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Toda la familia de dantzaris y exdantzaris que participó en el festival de celebración del 55 cumpleaños de Oñatz posó para el recuerdo al final de la exhibición.

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Toda la familia de dantzaris y exdantzaris que participó en el festival de celebración del 55 cumpleaños de Oñatz posó para el recuerdo al final de la exhibición. FOTOS MARIAN

Oñati

La arku dantza más emotiva e intergeneracional

Oñatz celebró este sábado su 55 cumpleaños reuniendo a dantzaris de entre 15 y 69 años en un festival en el que la danza más oñatiarra fue en homenaje a Txutxin

Sábado, 15 de noviembre 2025

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Alrededor de doscientos dantzaris de distintas generaciones llenaron este sábado la plaza de colorido, ritmo y emociones que se desbordaron en la arkudantza más sentida e intergeneracional. Un largo aplauso precedió al baile más representativo de las Korpus Dantzak, porque era el particular homenaje de Oñatz a Jesús Irizar 'Txutxin', el 'maisu' por antonomasia, por toda una vida dedicada a la agrupación. Su legado sigue vivo en la gran familia que es Oñatz y dantzaris y exdantzaris de entre 15 y 69 años lo simbolizaron aunando pasado, el presente y futuro en el baile más oñatiarra.

«Seguro que nos habrá corregido algo allá donde esté» señalaba una emocionada Maite Irizar tras bailar por primera vez la arku dantza en honor a su padre. Para la hija de Txutxin fue un día muy especia por el tributo al aita y porque nunca había bailado junto a su hermano Mikel que volvió a vestirse el faldellín azul que tantos años llevó el que fuera 'alma mater' de Oñatz.

Felices y emocionadas se mostraban también Txaro Uribetxeberria y Beatriz Igartua que a sus 68 y 69 años se vestían por primera vez de Corpus. «El traje impone» sonreían. En sus tiempos las Korpus Dantzak estaban reservadas para los hombres, así que ayer fueron el símbolo de todas la que no vivieron en compás de igualdad. «De jovencitas (empezaron con 13 años) las bailábamos vestidas de baserritarras, pero ponerse el faldellín es otra cosa, ha sido muy bonito».

El festival permitió viajar por el folklore de Euskal Herria y también ver bailar juntas a distintas generaciones, a madres junto a hijos e hijas, a hermanos y hermanas, a parejas... Y es que 55 años de historia dan para mucho.

Una multitudinaria comida popular en Zubikoa y un animado poteo pusieron el broche de oro a otra jornada para el recuerdo de la gran familia de Oñatz.

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