Eibar
El Eibar presenta su futuro en IpuruaEl acto reunió a cerca de 300 jóvenes y puso en valor la nueva Ciudad Deportiva de Areitio, símbolo del crecimiento del club armero
La Sociedad Deportiva Eibar vivió este martes una de esas jornadas que trascienden lo puramente deportivo para convertirse en un auténtico punto de encuentro ... entre generaciones. Ipurua abrió sus puertas para celebrar la presentación oficial de su fútbol base, un acto que congregó a jugadores, jugadoras, técnicos, familias y aficionados en torno a la cantera armera. El evento arrancó a las 17.00 horas con una rueda de prensa institucional en la que participaron César Palacios, director deportivo del club; Aritz Azurmendi, responsable del Eibar B; Raúl del Pozo, coordinador del fútbol base; y Rocío Candal, responsable del fútbol femenino. Todos coincidieron en destacar que la cantera vive un momento clave de su historia gracias al estreno de la nueva Ciudad Deportiva de Areitio.
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La nueva casa de la cantera ha supuesto un cambio radical para el día a día del club. «Siempre hemos dicho que era un punto de inflexión, pero ahora podemos verlo con hechos», señaló Palacios. Las instalaciones de primer nivel en Areitio permiten que cientos de personas convivan a diario entre entrenamientos, partidos y actividades formativas, generando un entorno que fortalece la identidad armera.
El director deportivo recalcó que el impacto de Areitio no solo se nota en la logística o en la calidad del trabajo, sino también en la motivación de técnicos y jugadores: «Este es un club que ya estaba a un gran nivel en muchos aspectos, pero ahora también lo estamos en infraestructuras. Y eso es vital para crecer».
El protagonismo en la rueda de prensa también fue para el filial, que en su estreno en Segunda Federación logró un meritorio tercer puesto y llegó a disputar el playoff de ascenso a Primera RFEF. «Estamos construyendo una familia muy bonita y queremos seguir creciendo», afirmó Azurmendi, satisfecho con el trabajo del Eibar B como puente directo hacia el profesionalismo.
Raúl del Pozo, por su parte, quiso poner en valor la estabilidad y el orden en el organigrama del fútbol base. «Hace unos años soñábamos con estar en esta situación. Hoy tenemos trece equipos de cantera, más la escuela de fútbol, con casi medio millar de deportistas», destacó. Además, incidió en la importancia de contar con técnicos de la casa, muchos de ellos exjugadores, que aportan continuidad y conocimiento a la formación.
La cantera armera también mira al futuro en clave femenina. Rocío Candal subrayó la apuesta decidida del club: «Tenemos cuatro equipos de base que entrenan y conviven en Areitio en contacto directo con el primer equipo. Escenas como ver a las chicas cadetes observando un entrenamiento del femenino en la previa de un partido de Liga muestran lo que significa el sentimiento de pertenencia».
Los resultados deportivos acompañan ese esfuerzo. El ascenso del Eibar Femenino C a Tercera RFEF y la consolidación del B en Segunda Federación son la mejor prueba de que el trabajo diario va dando sus frutos. «Nuestro objetivo es formar jugadoras con ADN armero, pero también personas preparadas para el futuro», subrayó Candal.
Gure Balioak y foto de familia
Tras las palabras institucionales, llegó uno de los momentos más emotivos: la entrega de los premios Gure Balioak, que reconocen a aquellos futbolistas que mejor representan los valores del club dentro y fuera del campo. Fue el preludio de la presentación oficial de todos los equipos, que desfilaron uno a uno sobre el césped de Ipurua para recibir el aplauso del público.
El acto concluyó con la tradicional foto de familia, que simbolizó la unión de todas las generaciones que forman parte del Eibar. La imagen, con decenas de camisetas armeras ocupando el verde, reflejó la fuerza de una cantera que no deja de crecer y que aspira a seguir alimentando al primer equipo con talento propio.
Más allá de los resultados deportivos que se obtengan esta temporada, la presentación de este martes en Ipurua sirvió para recordar que el futuro del Eibar se construye desde la base, con la implicación de cientos de niños, niñas, técnicos y familias que forman parte de un proyecto común. Un proyecto que, con Areitio como epicentro, está llamado a marcar una etapa brillante en la historia del club armero.
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