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FELIX IBARGUTXI
Lunes, 19 de diciembre 2016, 07:55
El miércoles 21 se cumplirán 25 años de la muerte de José Miguel Barandiaran, el ataundarra considerado como una de las figuras claves de la cultura vasca del siglo XX. Ya han comenzado los actos de recuerdo, y el mismo día del aniversario la Fundación José Miguel de Barandiaran celebrará un solemne acto en Sara, la casa de Ataun en la que el sabio vivió tras su exilio de 17 años en Iparralde.
Estos últimos meses se ha desarrollado un ciclo de conferencias en las capitales vascas, bajo el título genérico de 'Europa, Barandiaran y los valores', organizado por la mencionada fundación. Uno de los conferenciantes ha sido Asier Barandiaran, profesor del departamento de Lengua y Literatura de la UPV y vicepresidente de la Sociedad de Estudios Vascos/Eusko Ikaskuntza, un especialista que no está emparentado con el ataundarra. «Es un personaje aún cercano en el tiempo del que podemos sacar valores para el mundo actual. Barandiaran nos habla de trabajo duro, humildad, rigor, agudeza, honestidad, bondad», ha manifestado el profesor.
«Barandiaran fue una persona arraigada en los valores cristianos -expuso Asier Barandiaran en su conferencia-. Pero por otro lado, el estar en contacto con culturas diversas le ofreció visiones diferentes y siempre apostó por la persona. Solía decir 'Yo desearía que me recordaran como una persona que ha amado el amor'. La bondad, agudeza, honestidad, solidaridad, verdad, justicia, el trabajo bien hecho y una cadena larga de valores es lo que definen a Barandiaran». Los otros conferenciantes han sido Ixone Fernandez de Labastida ('Barandiaran y la sociedad vasca'), Argitxu Camus ('Barandiaran y Europa') y Gaspar Martínez ( 'Barandiaran: la ciencia y la fe').
Por su parte, Argitxu Camus ha manifestado: «José Miguel de Barandiaran fue un europeo convencido. Aprendió francés, alemán e inglés por su cuenta. Cuando era muy joven, se abrió a la ciencia europea. Estudió de los antropólogos, etnólogos y lingüistas más famosos de la época. Va a por la ciencia hasta la fuente misma para poder compararla con sus propias ideas. Y desde entonces veremos al ataundarra en numerosos cursos en diversas universidades de Europa, bien como estudiante y como profesor. El trabajo de Barandiaran le ha aportado mucho a la etnología europea».
Gaspar Martínez ha valorado así la relación entre la ciencia y la fe: «Barandiaran ante todo fue sacerdote. Además, también era arqueólogo, antropólogo, etnólogo, historiador... es decir, un hombre de ciencia. En cambio, supo compatibilizar la religión y la ciencia. Un ejercicio difícil, teniendo en cuenta los estrictos postulados de la Iglesia católica de la época. Puesto que los estudios realizados para esclarecer sus dudas estaban basados en trabajos de investigación de personas de fe, Barandiaran para lograr la tranquilidad absoluta, quiso poner sus ideas al nivel de otros investigadores de diferentes creencias».
Según Ixone Fernandez de Labastida, «una de las facetas más estudiadas de José Miguel Barandiaran es la de antropólogo. Sin embargo, con el paso del tiempo y a la luz del contexto histórico en el que desarrolló su obra, Barandiaran podría considerarse también como un activista social. Gracias a su particular metodología y a su objeto de estudio, este antropólogo contribuyó tanto a mitigar el discurso sobre la raza procedente de Europa así como a reconstruir los lazos sociales y el sentimiento de identidad cultural compartida en Euskal Herria».
La Fundación José Miguel de Barandiaran, que tiene su sede en Vitoria-Gasteiz y es la encargada del mantenimiento de la casa Sara, fue creada 1988 por Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos y el propio Barandiaran. Cuenta con el patrocinio del Gobierno Vasco, el Gobierno de Navarra y las tres diputaciones vascas.
Una de sus tareas ha sido la edición de los diarios del sabio, la reedición de la revista 'Anuario de Eusko Folklore' -dirigida por Barandiaran- y de otras obras del ataundarra. En la página web se puede leer un ejemplar de 'El hombre primitivo en el País Vasco', con anotaciones del propio José Miguel.
Actividades en el museo
Por otra parte, el Museo Barandiaran, situado en el barrio de San Gregorio de Ataun, ha tenido una programación especial en el mes de noviembre, con motivo del aniversario del fallecimiento de José Miguel. A lo largo de una semana, todos los escolares de la localidad pasaron por el museo, divididos por ciclos, para rendir su pequeño homenaje. Pidieron a los alumnos que trabajasen en torno a las pasiones del sacerdote ataundarra -la mitología, la arqueología y la etnografía- y en base a ello le dedicasen unos dibujos y frases. Los papeles fueron luego colgados en los manzanos que bordean el museo.
De esta manera se quería relacionar a los niños con uno de los sucedidos más conocidos del cura de Ataun. Resulta que el adolescente José Miguel, que entonces estudiaba en el seminario de Vitoria, regresó a casa tras finalizar el curso escolar muy contento porque había obtenido muy buenos resultados y le habían aprobado dos cursos en uno. Se sentía orgulloso y volvió con sus compañeros a Ataun echando cohetes en el tren. Pero cuando llegó a su casa no sabía todavía que su madre le iba a enseñar una de las grandes lecciones de vida. Le dijo una cosa que nunca olvidó, y la repetía a la menor ocasión. La madre le llevó ante la puerta del caserío, donde tenían un manzano, y le dijo en euskera: «¿Ves ese manzano? Cuando más lleno de fruta, más inclinado. Debes ser humilde».
El museo de Ataun se inauguró en 2010. Hace especial hincapié en los mitos recogidos por Barandiaran. Y precisamente esos mitos se difunden también en varios espectáculos teatrales llevado a cabo todos los años por un grupo nutrido de ataundarras. El primero de ellos surgió hace más de veinte años y se ha llevado a cabo por las fiestas de San Martín. Luego ha cobrado fuerza otro que se escenifica por sanjuanes.
En el año 2006, cuando se presentó el proyecto del museo ante los medios de comunicación, Jesús Altuna -el arqueólogo que tantos años trabajó junto a José Miguel- dijo que las dos grandes facetas de Barandiaran fueron la de arqueólogo y la de etnógrafo, y que es más relevante esta última. «Si Barandiaran no hubiera hecho excavaciones, los yacimientos arqueológicos seguirían ahí; en cambio, si José Miguel no hubiera recogido las leyendas de boca de los baserritarras, nunca hubiéramos conocido nuestro acervo mitológico. Barandiaran salvó muchas cosas de la muerte: mitos, leyendas, saberes y decires antiguos».
Esa última frase de Altuna ha sido repetida múltiples veces. Así es, Barandiaran salvó muchas cosas de la muerte.
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