Nestor Basterretxea: «Decidí ser una persona culta y conocer las distintas herramientas expresivas»
En su última entrevista concedida a propósito de la exposición antológica "Forma y Universo", en marzo de 2013, el escultor vasco habla sobre su vida y los hechos que marcaron su obra
TERESA FLAÑO
Sábado, 12 de julio 2014, 10:53
Nestor Basterretxea (Bermeo, 1924). La exposición antológica "Forma y Universo" permite profundizar en su obra variada y dramática. La entrevista transcurrió en el salón de su caserío Idurmendieta, acompañados por los constantes trinos de "Caruso", «que seguro que nos está insultando todo el día por tenerlo encerrado en una jaula».
¿Cómo se encuentra?
Cansado. Llevo unos meses que no me encuentro demasiado bien. La verdad es que tengo 88 años y debe ser normal sentirse así. En los dos últimos años he envejecido diez? Pero bueno, es ley de vida.
¿Qué es "Forma y Universo"?
Es una retrospectiva de 240 obras. Soy de la opinión que una retrospectiva más seria debería haber tenido cuatrocientas. Pero en el museo los espacios dependen ahora de los bancos y donde yo expongo, la sala BBK, es grande. Lo que sucede es que en mis más de sesenta años de trabajo he producido muchas obras. El camino que he recorrido ha sido el normal. Los genios suelen saltarse ese orden, pero en mi caso fue una andadura con todas las etapas clásicas. Primero trataba de figurar o testimoniar la naturaleza y cualquier otro motivo copiando lo más exactamente posible. Con los años fui alejándome de esa actitud y todo lo que dibujaba y pintaba ya estaba encaminado a ir investigando poco a poco, pero apasionadamente, distintas técnicas. Así llegué a un estilo figurativo expresionista y dramático.
¿Por qué dramático?
Siempre estuve marcado por haber padecido el exilio por causa de la Guerra Civil española. Tras vivir en Francia cinco años estalló la Segunda Guerra Mundial, Hitler ocupó gran parte de Europa, desde Finlandia hasta Hendaya. En nuestra escapada forzosa los alemanes nos alcanzaron en San Juan de Luz. Mis hermanos y yo no sabíamos dónde estaban nuestros padres, que habían salido de París precipitadamente, sumándose a aquella riada de dos millones de personas que se desplazaban hacia el sur solo con lo que podían llevar a cuestas. Finalmente pudimos tomar un barco. Estaba previsto que alcanzáramos Buenos Aires en quince días pero se convirtió en un éxodo de año y medio porque la guerra ya se había generalizado. Tuvimos que soportar situaciones difíciles, con paradas de varios meses en Casablanca o Dakar, en los tres barcos que empleamos hasta llegar a Argentina. Si he dicho que mi evolución fue hacia una estética de formas y colores dramáticos es porque no todas las obras de arte se realizan con un programa previo. Muchas veces los hechos que nos suceden en la vida se imponen como temas obligados. El exilio siempre ha estado en mi obra con un dramatismo que nada tiene que ver con lo teatral. Sufrimos mucho. Abrirme a la vida en ese ambiente bélico de una extrema dureza me marcó en todos los aspectos, finalmente te vence.
Pero cuando llegó a Argentina se encontró con un mundo diferente?
Recuerdo que en Buenos Aires hallé un remanso de paz, incluso de fraternidad, de amistades espontáneas. Cuando estaba de dibujante de publicidad para la compañía Nestlé confundía el ruido de los tranvías con el de los aviones alemanes. Poco a poco fui recuperando la normalidad. De seguir detallando lo que fue mi vida requeriría una explicación excesiva para una entrevista y no voy a entrar en las diferentes etapas de mis avances conceptuales de mis dibujos, pinturas y esculturas por esas fechas. Solo me gustaría referirme a unas ideas que me imponía. Las pinturas desde entonces han sido planos limpios con formas abstractas, pensando que lo nuevo debe nacer sin envejecimientos artificiales añadidos, solo con os que el paso del tiempo va añadiendo a las obras.
¿Puede poner un ejemplo de alguno de sus trabajos o series?
En la Basílica de Arantzazu yo pretendía utilizar mis pinturas murales sin perforar visualmente el plano del muro, pero fracasé porque un amarillo siempre va a estar delante de un marrón oscuro. Los colores claros visualmente siempre están delante. No pude conseguir lo que yo pretendía en el tratamiento a través del plano de los temas. Es un ejemplo de cómo en la marcha del oficio a veces se acierta y otras no.
¿Y qué ha tenido en esa larga lucha artística, más aciertos o desaciertos?
Sin duda más aciertos. De otra forma me hubiera rendido.
Hace poco comentaba que a lo largo de su carrera había abarcado mucho pero no sabía si había profundizado lo suficiente.
Lo que dije es que temía estar viviendo aquel dicho: «El que mucho abarca poco aprieta». De todas maneras no soy yo quien debe juzgar ese comportamiento mío. El tiempo dirá si está justificada esa amplitud de intereses que he tenido a lo largo de mi trabajo por prácticamente todas las posibilidades que al artista se le plantean en su labor creadora. El público puede juzgar en esta exposición que estoy celebrando en el Museo Bellas Artes de Bilbao. Es una buena muestra de lo que estoy diciendo.
El también artista Peio Aguirre es el comisario de "Forma y Universo". ¿Le dio muchas instrucciones para orientarle a la hora de proceder al montaje?
En las exposiciones ha aparecido la figura del comisario. En mi caso me confié del todo en Peio Aguirre. Él eligió de mis obras las que más le interesaron e hizo el montaje como entendía que debían estar expuestas. El resultado ha sido magnífico. Quienes visitan la muestra descubren esa variedad que para mí ha sido el terreno natural de mi expresión artística. Yo quería ser arquitecto, pero dos guerras fueron como dos muros infranqueables que se alzaban en mi destino. Entonces decidí ser una persona culta y conocer las distintas herramientas expresivas sin quedarme solo en una o dos de ellas.
Si Basterretxea es conocido por algún trabajo concreto es por la serie Cosmogónica Vasca sobre la mitología vasca que está depositada en el Museo Bellas Artes de Bilbao y cuyas maquetas se encuentran en la sede de las Juntas Generales de Gipuzkoa. ¿Es uno de los momentos de los que se siente más satisfecho?
Una de las constantes de mi trabajo es mi obsesión por seguir avanzando porque crear es sinónimo de inventar. Llegas a la conclusión de que si no aportas algo al panorama de tu tiempo puedes quedarte en ser un buen hacedor que es lo que pasa con la mayoría de los artistas. En mi caso yo entendí lo vasco como una suma de esculturas sobrias, hieráticas, que eran traducciones de lo que yo entendía como espíritu de nuestro pueblo, pero interpretado desde una estética contemporánea. Me fijé que la mitología vasca no estaba prácticamente representada en nuestras vidas o por lo menos no era conocida. Por un sentido de respeto al pasado y una consideración hacia nuestros antecesores, pues ellos vivieron sumergidos y creyendo en esa valoración metafísica, me apoyé en las investigaciones que ya había hecho José Miguel de Barandiaran para elegir las deidades que poseían unos claros poderes sobre el pueblo vasco. Así nació la serie Cosmogónica Vasca. Fui muy consciente de que mi empeño era el de dar corporeidad a lo que habíamos heredado por vía oral y que, naturalmente, las imágenes que nacieran tuvieran valor escultural. Tengo que decir que ha sido un esfuerzo del que presumo por la fuerza y la razón de su novedad. Estoy orgulloso de haberlo realizado de esa forma.
También ha destacado su vinculación con el grupo Gaur.
El grupo Gaur que creó Oteiza con la aportación de los mejores artistas que había en Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Navarra, fue un auténtico cambio de dirección del arte vasco. Desde entonces, las características de lo vasco no consisten en el espectáculo exterior figurativo que nos habían dejado nuestros antecesores. Fueron extrañamente indiferentes a los movimientos que sobre todo en París se formaron cambiando la visión de estéticas que resultaban caducas. Nos resultaba muy extraño que nuestros pintores y escultores no se impregnaran de aquella valentía del espíritu que se agitaba en esos años. Desgraciadamente en el grupo Gaur aparecieron las disputas, por lo visto insalvables, entre Oteiza y Chillida, hasta tal punto que se formaron dos grupos contrarios y deshicieron lo que había sido una eclosión que situaba el panorama artístico vasco entre las estéticas nuevas.
Nunca ha callado sus opiniones sobre política y especialmente sobre políticas culturales. ¿Cómo ve ahora ese mundo con todos los recortes que está sufriendo?
El mundo cultural, si puede llamarse así ahora, tiene que defenderse con mayor energía que nunca pues pocas veces ha sufrido tantos desprecios y actitudes irresponsables como los que estamos soportando. Es un drama enorme y no veo el tiempo en que pueda seguir creciendo la estatura de las artes. Lo concibo como una situación insostenible.