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GENTE

Beatrice no se calla

La novia de Pierre Casiraghi es una mordaz periodista de familia noble que escribe de política y ha rodado un documental sobre la Mafia. «La aristocracia no existe», ha llegado a declarar

CARLOS BENITO

Viernes, 18 de abril 2014, 03:24

Si a Pierre Casiraghi y su novia les diese por rivalizar en algunos asuntos, resultaría complicado decidir quién merece imponerse en la disputa. ¿Cuál de los dos, por ejemplo, tiene más sangre azul? A Pierre le viene el componente aristocrático a través de su madre, Carolina de Mónaco, pero ya se sabe que la estirpe de los Grimaldi siempre ha sido contemplada con una altiva desconfianza por las demás monarquías europeas, debido a sus mínimos dominios y a sus orígenes tan similares a la piratería. La chica, la italiana Beatrice Borromeo, tiene nobleza por ambas ramas: su padre es el conde de Arona, y su abuelo paterno era un coleccionista de títulos entre los que destacaba el de príncipe de Angera. Si trepamos por ese árbol genealógico, nos acabaremos topando con San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán en el siglo XVI, patrón de los catequistas y protector contra las úlceras de estómago. Por parte de madre también existe cierto abolengo, ya que al bisabuelo Gaetano lo hicieron conde para premiar su labor social con los obreros, aunque lo más importante ahí es que los Marzotto son una de las grandes dinastías de la moda, que hace unos años llegó a comprar Hugo Boss y Valentino.

Claro que Pierre y Beatrice también pueden competir por quién tiene la familia más complicada. Los Grimaldi han suministrado materia prima a la prensa del corazón durante muchos años y son unos reconocidos maestros del escándalo y el amorío inesperado, pero en eso Beatrice también dispone de argumentos poderosos. La historia puede resultar un poco repetitiva, pero es la manera más sencilla de contarla. Su padre, Carlo Ferdinando Borromeo, se casó con la modelo alemana Marion Zota y tuvo dos hijas, Isabella y Lavinia. Rompió con su mujer y se marchó con la estilista y periodista Paola Marzotto, con quien tuvo a Carlo. Rompió con Paola y volvió con Marion Zota, con quien tuvo a Matilde. Rompió con su mujer y volvió con Paola Marzotto, con quien tuvo a nuestra Beatrice. Y rompió con Paola y volvió con Marion Zota, con quien en todo momento había seguido casado. Todas esas idas y venidas le llevaron solo diez años al indeciso conde. «Madres distintas, pero hermanos verdaderos», ha resumido en alguna ocasión Beatrice.

Porque la chica, de 28 años y novia de Pierre desde hace seis, parece tener siempre las ideas muy claras. En el mundo de las monarquías, tan tradicional y cuidadoso con las formas, Beatrice llama la atención por su perfil duro, categórico y una pizca arrogante, bien conocido por los italianos gracias a su trabajo en los medios. Se licenció en Derecho y Economía en la universidad milanesa de Bocconi, donde conoció al discreto Pierre, pero también hizo un máster en la Escuela de Periodismo de Columbia, en Nueva York, y en ese campo ha encontrado su vocación: se hizo muy popular por sus mordaces intervenciones en televisión, escribe en 'Le Fatto Quotidiano', un periódico progresista e independiente, y colabora en las publicaciones norteamericanas 'Newsweek' y 'The Daily Beast'. También ha filmado 'Mamma Mafia', un documental sobre las mujeres de la 'Ndrangheta calabresa. En su momento, se convirtió en una molesta pesadilla para Silvio Berlusconi, de quien ha dicho que es un «inepto», que está «enfermo de la cabeza» o que su conducta sexual es «asquerosa», y eso son solo tres ejemplos entresacados de un par de párrafos.

Islas con su apellido

Beatrice se ha declarado agnóstica y de izquierdas. «La aristocracia no existe, es solo filfa anacrónica», llegó a decir al 'Corriere' hace ocho años. No es lo que se espera de una familia que tiene incluso unas islas bautizadas con su apellido, las Borromeas del Lago Mayor de los Alpes, de las que tres siguen perteneciendo al clan. Por si eso fuese poca provocación para la parentela, Beatrice también es forofa del Milan, cuando todos han seguido tradicionalmente al Inter, aunque el conflicto más grave lo tuvo con su madre: en 2002, tras una bronca particularmente salvaje, Paola la echó de su casa y estuvieron año y medio sin hablarse.

Los enemigos de Beatrice sostienen que su actitud rupturista y crítica resulta fácil cuando se tiene la existencia resuelta: la infancia idílica en la casa del campo, los fines de semana en Saint-Tropez, la mansión de la madre en Punta del Este... Y también, para redondear, la belleza y los contactos privilegiados, que la llevaron a desfilar para Chanel a los 16 años. Pero, por supuesto, esas miradas sobre su vida no hacen mucha mella en la decidida Beatrice: «Uno no elige a qué clase pertenece -ha dicho-. ¿Acaso debo renegar de mis ideas porque parezcan incoherentes?». Su incorporación parece asegurar que los Grimaldi seguirán sin aburrirse en las comidas familiares.

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