Primoz Roglic, la guinda de última hora
El esloveno del Red Bull encabeza un plantel con otros dos top-10 del Tour, Oscar Onley y Tobias Johannessen, y el UAE de Ayuso y Del Toro
La Clásica de San Sebastián nació el 12 de agosto de 1981. Era un miércoles, en plena Semana Grande de Donostia. El programa incluía ... una fiesta infantil del pedal antes de la llegada de los corredores al Boulevard y un critérium nocturno al que invitaron a los mejores amateurs vascos, entre ellos Julián Gorospe. Siete equipos en la línea de salida, solo uno extranjero, el Peugeot de Roche, prometedor entonces a sus 21 años.
La prueba cumplirá pronto 34, se ha hecho grande y hoy en día no hace falta perseguir la contratación de una figura para dar lustre a la participación. Puede darse el caso de que la víspera aparezca alguien de la talla de Primoz Roglic para poner la guinda al pelotón que toma la salida hoy a las 11.20 en Alderdi Eder.
El esloveno ha incorporado a su calendario la ahora ya Clásica de San Sebastián por longevidad y trayectoria. Doble ganador de la Itzulia (2018 y 2021), además de vencedor de cuatro ediciones de la Vuelta a España y de una del Giro de Italia, es uno de los mejores ciclistas de la última década, aunque a sus 35 años la figura de este antiguo saltador de esquí se haya visto ensombrecida por la aparición de Pogacar.
Roglic viene de terminar octavo en el Tour y de cuajar un ofensivo periplo alpino. Ha atacado como en busca de la victoria de etapa y de mejorar posiciones en la general, objetivos que se le han resistido.
Nacida con vocación de Vuelta a Gipuzkoa con un primer recorrido, el de 1981, que llegaba a Eibar y subía a Elgeta por Karabieta antes de pasar por Udana, regresar a Donostia, llegar a Irun y ascender Jaizkibel por donde hoy en día se desciende, el trazado ha evolucionado a la par que el ciclismo de élite. Ha incorporado dureza en la parte final con Erlaitz y el muro de Murgil, que se recupera este año tras tomar Bordako Tontorra el relevo en la pasada edición.
Buen conocedor del terreno, Roglic tratará de jugar sus cartas ante un plantel en el que encontrará oponentes de entidad aunque la ausencia de Pogacar, Vingegaard y Evenepoel invite a pensar lo contrario. La línea de salida reúne hoy a tres de los diez mejores del top-10 de París.
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Oscar Onley, cuarto, y Tobias Johannessen, sexto, parten con la intención de aprovechar el rodaje y el golpe de pedal que da el Tour. Combatir la fatiga psicológica para llegar a San Sebastián con hambre de victoria habrá sido uno de sus retos esta semana. Vencer en Donostia supondría un espaldarazo para la carrera de cualquiera de los dos, que no andan sobrados de victorias. De hecho, han brillado antes en la mejor carrera del mundo que en otras donde sobre el papel cuesta menos destacar.
Picnic y Uno-X
Onley, escalador de solo 22 años, puede encontrar en Erlaitz una buena rampa de lanzamiento. Tendrá a su entera disposición a Van den Broek y Barguil, escudero del Picnic.
Tobias Johannessen, que corre en el Uno-X junto a su hermano gemelo Anders, acumula anécdotas. El Tour, de hecho, ha estado lleno de sobresaltos para este noruego de 25 años. Una maniobra suya originó la caída de Pogacar en la etapa de Toulouse. En el Mont Ventoux, un desvanecimiento obligó a colocarle una máscara de oxígeno y evacuarle en ambulancia. En la Clásica Var de 2024 se equivocó de pancarta en la llegada al Mont Faron y, mientras celebraba la victoria, Lenny Martinez se la arrebató sobre la misma línea de llegada.
También Quinn Simmons puede tener algo que decir en la llegada hoy al Boulevard. No ha parado de atacar durante las tres semanas del Tour. Ojo a su equipo, Lidl-Trek, completado por Giulio Ciccone, que reaparece tras un accidente en el Giro.
Ojo también al EF, con Neilson Powless y Harry Sweeny a la cabeza. El estadounidense ya ganó la prueba en 2021 y el australiano está en forma. La motivación de ambos está garantizada bajo la dirección del irundarra Juanma Garate. Groupama confía en la punta de velocidad de Gregoire; Bahrain, en el punch de Lenny Martinez; y Jayco, en la pareja Plapp-Schmid.
Una vez más, la Clásica plantea un tú a tú paralelo entre quienes acaban de concluir el Tour y aquellos cuyos objetivos de la temporada se sitúan más adelante. Es el caso de Juan Ayuso, de regreso a las carreras tras la retirada en el Giro. No ha corrido ni en junio ni en julio. Dos meses enteros, periodo durante el que un compañero suyo del UAE le ha discutido su condición de apuesta de futuro.
Del Toro, favorito
Es mexicano y se llama Isaac del Toro. Segundo en el Giro, ha cuajado un mes de julio convincente con tres victorias de etapa y la general final en la Vuelta a Austria, el triunfo en Terres de l'Ebre y un segundo puesto con sabor a primero en Ordizia detrás de su compañero Igor Arrieta. Demuestra una chispa fuera de lo común. Acelera como nadie. Si llega al pie de Murgil en el grupo de cabeza y sin un desgaste excesivo de fuerzas, frenarle se antoja casi misión imposible.
Son los mimbres de una prueba en la que caben distintas estrategias. Algunos conjuntos moverán piezas antes de entrar en el tramo Erlaitz-Murgil. Otros, los poderosos, saldrán con la intención de controlar la carrera hasta el momento de la verdad. Así ha sido en la Clásica desde el 12 de agosto de 1981.
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