José Luis Echechipia
Director del Ciclo de Música para órgano en Navarra
«Si no supera cualquier obra extranjera, tienen derecho a rechazar»Conocedor de los órganos del Bidasoa, sobre los que hizo el documental 'Haizea eta Ura', no faltó al estreno
Probablemente José Luis Echechipia sea quien mejor conozca los órganos de las distintas localidades en torno al río Bidasoa, aguas arriba Baztan. La 'culpa' la tiene su pasión por este instrumento y un documental, de título 'Haizea eta Ura' que realizó en 2015, producido por el ayuntamiento de Bera. A esta localidad volvió el pasado viernes en el inicio del programa Ciclo de música para órgano que él mismo dirige.
–El ciclo este año ha comenzado en Bera, que cuenta con un órgano muy especial, Bien de Interés Cultural.
–El órgano de la parroquia de San Esteban de Bera, construido por Aquilino Amezua en 1895, es uno de los órganos más destacados de la zona y es uno de los pocos de este constructor conservados en Navarra. Es uno de los instrumentos más conocidos por sus características, por su calidad, por alguna leyenda que tiene... Y por el hecho de que los beratarras, sobre todo en tiempos de Josu Goia, se han preocupado muchísimo de darle difusión. Para muchos es un rasgo de identidad de Bera.
–¿Y esta es una de las razones para que comenzara el ciclo en Bera?
–Sí y porque el órgano necesita una restauración, además en profundidad. Muchas veces esto engaña, porque el órgano funciona. Pero claro, son maquinarias muy complejas. Quizá este instrumento lleve más de 100 años sin hacerle una intervención seria. Ya lo necesita. Se nota la maquinaria cansada, le falta brillo en la armonización por la suciedad, el motor mete un ruido molesto, hay algunas fugas de viento... Pero lo bueno es que todo es original.
–La Asociación de Amigos del órgano de Bera habla de 300.000 euros.
–Pero si no se hace nada se va a ir deteriorando más. Se necesita rehabilitar el instrumento y también, dotarlo de una actividad cultural y didáctica, una difusión mejor de la que tiene... Hay algún proyecto en la Asociación de Amigos del Órgano de Navarra. Pero sobre todo es necesario que esto se lleve a cabo desde las propias localidades, la gente que está alrededor todos los días. La restauración tiene que ir acompañada de una labor de formación. Y luego si pensamos que en 100 años no se ha hecho una intervención, no es tanto presupuesto.
«La restauración tiene que ir acompañada de una labor de formación in situ»
–¿La formación de un organista comienza con piano? ¿O no?
–La oficial, la carrera de órgano, sí. Tienes un nivel elemental de piano y luego puedes acceder a estudiar órgano. En otros países los niños pueden estudiar el órgano directamente. Y para un niño es apasionante porque tiene varios teclados, alguno que se toca con los pies aunque no lleguen al principio, tiene varios tiradores que te cambian los sonidos, unas persianas que se abren y se cierran para que suene más o menos... Falta un ámbito no oficial. Se necesita ir a las iglesias donde hay gente que toca cada domingo y que muchas veces echan en falta herramientas para conocer mejor cómo tocar.
–Formación in situ.
–Creo que es un proyecto estupendo, y creo que más que un proyecto cultural, el de formar organistas, es más de desarrollo local. Hay que enfocarlo desde ahí.
–Baztan-Bidasoa es una tierra rica en órganos...
–En Baztan tienen Irurita, Elizondo, Ziga, Amaiur, Erratzu, Arizkun tenía dos, pero el de las Clarisas se lo han llevado y fuera de Baztan en Zugarramurdi, Narbarte, Doneztebe, Arantza, Igantzi, Lesaka, Etxalar, Bera... Hondarribia, que lo han restaurado hace poco, Irun que tiene un Cavaillé Coll precioso en el Juncal... Es una zona muy rica y es curioso porque hay una frontera entre Navarra y Gipuzkoa. Gipuzkoa tira más por organería francesa y por eso mismo el órgano de Bera una de las historias que tiene detrás es que Aquilino Amezua, el organero que lo hizo, estaba muy dolido porque él era de Azpeitia y su familia tenía un taller de organería. En Azpeitia y Loiola encargaron órganos al francés, al Cavaillé Coll. A él le dolió y cuando hizo el órgano de Bera en el contrato dice «y si este órgano no supera cualquier obra extranjera, tienen derecho a su rechazo y devolución por parte de los clientes...».
–Y se quedó y con leyenda...
–Sí... Estos órganos están construidos pensando en acompañar coros. Hay un registro que se llama voz humana, que tienen muchos órganos. Se empezó a hablar del registro tan especial de voz humana del órgano de Bera. Se decía que Aquilino Amezua quería estudiar las gargantas de humanos y que como en España no podía, fue a Londres. Allí pudo estudiar las laringes y se dice que entonces pudo construir con ese toque tan especial. Yo siempre he pensado que suena a cabra. Pero también es cierto que hay alguna grabación coral en la catedral de Sevilla en los años 20 del siglo XX y cantaban súper abierto y sonaba así, como cabras. Entonces tiene sentido. El algo curiosísimo.
–¿Y cuándo fue tu primera vez al órgano?
–Yo estudiaba magisterio, me encontré con una compañera de clase que iba a estudiar al órgano de San Lorenzo y le acompañé. Allí decidí que quería apuntarme. Mi padre siempre decía: qué bien si fueras organista y tocaras en El Huerto que era nuestra parroquia en Pamplona. Él tenía el sueño de que yo tocara la Tocata y fuga de Bach y un día la pude tocar para él.