«He oído un golpe y luego gritos, era el niño»

La tragedia se desencadenó pasadas las dos y media de la tarde, en un barrio residencial de nueva construcción, en la muga con Ergobia. En lo que todo apunta a un fatal accidente, tal y como precisó el alcalde de la localidad, Xabier Urdangarin, el pequeño se asomó a la ventana de su casa con la mala fortuna de que se precipitó al vacío, desde una altura de al menos 9 metros. La Ertzaintza ha abierto una investigación, pero desde el primer instante se barajó el accidente como hipótesis principal. En el momento de los hechos el menor, según fuentes municipales, se encontraba en la vivienda con su madre. Los efectivos sanitarios desplazados al lugar tan solo pudieron confirmar la muerte del pequeño que aún no habría cumplido los dos años. Era el menor de cuatro hermanos -el mayor tiene 7 años-, de una familia de origen saharaui que lleva muchos años viviendo en Astigarraga y que, como precisó el alcalde, son considerados «unos astigartarras más».

A las 14.39 horas la policía municipal de Astigarraga recibía el aviso de la comisaría de la Ertzaintza de Hernani tras una llamada realizada a SOS Deiak. Cuando llegaron al lugar de los hechos, solo pudieron confirmar el fallecimiento del pequeño. Agentes de la unidad de investigación de la Ertzaintza también acudían al domicilio para iniciar las correspondientes pruebas y recabar datos sobre lo sucedido. Según fuentes municipales, el padre del niño regresaba al domicilio en ese momento, tras haber sido alertado del suceso. «Estaba fuera, le han avisado y ha llegado muy afectado», indicaron.

Tanto la familia, como la vecina del bajo adonde se precipitó el menor, tuvieron que recibir atención psicológica. «Estamos destrozados», decía la mujer, que en el momento de los hechos se encontraba con su marido en casa, en una tarde que se tornó en tragedia. «Hemos escuchado un golpe fuerte, pero he pensado que era algún crío con los patinetes», reconocía de inicio, ya que pegado a la pared de su terraza se encuentra un circuito de 'pump track' (para hacer acrobacias en bicicleta) donde ayer seguían jugando niños, ajenos a la tragedia ocurrida apenas a unos metros de distancia. «Solemos escuchar ruidos de la zona con las bicicletas o los patinetes. Por eso al principio no le hemos dado importancia», explicaba la vecina. Hasta que la tragedia se hizo evidente. «Al momento se han escuchado gritos, eran de la madre. He salido corriendo fuera, a mi terraza...»... No puede seguir hablando. «Y lo he visto allí. Criatura...».

Con la angustia en el cuerpo, continúa. «Enseguida ha venido la ambulancia, han entrado en casa, pero no han podido hacer nada», explica mientras la Er-tzaintza realizaba en su casa labores de investigación. «Esa imagen no la vamos a poder olvidar en la vida», acierta a terminar la frase. «Estamos destrozados».

Mientras la policía vasca hacía su trabajo en el interior de la vivienda, el silencio se adueñó de la zona. Los vecinos de los alrededores que se asomaban por las ventanas comentaban en voz baja el terrible hecho. Sobre las 17.15 horas, se procedió al levantamiento del cadáver. Antes la Ertzaintza había acordonado toda la calle y colocaba un biombo a la entrada del portal. El llanto desconsolado del padre, que acompañó hasta el coche de la funeraria Polloe el cuerpo de su pequeño, sobrecogió. En cuanto arrancó la furgoneta, el hombre volvía a entrar al edificio, y regresó el silencio a la calle. A la media hora, se acercaron dos psicólogos de ayuda psicosocial de la Cruz Roja para atender en esos primeros instantes a la familia así como los vecinos que fueron testigos de la dramática escena.

Hasta el lugar de los hechos se acercó también el alcalde de Astigarraga, Xabier Urdangarin, para interesarse por la familia «Todo apunta a que ha sido un desgraciado accidente, una verdadera desgracia». El primer edil acompañó a la familia durante parte de la tarde, y les trasladó todo el apoyo que necesiten ante esta dramática situación.

Algunos paseantes se detenían un momento frente al edificio de viviendas al ver el revuelo. «No los conocemos, pero me he enterado al pasar por aquí. ¡Qué pena!», decían. Otros se quedaban paralizados al enterarse de lo sucedido. «¡Que se ha caído un bebé de casi dos añitos! ¡Qué pobres!».

La vivienda está situada en el barrio de Arrobitxulo, se trata de una zona de bloques de reciente construcción en Astigarraga, prácticamente pegada a Ergobia. Está rodeada de parques donde ayer las familias aprovechaban el día festivo con sus hijos para pasar la tarde mientras jugaban. «No se me quita de la cabeza, todos aquí tenemos hijos pequeños, te pones en la piel de la familia y no te lo quieres imaginar», decían en un municipio teñido de luto, otra localidad conmocionada en una semana especialmente trágica en Gipuzkoa tras el accidente mortal de Lezo, en el que perdieron la vida dos jóvenes de una misma cuadrilla y otros dos se encuentran hospitalizados.