«Desde mi obra, siempre tengo que tocar puertas y corazones»

–¿Qué historia hay detrás de 'Blood'?

–Es una obra muy explosiva, que surge totalmente desde el instinto. Una tarde de este pasado agosto estoy trabajando en el ordenador, en otro proyecto. De repente, oigo la noticia de la vuelta del gobierno talibán y me remueve. Ese mismo día, empiezo a tejer una pieza con idea de hacer algo con ella. Experimento con el cuerpo, decido desnudarme ante la cámara, aunque no se me vea. Hago una serie de 29 autorretratos para ir ubicándolos en redes, con la intención de publicar cada día una obra y mencionar una de las prohibiciones que el gobierno talibán impone a las mujeres y a las niñas afganas. Están lejos, pero hay un nexo de unión muy fuerte. Miraba a mi hija, que tiene 17 años y se me ponían los pelos de punta. Quería crear un poco de movimiento con otros artistas en las redes sociales. No sé... tenía que hacer algo

–¿Y cuándo decide presentarse al concurso?

–El certamen estaba ahí y la verdad es que yo no sabía si la disciplina fotográfica formaba parte del certamen. Cuando confirmé que sí, decidí concursar, pero me parecía que a la obra original le faltaba algo. Quería que fuera más cañera, que no pasara desapercibida en caso de que fuera seleccionada, que golpeara. Entonces, decidí trabajarla digitalmente para convertirla en una especie de póster y le metí el rojo, que está en el contexto de la obra por la sangre que ha sido, es y será derramada.

–Natalia Cambronero es más conocida en Irun por proyectos artísticos asociados a los derechos humanos, como los presentados por AskatasunArte, especialmente los relacionados con el campo de Gurs. 'Blood' es una obra personal, pero mantiene en ella el trasfondo social.

–Sí, porque para mí es una responsabilidad. Como artista, nada me satisface más que transmitir una denuncia. Desde mi obra, siempre tengo que tocar puertas y corazones. Valoro muchísimo el trabajo de todo artista, en cualquiera de sus manifestaciones, pero yo me desenvuelvo mejor en este campo. Entiendo el trabajo así. Es un componente para mí imprescindible. Desde hace siglos, el arte ha transmitido los movimientos sociales.

–Irunesa y primer premio del Adour-Bidasoa. Ya puede decir que es profeta en su tierra.

–Si eres artista y eres de Irun, quieres ganar el Adour-Bidasoa, porque es el premio de tu ciudad y porque es un certamen importante. A todos nos gusta que se nos reconozca el trabajo, pero nos gusta mucho más que se nos reconozca en casa. Es lo que más cuesta y por eso tiene doble valor. Yo llevo doce años enfocada en mi carrera artística. Irun sí que conoce un poco mis proyectos más asociativos, pero quizá mi trayectoria personal sea más conocida fuera.

–Una trayectoria que comenzó en la escuela Kunsthal.

–Sí y tengo un magnífico recuerdo de aquella escuela, cuando estaba en aquel garaje de la avenida de Salis. Tengo un buenísimo recuerdo también de Susana Zaldivar, mi profesora de artístico, muy cañera pero genial. Esos fueron mis comienzos. La vida me sacó luego del mundo artístico, me dediqué un tiempo al mundo de las finanzas, con el que no tenía nada que ver, hasta que un día me pregunté: ¿pero qué hago yo aquí? No sentía para nada lo que estaba haciendo y me lancé a la piscina.

–¿Y en qué aguas anda nadando ahora?

–Ahora estoy trabajando en algunos proyectos de carácter social, que no puedo dejar y estoy preparando una exposición de arte textil sobre una de mis primeras series, que se llama 'Soka'. Habla de la epigenética y lo transgeneracional. Es una serie que está realizada con obras de tapiz, de escultura textil, de videoarte, en la que trabajo con el cuerpo y con la cuerda. Habla de todas esas cuerdas y nudos que nos van atando a generaciones anteriores y que nos hacen vivir situaciones y experiencias que muchas veces son simples repeticiones guardadas en nuestro árbol genealógico. Creemos que heredamos el color de los ojos, el pelo o los gestos, pero heredamos también un montón de vivencias y de reacciones. Somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron. Es un proyecto que define muy bien mi obra y que me gustaría muchísimo traer a Irun.