Ertzainas y forenses examinan el pabellón en el que se hallaron ayer los dos cuerpos sin vida, en el barrio de Olaberria de Irun. Fotografía: F. de la Hera | Vídeo: Dani Soriazu

El autor del crimen de Irun y su socio se peleaban a menudo por dinero

El consejero de Seguridad Josu Erkoreka confirma la información adelantada por El Diario Vasco de que Josu Recalde «mató» a Ignacio Ábrego «y después se suicidó» en un pabellón privado del barrio de Olaberria

Iñigo Morondo, Edu Prieto y Aiende S. Jiménez

Irun

Viernes, 21 de abril 2023, 06:37

Irun sigue conmocionada por el crimen cometido ayer en el barrio de de Olaberria y en el que, presuntamente, Josu Recalde mató con una escopeta ... de caza a su socio Ignacio Ábrego y después se suicidó. El consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ha confirmado esta mañana la información adelantada por El Diario Vasco y en la que se recogían las circunstancias en las que se produjo el homicidio. Erkoreka ha sido tajante ante «las evidencias recogidas por la policía científica y los forenses, por la posición en la que se encontraban los cuerpos». «Recalde asesinó a Ábrego y después se suicidó», ha explicado el consejero este viernes a la entrada del Parlamento Vasco.

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Recalde, de 53 años, y Ábrego, de 47, eran vecinos y socios que compartían negocios desde hace años. De hecho, una disputa económica habría sido el detonante del crimen mortal, que ha conmocionado a Irun, ya que ambos pertenecían a familias muy conocidas en la localidad fronteriza. Ignacio era padre de un hijo y residía con su pareja en el barrio de Lapitze. Josu estaba casado, tenía dos hijas y residían en el caserío Aranburu, cerca de donde se produjo el terrible suceso. «Sobre la motivación y las hipótesis hay mil posibilidades y es lo que vamos a investigar. Sabemos que tenían una relación económica, de propiedades y de negocios. Pero la investigación tardará un tiempo», ha añadido Erkoreka.

Los hechos ocurrieron sobre las 10.30 horas de la mañana en un pabellón situado en una parcela entre los caseríos Aranburu, de la familia Recalde, y Zamora, de la familia Ábrego, que ambos varones habían adquirido hace años y que utilizaban para diferentes fines, si bien el negocio de referencia es un aparcamiento de larga estancia para caravanas. Allí se habría producido una disputa entre los dos vecinos por causas aún por determinar que provocó que uno matase al otro con su escopeta, con la que se suicidó después.

Fueron familiares de Josu Recalde los que sobre las 11.30 horas hallaron los cuerpos sin vida de los dos hombres y dieron el aviso a emergencias. Los cadáveres se encontraban en el interior del pabellón, al pie de un tractor cerca de la puerta. Fuentes consultadas señalan que cada uno presentaba un solo disparo mortal, y que uno de ellos lo tenía en la cabeza. Al lugar se trasladaron agentes de Protección Ciudadana y de reacción inmediata (Bizkor) de la Ertzaintza, donde confirmaron el fallecimiento de dos personas y activaron a la comitiva judicial.

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Recursos de investigación territorial de la Ertzaintza en Gipuzkoa y forenses analizaron la escena del crimen y recogieron muestras de los cuerpos y del lugar que servirán para la investigación. Unos trabajos que se prolongaron durante horas, según indicaron fuentes del caso. Finalmente sobre las 18.00 horas se realizó el levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados en un furgón funerario a la sede del Instituto Vasco de Medicina Legal en Gipuzkoa, donde hoy se les practicará la autopsia.

El resultado de la misma determinará las circunstancias en las que se produjeron ambas muertes, ya que no solo se analizarán las heridas de bala, sino que se estudiarán todas las evidencias recogidas en la escena del crimen. Entre ellas será determinante comprobar si existe residuo de pólvora en las manos de los fallecidos y el estudio de la trayectoria de los disparos, para saber cómo y a qué distancia se produjeron.

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«Cómo se lo digo a mi madre»

El cordón policial se estableció en el acceso al caserío Aranburu, donde se congregaron decenas de periodistas. Hasta allí se acercó también el hermano de Ignacio Ábrego, Pablo, totalmente abatido por lo sucedido. «A ver cómo se lo digo ahora a mi madre», se preguntaba. El hombre explicó a este periódico que había recibido una llamada de teléfono en la que le comunicaron el fallecimiento de su hermano. «Creo que ha sucedido sobre las 10.30», comentó visiblemente afectado. Sobre el presunto asesino de su hermano explicó que «es un vecino. Estaban todo el día juntos. No sé qué ha pasado porque no me dejan pasar y no me dicen nada», señaló refiriéndose a las dotaciones de la Ertzaintza que custodiaban el cordón policial.

Durante la jornada se produjo también un gran trasiego de personas que iban a recoger un vehículo o a dejar un perro a los terrenos de los fallecidos y que no podían acceder por el cierre perimetral. Según pudo confirmar DV, ambos hombres compartían varios negocios. Eran dueños de los terrenos donde se ubican los antiguos pabellones Montero, un complejo en el que tenían montados varios negocios, entre ellos un aparcamineto de larga estancia para caravanas, aunque también realizaban reparaciones de vehículos (camiones, motos y coches) y se guardaban perros de caza. En uno de los pabellones del complejo, en el otro extremo del aparcamiento de autocaravanas, fue donde aparecieron los cuerpos sin vida de los dos hombres.

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Estos negocios y desavenencias con la gestión de los terrenos generaban a menudo disputas entre los dos socios. «Discutían a menudo por dinero», señala un amigo de Ignacio Ábrego, quien relató a este periódico que últimamente les había contado que tenían problemas por los alquileres de las autocaravanas. «Discutían con el precio, porque ahora lo alquilaban a 75 euros al mes y uno quería subir a 100 y el otro no», explica abatido por lo ocurrido. «Me enteré de lo que había pasado y le llamé. No me cogía y me empecé a preocupar. Luego me llamaron para darme la mala noticia», relata. Otro allegado asegura que un vecino que se había encontrado con el hermano de Recalde ayer por la mañana le había dicho: «Mi hermano se ha suicidado».

Clientes del parking de caravanas contaban ayer que Josu Recalde había estado en una situación de salud muy delicada a raíz de un grave accidente de caza que tuvo el pasado otoño. Tras pasar por Cuidados Intensivos, fue trasladado a casa después de aproximadamente mes y medio de ingreso hospitalario. Aunque la evolución fue mucho más favorable de lo previsto las secuelas seguían siendo, al parecer, muy severas.

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Incredulidad en Irun

La noticia de la muerte en circunstancias tan violentas de estos dos vecinos de Irun se recibió con incredulidad en la localidad. Ambas familias son conocidas, especialmente la de los Ábrego, que regenta una conocidísima carnicería y tienda de delicatessen en el centro de la ciudad desde hace muchos años, negocio que ayer se cerró tras lo ocurrido. El propio alcalde de Irun, José Antonio Santano, también mostró su consternación por lo sucedido. «A la espera de la investigación policial sólo pienso en dos familias destrozadas. ¡Muy triste!», publicó el primer edil de la ciudad fronteriza en redes.

Por su parte, el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, insistió en que las investigaciones por el crimen en Irun «no han hecho más que empezar», por lo que le parecía «muy prematuro extraer cualquier conclusión» por el momento.

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En este sentido indicó que se están investigando «los motivos, la razón del enfrentamiento, y las circunstancias en las que se ha producido la muerte». «Todo esto está por investigar y hay que dejar a la policía trabajar y que pueda esclarecer lo ocurrido», añadió. Respecto a la autoría de los disparos, señaló que la procedencia de los disparos «está por confirmar, por lo que aún debe determinarse si este puede ser un caso de «asesinato» o también de «suicidio». «Todas las hipótesis están abiertas», insistió el consejero.

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