo de dos meses una solución de futuro para el antiguo cinematógrafo, ubicado en una singular parcela del Ensanche Cortázar. En gesto de buena voluntad para que las conversaciones lleguen a buen fin, la titular del edificio ha accedido a suspender la reclamación patrimonial de 13,7 millones de euros dirigida contra la Administración municipal hace dos años.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco cuestionando la protección otorgada al edificio por el Gobierno Vasco sin tener en cuenta su estado de ruina económica y fáctica dio hace un mes un giro a la polémica sobre la conservación de este inmueble. El Departamento de Cultura ha renunciado a continuar con el expediente de protección del edificio y el Bellas vuelve, como quien dice, a ser un asunto municipal. El Ayuntamiento, y en concreto el alcalde Eneko Goia, que siempre se ha mostrado muy crítico con el protagonismo asumido por el Gobierno Vasco en este tema, han mantenido en las últimas semanas conversaciones con la Sade para tratar de encauzar un acuerdo. El primer fruto de ese diálogo es que ambos han acordado «solicitar la suspensión de la vía judicial relativa a las reclamaciones patrimoniales» que demandó en 2015 la empresa al consistorio y que ascendían a la cantidad de 13,7 millones de euros, por las cargas que se imponían a la parcela tras su catalogación como bien cultural con categoría de monumento.

Según una nota de prensa de la Alcaldía, ambas partes han acordado «fijar un plazo temporal para buscar una solución pactada que dé una salida a la actual situación del inmueble», un plazo que será aproximadamente de dos meses, según ha podido saber DV. De aceptar el juez la solicitud, «se abrirá un plazo en el que el consistorio y la empresa titular del Bellas Artes trabajarán para encontrar una solución negociada».

El alcalde ha valorado el «gesto de buena voluntad» de la Sade al suspender la demanda y su disposición a buscar un entendimiento para hallar «una solución que combine utilización y protección» del edificio. Goia se declara dispuesto a «agilizar las conversaciones para encontrar una salida en un plazo razonable». «Lo peor que nos puede pasar es que el edificio siga como está: sin uso y en constante deterioro», añade. El alcalde asegura que se trata de un edificio singular de la ciudad «con un valor artístico y también sentimental para los donostiarras» y afirma que el Ayuntamiento «trabajará para que este punto emblemático de la ciudad no se vea alterado en su esencia».

Tras la anulación de la protección otorgada por el Gobierno Vasco, el edificio vuelve a estar incluido dentro del grado C del Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc), lo que permitiría su derribo y reconstrucción manteniendo el chaflán de la esquina y recuperando el diseño original de la fachada (Ramón Cortázar, 1914) con algunos cambios. El caso es que cuando el Ayuntamiento decidió otorgar este blindaje flexible al edificio, en los años 2013/14, la Sade aún barajaba llevar a cabo un proyecto hotelero, un uso que ha ido descartando con el paso del tiempo. Ha llovido mucho desde entonces y es una incógnita si será posible otro tipo de uso para la parcela (como el comercial) y con qué proyecto arquitectónico. La empresa guarda silencio.