El distinguido mondragonés de Lima
Velez de Mendizabal desempolva la memoria de Antonio Kerejazu, indiano enriquecido en el Perú colonial y prohombre de su época
La galería de mondragoneses ilustres ha sumado esta semana un 'nuevo' hijo insigne cuya memoria se había difuminado con el paso de los siglos. Antonio Kejarazu Uribe, nacido en Mondragón el 1 de marzo de 1665, fue un indiano enriquecido en el Perú colonial que fundó una de las familias más poderosas de la segunda mitad del siglo XVIII.
La primera noticia de este adinerado personaje la daba el investigador Josemari Velez de Mendizabal en su blog en euskara Hots Begi Danbolinak. Fue gracias a un apunte del secretario municipal y cronista Miguel Madinabeitia (1828?-1902) como dio con la pista de los Kerejazu. Un hijo de Antonio daba las gracias al ayuntamiento en 1754 «por haber informado favorablemente para la obtención del hábito de Santiago» por su progenitor.
Antonio Kerejazu era hijo de un oriundo oñatiarra del mismo nombre y de la bedoñarra Úrsula Uribe Etxebarria Ugarte. Los indicios apuntan a que se embarcó rumbo a Lima a finales del siglo XVII y no tardó en medrar con el comercio.
De su prosperidad y riqueza halló prueba Velez de Mendizabal en la descripción de la Casa de los Quejarazu, una importante y antigua casona limeña cuyo principal propietario durante el siglo XVIII fue «D. Antonio Hermenegildo de Querejazu y Mollinedo, nacido en el Perú e hijo de un peninsular afincado en el virreinato en la primera mitad de ese siglo, Antonio de Querejazu, natural de Mondragón». Este logró tal posición por su relevancia en la sociedad limeña: «fue caballero de Santiago, gobernador de Quijos y Macas y prior del Tribunal del Consulado de Lima. Y casó en 1706 con la limeña Juana Agustín de Mollinedo y Azaña, sobrina del célebre obispo del Cuzco Manuel de Mollinedo y Angulo, reconstructor de esa ciudad tras el terremoto de 1650».
Pero el notable oriundo mondragonés enviudó y en segundas nupcias se casó con Gabriela Jiménez de Lobatón, viuda también y dueña de muchos bienes.
Cofradía de Arantzazu
El nombre de los potentados Querejazu vuelve a aflorar en el libro 'La cofradía de Aránzazu de los vascos de Lima' del investigador peruano José de la Puente Brunke (Eusko Ikaskuntza, 2004). Antonio fue en 1704 el cofrade que más dinero aportó para la construcción del retablo de la capilla de Nuestra Señora de Arantzazu de la catedral de Lima. En la bóveda de esta capilla fueron enterrados varios miembro de esta prominente familia, aunque en la relación citada por Velez de Mendizabal no se menciona la inhumación del patriarca Antonio, fallecido el 23 de julio de 1751. Sí figuran Tomás de Querejazu, canónigo de la catedral de Lima; el hijo de Antonio, Antonio Hermenegildo de Querejazu y Mollinero, que llegó a ser el oidor más antiguo de la Audiencia de Lima, y la hija de este Juana de Querejazu, condesa de San Juan de Lurigacho.