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Miren Garmendia registra en el ordenador las ventas realizadas ayer en la gasolinera, pues con el apagón tuvieron que apuntar todo a mano. Iñigo Royo

«Lo de ayer fue un caos, hoy toca recuperarse»

Comercios de Astigarraga y Hernani, unas de las últimas localidades del territorio en recuperar la corriente eléctrica tras el apagón nacional, afrontaron el día de ayer «como pudimos, había que seguir adelante»

Claudia Turiel y Jon Munarriz

San Sebastián

Martes, 29 de abril 2025, 16:59

Si este lunes la palabra en boca de todos era «caos», este martes era el turno de «normalidad». No se ha hablado de otra cosa. Las localidades de Astigarraga y Hernani fueron las últimas del territorio en recuperar la corriente eléctrica, a eso de las 20.30 horas de la tarde, haciendo que las jornadas laborales de los comercios de la zona se vieran trastocadas durante gran parte del día. Había que pensar rápido pues todos tenían un objetivo en común: «salir del paso», resumen. Cada uno a su manera. Cafeterías, supermercados, farmacias, gasolineras... Algunos se vieron obligados a cerrar; otros, a pesar de las dificultades, pudieron «salir del paso» hasta que se hizo la luz.

Ainara Cruz Ogiberri (Astigarraga)

«Pudimos hacer algo más de pan gracias al calor del horno a pesar del apagón»

Una rutina tan básica como comprar una barra de pan al mediodía para acompañar la comida se vio ayer trastocada por el gran apagón nacional a eso de las 12.30 horas. Ainara Cruz se encontraba trabajando en el Ogi Berri de Astigarraga cuando «de repente se fue la luz». Aunque este era el menor de sus problemas. «Los hornos dejaron de funcionar, las fermentadoras...». Por unos instantes, el «miedo» se hizo con la panadería. Al menos, «ya habíamos vendido gran parte de lo horneado y, como el horno seguía caliente, pudimos meter algo más de pan», cuenta un día después de lo sucedido.

Y es que si algo destaca Cruz es que la gran aliada de la jornada fue la libreta. Como a la vieja usanza «tuvimos que ir apuntando, con papel y boli, todo lo que ibamos vendiendo, su precio... Tampoco se podía pagar con tarjeta, porque no funcionaban los datáfonos, y la gente ya no está acostumbrada a llevar dinero en efectivo», se queja. Eso sí, cuando volvió la luz a las 20.30 horas de la tarde «nos tocó pasar todo manualmente al ordenador. Como hoy en día todo está tan digitalizado...», destaca recordando los inconvenientes generados por este apagón histórico.

Sara Landa Bar Kaizoku (Astigarraga)

«Servimos los cafés con leche a temperatura ambiente»

A pesar del apagón, el buen tiempo ayudó a amenizar las horas de incertidumbre. El sol, la temperatura, la desconexión a internet... Para muchos, el plan perfecto consistió en acercarse a los bares y cafeterías de la zona para disfrutar de la compañía de familiares, amigos y compañeros de trabajo en las terrazas. Los hosteleros, entonces, tuvieron que «seguir adelante, sí o sí», cuenta Sara Landa, del bar Kaizoku en Astigarraga. Al principio «no podía creer lo que estaba pasando» pero, antes de dejarse consumir por el «caos», Sara no quiso perder tiempo.

«Empezamos a servir cosas que no necesitaran elaboración, ni ser calentadas en microondas, como pueden ser bocados de jamón, patatas...». Y es que, al no tener corriente eléctrica, «¡no podíamos ni calentar un café!», cuenta ahora la encargada del bar a risas, todavía incrédula. «Servimos los cafés con la leche a temperatura ambiente», añade. Sea como fuere, los trabajadores del bar fueron rápido y siguieron algunos pasos clave. «Lo primero de todo fue avisar de que ningún trabajador abriera el frigorífico o el congelador, para tratar de mantener la temperatura interna el máximo tiempo posible», explica. También miraron «cuánto tiempo podían aguantar así los electrodómesticos. Vimos que eran unas 24 horas, algo que nos tranquilizó», confiesa. ¿Lo siguiente? «Buscamos si había algún generador disponible, pero estaba todo agotado». Así que no quedó otra opción que «comprar bolsas y bolsas de hielo, para refrigerar los refrescos, las cervezas... ¡Hubo hasta quien le echó un hielo al vino!», recuerda. «Los clientes fueron muy comprensibles y entendieron la situación», cuenta ahora agradecida.

Miren Garmendia gasolinera Avia de Carabel (Hernani)

«Hoy somos uno más porque hay una gran carga de trabajo, hay que ponerse al día»

Miren Garmendia resume el día de ayer desde la gasolinera Avia de Carabel como uno «caótico». No sabe ni contar cuánta gente «venía a intentar repostar gasolina, rellenar el coche por miedo, pero claro, no tenemos generadores y no se podía repostar», asegura. Eso sí, «estuvimos abiertos durante el apagón porque la sección de tienda y venta de comida sí estaba abierta y en funcionamiento».

El trabajo fue tedioso, pues «tuvimos que ir apuntando a mano todas las ventas, como a la vieja usanza». 2 cervezas, 4 refrescos, 1 chocolatina... Y es que todavía tienen a mano el montón de papeles utilizados para anotar las compras, pues «hoy toca recuperar la normalidad y ponerse al día. Hoy somos uno más trabajando porque, a pesar de que antes de cerrar ayer estuvimos pasando todos los datos a la base de datos, esta mañana todavía quedaba trabajo por hacer», apunta.

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