Los txalos del final suenan mejor

Eso mismo da mayor valor aún a la presencia de Pogacar, que ha renunciado a dinero y ha sacrificado días de descanso para estar presente en la Clásica de San Sebastián. Si participa, no es solo para recibir los aplausos que a buen seguro le dedicarán en la salida. Buscará también los del final, más agradables todavía.

Valverde reaparece tras el atropello. Aparte del homenaje preparado por los organizadores, la afición le dedicará el suyo a un corredor protagonista numerosas veces en esta prueba. Y al que a sus 42 años todavía echa de menos el equipo Movistar. No veo en sus filas a nadie capaz de destacar más que el murciano tanto en San Sebastián como en lo que resta de temporada, incluida una Vuelta a España en la que puede estar en juego incluso la permanencia en la máxima categoría mundial.

Las bajas de última hora de Van Aert y Alaphilippe nos dejan sin dos grandes candidatos a la victoria y amargan la miel, pero la talla de la participación es indiscutible en calidad y cantidad. Presumo una pugna desde el principio entre los equipos interesados en llegar con ventaja a la ascensión a Murgil y aquellos con ciclistas capacitados para romper la carrera e irse solos o poco acompañados en la empinada subida hacia Igeldo.

Murgil les va bien a Pogacar, a Evenepoel y a un Simon Yates que esta semana ha demostrado que durante el mes de julio no se ha limitado a ver el Tour por televisión. El UAE de Pogacar se presenta con un buen equipo y al completo. No es poco después de lo sufrido en el Tour.

Erlaitz, continuación casi de Jaizkibel, ofrece alternativas de ataque y complica la tarea de control en un grupo principal que a buen seguro será ya selecto cuando la carrera baje a Oiartzun.