Joaquín Silguero | Compositor y premio Capelomágnico del Bidasoa

«Cuando tenía 13 años, el alcalde de Hendaia me dijo que algún día Irun tendría una calle con mi nombre»

– A estas alturas pocos lectores habrá que no sepan quién es Joaquín Silguero, pero si tuviera que decírselo a alguien, ¿cómo explicaría quién es Joaquín Silguero?

– Soy un irunés a quien le apasiona la música. He sido profesor de la Academia Municipal de Música que luego se transformó en Fundación Municipal de Música y lo tuve que dejar porque empecé con vértigos de Meniere. Como compositor he hecho muchas músicas a Irun. Por ejemplo, en lo deportivo, al Club Deportivo Bidasoa, al Club Deportivo Dunboa, junto a José Luis Azcue, al Rugby Club Irun... También he hecho la labor de recuperar muchas piezas y canciones porque estaban en riesgo de perderse para siempre, como, por ejemplo, el himno de Lesaka.

– ¿Cuál diría que es la más importante de sus composiciones?

– Todas son entrañables para mí, en todas las canciones creo que he dedicado mucho esfuerzo y sacrificio porque esto ha sido mi pasión. No tardo más de 100 horas de trabajo cuando compongo una canción. Cuido mucho lo que hago. Muchas veces varias ideas terminan en la papelera porque selecciono siempre lo mejor.

– ¿Me puede dar un ejemplo?

– Creo que la más importante es la canción Euskal Herria, [esta obra fue estrenada por la Orquesta Sinfónica de Euskadi]. También te diría la Diana del Primero de mayo y la Tamborrada, que las escribí con 17 años, en 1963. Fueron las primeras fiestas que se celebraron en el barrio de Larreaundi. No sé si me vino un poco grande, hice dos piezas que me pidieron y ambas han quedado para la historia de Irun. Después de que hayan pasado 58 años, han sido interpretadas cada 1 de mayo sin falta, siempre, incluso cuando había Covid.

– Ha tocado con Julio Iglesias, ¿cómo fue ese momento?

– Por aquel entonces Julio Iglesias no era tan importante, estaba en sus inicios. Vino a San Sebastián y se tuvo que formar una orquesta para arroparlo. Siempre han venido artistas famosos de la época y también he estado con otros artistas, como Antonio Machín.

– La primera obra que compuso fue con tan solo 13 años.

– 'Frente al mar bravío', que se la hice al alcalde de Hendaia. Lo cierto es que con 13 años iba a tocar a Hendaia, a la Banda de Música, y en los postres, los franceses hacían algún discurso y nosotros íbamos como refuerzo. Me acuerdo que el alcalde dijo 'entre nosotros hay un joven de Irun que tiene solamente 13 años y que se le notan unas habilidades con la música que son excepcionales'. En aquel discurso, el alcalde hizo una premonición: 'Irun algún día tendrá el nombre de una calle que se llamará Joaquín Silguero'.

– Entonces, ¿le iba bien desde pequeño?

– (Ríe) Fíjate que bien me iba que me compré un coche a los 17 años y fardaba con las chicas. Al final, que un chico, o más bien un niño, un hijo de obrero que tuviera un coche así no era lo normal. Mi padre me decía que yo ganaba más con la música que él trabajando y madrugando durante un año.

– El éxito de su carrera se ha reconocido con muchos premios, incluso con el ingreso en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Ahora, los Chapelaundis del Bidasoa le nombran Ilustre Capelomagnico del País de Bidasoa.

– Me hace mucha ilusión. No sé cómo será el acto pero me han dicho que me van a recibir con el máximo nombramiento que ellos pueden hacer y que será en el Casino de Irun. También que me van a hacer entrega de un diploma que pondrán en un pergamino muy especial. Y también tendré una txapela, claro. Me han dicho que quieren hacer algo especial.

– No es la primera vez que tiene contacto con ellos.

–No, me llamaron para ver si les podía hacer una pieza musical. Tengo muchas ocupaciones, pero me convencieron porque basta con que sea para Irun para que yo acabe aceptando hacerlo. Me pidieron una canción muy cortita y pegadiza, para que la gente la pueda cantar. Cuando enseñé la canción me dijeron que lo había hecho genial.

– ¿Qué significa para usted el premio de Capelomágnico?

– Siendo de Irun me provoca una gran satisfacción. Hace más ilusión porque se ve que reconocen el esfuerzo y dedicación que he tenido durante todos estos años.

– ¿En qué se inspira a la hora de componer?

– Depende del día. Me vine a vivir a Ventas, en lo alto. Aquí puedo estar haciendo pruebas al piano de lo que voy inventando y no molesto a ningún vecino. Antes vivía en el Ensanche y los vecinos madrugaban y tenía que aprovechar los huecos para poder practicar.

– ¿Está orgulloso de su recorrido musical?

– Sí, mi vida se me ha pasado sin darme cuenta. Tengo varios reconocimientos y muchas veces me ha costado dinero. Para mí, el tiempo es oro.