«Mi labor ha finalizado, es el momento de los jóvenes»

Durante muchos años Joaquín Rosario Luján fue un donante ocasional, pero llegó un momento en el que adoptó el compromiso de donar sangre siempre que pudiera. «Decidí tomarme en serio el hecho de ser donante y en lugar de esperar a que me llamaran me propuse presentarme de manera voluntaria cada tres meses, que es el tiempo mínimo exigido entre donación y donación para los hombres, sin esperar a ser convocado. Donar sangre es un gesto sencillo que no cuesta nada y que te da una gran satisfacción personal, porque sabes que estás siendo útil a personas que necesitan esa sangre y yo me he sentido agradecido por poder realizar esa labor».

Por desgracia, todo donante sabe que esta labor tiene fecha de caducidad. 70 años es la edad límite para donar y Joaquín alcanzará esa edad este mes. De hecho, su última donación tuvo lugar en septiembre. «El médico que me atendió me recordó que estaba a punto de cumplir los 70 años y que aquella iba a ser mi última donación. Mi labor ha finalizado. Es el turno de los más jóvenes y les animó a tomar el relevo de los que lo dejamos. Insisto en que es algo que no cuesta nada y que, además de ayudar a los demás, ayuda a uno mismo a sentirse mejor».