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Los cómics, el cine, la televisión y la cultura pop asiática están presentes en las obras de Judas Arrieta (Hondarribia, 1971), conocido artista contemporáneo que ... hace pinturas, dibujos, esculturas, murales, instalaciones de vídeo... Su obra está presente en numerosas colecciones y ha sido ampliamente expuesta en Europa y Asia.
–Te sigues divirtiendo mucho con lo que haces.
–Sí, ese es el objetivo, no aburrirme ni aburrir.
–¿Y cómo es el proceso creativo?
–Pues depende mucho del proyecto. Básicamente primero busco mucha información, que suele ser buscar en Internet muchas imágenes relacionadas con lo que voy a pintar, la temática o sobre el encargo. Antes, cuando no había Internet, utilizaba cómics, vídeos, sacaba fotos, hacía fotocopias... Ahora es mucho más cómodo. Con esas imágenes hago collages de forma digital. Eso serían los primeros bocetos. Y después, una vez que tengo el boceto finalizado, ya tiro a la pieza grande. Suele pasar que como no siempre tengo encargos, suelo utilizar esas imágenes para trabajar en formato pequeño, en dibujos, que es lo que se comercializa más. Lo que sí hago es dibujar mucho y esos dibujos también los utilizo.
–Has pintado en toda clase de formatos y de soportes. ¿Te quedas con alguna experiencia?
–Es que no me quedo con el soporte, me quedo con la experiencia de pintar. No hay un soporte que me guste más que otro, me adapto a todos los soportes.
–Estaba pensando en aquel gran mural de Boise –en 2016 pintó un mural de 300 metros cuadrados en un hotel–. Aquello tuvo que ser toda una experiencia.
–Cualquier proyecto nuevo y cualquier soporte que se pase de lo normal siempre es un reto, porque al final no sabes hasta qué punto vas a poder materializarlo. Pero hay que echarle ganas y no tener miedo.
–En tus obras hay mucha información, quieres contar muchas cosas.
–Quiero contar quién soy, a qué generación pertenezco, también la formación que he tenido. Lo que yo traslado a través de los cuadros es la forma de ser de una generación que ha crecido con unos cambios drásticos. A principios de siglo XX hubo unos cambios que influenciaron un montón a artisas como Picasso, Dalí... Y a nosotros nos ha tocado vivir esa evolución de lo analógico a lo digital. Hemos crecido en un tiempo de bonanza en el que aparecieron los videojuegos, la televisión. Intento plasmar todo esto. Pero también hablo de la identidad.
–¿De la identidad?
–A través del arte uno puede cumplir sus sueños. A mí, no sé por qué, siempre me ha atraído Asia. Desde pequeño, viviendo en la zona del Bidasoa tenía la posibilidad de ver canales franceses y ahí emitían un montón de series japonesas y yo me quedaba colgado. A partir de ahí empiezas a coleccionar cómics, luego te interesas por saber de dónde vive eso. Y dices, ¿por qué he nacido en Hondarribi y no en Japón? El arte te da la posiblidad de jugar con ese interrogante. Y luego siempre intento hacer como apología. Creo que da igual de lo que seas fan, puedes utilizar ese amor o esa afición para tener una vida profesional relacionada con ello. Me considero un afortunado por hacer lo que me gusta. Todos sufrimos en la vida, pero por lo menos, si haces lo que te gusta...
–¿Dónde te formaste?
–A nivel educación tengo una formación tradicional y occidental. Me he formado en la Universidad del País Vasco, he aprendido Historia del Arte, he conocido a los clásicos, a los artistas contemporáneos y mi forma de hacer o entender el arte es europea u occidental, pero los motivos que yo utilizo para pintar mis cuadros vienen de Asia. De vez en cuando hay interferencias de cosas relacionadas con Disney, o con películas de cine occidental o con tamas relacionados con la cultura vasca... Al final los cuadros en cierta medida son un espejo, un reflejo mío, pero a la vez quieren ser un espejo de quien los observa, también. Si conoces a Shin Chan, empiezas a tener una relación diferente con ese cuadro. Son cuadros que se disfrutan por capas, pero a la vez plantean interrogantes y en base a la formación de cada uno se pueden leer de una manera u otra.
–¿Sigues teniendo relación con los artistas que estuvieron en la residencia de China?
–Pues con algunos de ellos, sí. Fue una experiencia dura. En aquella época me interesaba crear un puente porque la experiencia que yo había tenido en China fue muy enriquecedora. Pero claro, para el que lo organiza es un estrés añadido. A mi juicio tuvimos pocas ayudas, faltó interés.
–¿Y qué tal la vida de nuevo en Hondarribia?
–Muy bien. Cuando nació mi hija lo tuvimos claro, aguantamos dos años más en China y luego vinimos aquí, porque creo que este es uno de los mejores sitios para criar a una hija.
–¿Cómo va la agenda para este año?
–Pues por el momento no tengo nada programado, pero ando con muchas cosas, tengo obra en distintas galerías en Estados Unidos, China... Hago muchas cosas, también camisetas, con Wear Banzai y en mi caso soy mi propio representante, galerista, buscador... Suelo hacer colaboraciones con galerías, museos, pero yo voy por libre, como los samuráis, sin amo. Eso sí, me entran también encargos por Internet. Estoy en la web judasarrieta.com y sobre todo, en Instagram: judas_arrieta.
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