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Pedro Martín de las Heras y Antonio Freire unen fuerzas ante las circunstancias.

«Si no me perdonan la deuda, me presentaré allí con una tienda de campaña»

La entidad bancaria está dispuesta a alcanzar un acuerdo con Antonio Freire, y Pedro Martín de las Heras quiere que se le condone la deuda

ION FERNÁNDEZ

Miércoles, 20 de julio 2016, 07:11

. «No te preocupes. Todo va a salir bien». Con estas palabras Pedro Martín de las Heras trata de tranquilizar a Antonio Freire. Ambos tienen una deuda contraída con sendos bancos, pero afrontan sus problemas con diferentes expectativas. El primero de ellos se muestra optimista, pero el segundo no oculta sus dudas, por lo que su compañero de Stop Desahucios busca infundirle ánimos. Ninguno de los dos esperaba hace unos años encontrarse en esta situación.

Antonio Freire, coruñés de nacimiento, pero residente en Orio desde los 31 años, tiene ahora 52, vive con su esposa y dos hijos -una niña de 12 y un adolescente de 15- en la localidad costera. Actualmente está en el paro y se encuentra cobrando el subsidio, un dinero que entra en casa junto al sueldo de su mujer. Pero la suma de los dos no da para hacer frente al día a día y, a su vez, pagar las cuotas del préstamo.

La pareja solicitó en 2006 al banco 180.000 euros para hacer frente a unas deudas. Las cuotas se fueron liquidando mensualmente, hasta que en diciembre de 2013 a Antonio le dejaron sin pagar la extra de Navidad en su empresa de construcción, donde trabajaba como operario. Luego, vino el sueldo de enero, febrero... y finalmente antes del verano le despidieron. «No podíamos pagar el préstamos, no pensaba que llegaría a esta situación», confiesa. Actualmente la familia adeuda más de 150.000 euros a Bankoa, lo que ha desembocado en la judicialización de su caso.

Ante esta situación, un abogado les recomendó contactar con Stop Desahucios. «Había oído hablar de esta plataforma, pero nunca nos planteamos acudir a ella. Lo hice yo, mi mujer hasta hace poco no sabía nada», explica Antonio. La agrupación le informó de que dada su situación económica y familiar se podían acoger al Código de Buenas Prácticas Bancarias, por el que la entidad se encontraba obligada a ofrecerle una carencia por cinco años, con la que tendría que pagar una cuota reducida: Euríbor más el 0,25%. «Si esto fuera posible, yo podría hacer frente al pago y durante este tiempo crear un proyecto de futuro, porque en estos momentos estoy atrapado», explica. Para denunciar su situación se ha convocado hoy, a las 11.00, una concentración frente a la sucursal de la Avenida de la Libertad, de San Sebastián.

En declaraciones a este periódico, Bankoa niega, sin embargo, que pretenda dejar en la calle a la familia y lamenta que vaya a producirse un acto de protesta cuando los servicios jurídicos «no han tenido ningún contacto directo con el afectado para tratar de encauzar el problema». La entidad subraya que hace poco más de un mes acordó junto con el abogado de Stop Desahucios una salida para un caso en el que la casa ya estaba en subasta -ésta no lo está aún- y asegura que ante los contenciosos surgidos estos años siempre ha tratado de responder «con paciencia y comprensión».

Concentración de apoyo

La situación de Pedro Martín de las Heras resulta todavía más compleja. Este palentino, de 61 años, se mudó a Errenteria cuando tenía 9, y con 30 se trasladó a Irun, donde vive con su mujer y dos hijos, una joven que este año comienza la universidad y un niño de 16. Compró una casa y contrajo en 2007 una deuda con el Banco Santander de 170.000 euros para sufragar este gasto, así como para mantener su negocio. A su vez, para su empresa disponía una cuenta corriente en el BBVA. «Yo pagaba mensualmente sin problemas, pero en 2009 me obligaron en el BBVA a contratar uno de sus productos que estaba ligado al Euríbor para renovar esa cuenta y aquí se me vino abajo todo, ya que cada mes me encontré que tenía que hacer frente a pagos que no podía afrontar», señala.

Tuvo que cerrar su empresa y acabó vendiendo su casa por 200.000 euros, y «el Banco Santander se dio por saldada la deuda, pero no el BBVA», que actualmente le reclama 170.000. Lleva en Stop Desahucios desde 2010 y su objetivo ahora es que «me condonen toda la deuda, porque cuando una persona ha entregado su vivienda cómo se la repartan los bancos es cosa de ellos y ya vale. Yo no tengo más», señala, a la vez que se lamenta de que «mi hijo no tiene zapatos. El otro día se me quejaba de eso». Ya no tiene vergüenza, por lo que mañana, a las 12.00, habrá una concentración, en la puerta de la sucursal del BBVA de la calle Viteri, de Errenteria. «Si no me perdonan la deuda, me presentaré allí con una tienda de campaña». Lo tiene claro.

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