«No queremos los residuos de nadie»

Sean cual sean las razones que marcan el problema abierto entre Gipuzkoa y Bizkaia por el convenio de las basuras, en el pequeño municipio de Igorre, localidad vizcaína en la que se asienta el vertedero al que van los deshechos, aguardan con la máxima expectación el desenlace. «No hacemos distinción, no queremos los residuos de nadie», advierte el alcalde, Beinat Anzola.

Pertenece a Bildu, pero la ideología en este caso es prácticamente lo de menos. «El fuego entre las diputaciones no está avivado», señala simplemente. Anzola está más preocupado estos días por conocer el rumbo que tomarán las negociaciones institucionales y, por eso, asegura estar «moviendo hilos» para conocer los planes de Gipuzkoa.

Respecto a Bizkaia, el alcalde se aferra a un acuerdo que prevé el cierre del depósito local en 2013. «El dinero que recibimos por tenerlo aquí es ridículo», señala. A cambio, empezará a funcionar una moderna planta de compactación que debería empezar a construirse este mismo año.

«Siempre somos los últimos en enterarnos de lo que pasa pero lo que está claro es que no vamos a tener lo que no quiere nadie», señala Asier Undurraga, concejal de Igorre Danontzat, agrupación vecinal que ha acabado entrando en política en las últimas elecciones municipales. «Los problemas de olor en verano y otoño cuando sopla el viento sur son tremendos así que el año que viene el vertedero se cierra, eso está acordado . Lleva 21 años funcionando sin aportar nada al pueblo», zanja.

650.000 euros

El vertedero de Igorre inició su actividad en 1987 y siete años después acumulaba ya 213.000 toneladas de basura. Sus progresivas ampliaciones marcan 2013 como fecha tope para colmatarlo. El acuerdo entre Gipuzkoa y Bizkaia obliga a la entidad foral a destinar 650.000 euros, el 10% del total recaudado, a financiar el futuro centro de transferencia de residuos.