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Mikel Gorrotxategi, responsable de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia,.

«Hay padres que intentan poner nombres extravagantes a sus hijos en euskera»

Euskaltzaindia resuelve a diario dudas sobre cómo nombrar a niños de manera correcta

Daniel Soriazu

Miércoles, 3 de agosto 2016, 14:09

Cuando todavía está en la calle el debate sobre si es apto o no el nombre de Lobo para un niño, tal y como han optado unos padres madrileños, recuperamos un reportaje publicado en El Diario Vasco el 9 de noviembre de 2014 para ilustrar las dudas y problemas que surgen en aquellos casos en los que los progenitores deciden poner un nombre en euskera.

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En Euskadi, la mayoría de los padres opta hoy en día por poner a sus hijos nombres en euskera. Algunos eligen los clásicos, como Ane, Irati, Leire, Jon, Aitor, Asier, Mikel o Eneko. Aunque hay otros progenitores que prefieren ser más originales y optar por otras opciones menos convencionales. En algunas ocasiones, traspasando los límites y viéndose obligados a recular porque el registro civil no les permite la inscripción de ese nombre.

De esta situación dan muy buena cuenta desde Euskaltzaindia. La Real Academia de la Lengua Vasca lleva décadas ofreciendo a los interesados la información necesaria para evitar que se elijan nombres inadecuados, ya sea porque no existen o porque su grafía es incorrecta. No obstante, «todos los días recibimos llamadas de padres o de registros civiles para hacernos alguna pregunta a este respecto», cuenta Mikel Gorrotxategi, responsable de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia.

Las situaciones con las que se encuentran son muy variadas. «Muchas veces ocurre que los padres han oído un nombre en euskera que les gusta y resulta que es un mote, o no es un nombre en euskera». Y de ahí en adelante, las consultas que reciben darían para publicar un intenso anecdotario. Por ello mismo desde esta institución recomiendan a aquellas parejas que estén esperando un hijo y que deseen ponerle un nombre en euskera, se pongan en contacto con ellos ante cualquier posible duda. «Porque no es un trance agradable para los progenitores encontrarse con esta situación una vez que el niño ya ha nacido».

Euskaltzaindia tiene elaborado un estudio sobre la evolución de los nombres de pila en euskera en el País Vasco desde 1966 hasta 1996. Desde ese año su uso se ha estabilizado tanto, que los 20 primeros nombres más utilizados en Euskadi son vascos. «De vez en cuando aparece alguno castellano como Lucía, María o Paula. Pero, en general, el uso en euskera es algo bastante estable», apunta Gorrotxategi.

Nombres en euskera

  • los datos

  • La ley de Registro Civil prohíbe imponer nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona o confundan la identificación.

  • En euskera son indecorosos, por ejemplo, Ordots (cerdo), Ozpin (vinagre) o Zakar (basura) entre otros. Además están prohibidos los fallos ortográficos, como escribir Nahia u Hodei sin hache.

  • En Euskadi los 20 nombres más usados son de origen eusquérico y por lo general son cortos, de dos sílabas, y no compuestos.

En este sentido, explica que «Iñaki, que fue un nombre muy utilizado, ahora lo tienen fundamentalmente personas que son padres, e incluso empieza a ser de abuelos. Al igual que ocurre con Garbiñe, Edurne o Begoña. Ya no se usan. Hay nombres que se saltan una generación. Otros, en cambio, siguen usándose, como Mikel o Aitor».

En cualquier caso, explica que hoy en día lo normal es que en toda Europa se opte por nombres cortos, de dos sílabas, y no compuestos. «En Euskal Herria, excepto el de Jon Ander, entre los 100 nombres más usados no hay ninguno compuesto. No hay ningún niño menor de diez años que se llame Miguel Ángel, Francisco Javier o José Mari, por ejemplo».

«No le puede llamar "aker"»

La ley del Registro Civil establece cuáles son las limitaciones a la hora de elegir un nombre. De este manera no pueden imponerse «nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la identificación». En el caso del euskera, también se pide que el mismo esté bien escrito. «La ley es bastante flexible en tanto que considera que los padres no van a poner a sus hijos un nombre excesivamente extravagante. Con todo, hay padres que lo intentan», asegura Gorrotxategi.

Uno de los ejemplos típicos que le vienen a la cabeza a este miembro de Euskaltzaindia es el que tiene que ver con el nombre Zühara. «En su pronunciación suena como "ziara" pero esa no es su grafía correcta. Algo que sorprende a muchos padres cuando quieren inscribirlo de esa manera y no les dejan. Al igual que progenitores que quieren escribir Nahia u Hodei sin hache, cuando eso es una falta de ortografía no admitida al igual que si se escribiera Isabel con v», explica.

Pero la cosa no acaba ahí. A Euskaltzaindia han llegado casos de una madre «que quería poner a su hijo "aker", que en castellano significa macho cabrío». U otra pareja que quería llamar a su hija "alua", que tiene dos significados: tonto o vulva de la vagina. «Se explicó a estos padres lo que quería decir, pero como no sabían euskera para ellos el nombre no tenía ningún tipo de carga y además les sonaba bien, así que querían seguir adelante. Y no lo consiguieron», señala Gorrotxategi. Otros nombres indecorosos y no admitidos son Ordots (cerdo), Ozpin (vinagre) o Zakar (basura) entre otros.

También existen ejemplos que podrían generar cierta controversia por su significado en castellano, pero que se consideran correctos por Euskaltzaindia. Tal es el caso de Otsoa (lobo) o Zigor (castigo), por ejemplo. «De la misma manera que no puedes llamar a un niño Zigor en castellano, no puedes llamar a una niña Dolores (mina) en euskera. La onomástica personal es un tanto extraña porque siempre hay excepciones ya que es algo muy personal, muy relacionado con la gente», apunta.

Las modas, al igual que en castellano, tampoco escapan en la nomenclatura eusquérica. Véase el caso de Unax. «Era muy poco utilizado hasta que se hizo famoso un actor con este nombre», señala Gorrotxategi, quien añade que «los nombres los utilizas si los conoces, y los conoces si los oyes». Un ejemplo claro de ello es el nombre de Iker. En Bizkaia es donde más se usa, seguido de Gipuzkoa, Barcelona y Madrid. La influencia del portero de fútbol del Real Madrid, Iker Casillas, parece innegable.

Evolución del nomenclátor

Tras la muerte de Franco en 1975 se empezó a permitir la imposición de nombres eusquéricos en el registro civil. Para entonces, Euskaltzaindia ya tenía publicado su primer nomenclátor de nombres de pila en euskera, propuesto por Aingeru Irigarai en 1972. A partir de ahí llegarían otras cuatro ediciones. La más actualizada es la del año 2001 que, además, incluye para cada nombre una escueta información sobre su origen o referencia y significado, junto con sus equivalencias en castellano y en francés. A partir de 2001 se han ido publicando e incluyendo anualmente listados de nombres que se han aceptado con posterioridad. El nomenclátor se puede consultar a través de la página web de Euskaltzaindia.

Según explican desde la Real Academia de la Lengua Vasca, este nomenclátor está confeccionado atendiendo a dos criterios: el del equilibrio en el uso y el del respeto a la lengua -anteriormente mencionado-.

Así por ejemplo, no se incluyen nombres como Pedro y Santiago puesto que, a pesar de su importante presencia, tienen formas propias en euskera como Petri, Peru o Pello y Jakue. Sin embargo, la aplicación de dicho criterio sí resulta un filtro válido a la hora de decidir la inclusión o exclusión de nombres más recientes en el nomenclátor. En base a ello se han incluído nombres nuevos, de gran aceptación popular, como Edurne, Iñaki y Miren, y se han excluido otros como Albontsa u Onintza.

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