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Vista exterior de la Basílica de Loiola.

La Basílica de Loiola, joya del barroco en honor al patrón

A orillas del río Urola, entre Azpetitia y Azkoitia, Gipuzkoa homenajea a San Ignacio de Loiola con este monumental santuario alrededor de la casa natal del fundador de los jesuitas

El Diario Vasco

Miércoles, 13 de julio 2016, 18:03

San Ignacio de Loiola fue el menor de los trece hijos de Beltrán Yáñez de Oñaz y Loiola, señor de la casa de Loiola de Azpeitia, y Marina Sáez de Licona y Balda, de la noble familia de la casa de Balda de Azkoitia. Pasó su infancia en el valle de Loiola, entre Azpeitia y Azkoitia, en compañía de sus hermanos y hermanas. Hoy, esas tierras donde el fundador de la Compañía de Jesús y patrón de Gipuzkoa dio sus primeros pasos, albergan uno de los complejos arquitectónicos más impresionantes de nuestro territorio: el Santuario de Loiola.

Con una extensión de 10.000 metros cuadrados de suelo y construido casi en su totalidad con pidera caliza procedente del monte Izarraitz, el Santuario de Loiola y su Basílica fueron proyectados en el Siglo XVII, después de que la casa torre de la familia de los Loiola fuese cedida a la orden de los jesuitas. Allí, los religiosos decidieron construir un lugar de peregrinaje y devoción para todos los fieles.

De entre todos los monumentos que componen el santuario, destaca la basílica, coronada por su cúpula de 50 metros de altura y 20 de diámetro. Al igual que el resto del complejo, el barroco es el estilo predominante en su estructura. La belleza de la basílica está realzada por su escalinata y por su pórtico de tres arcos, que invitan a los que allí se acerquen a entrar dentro.

En el interior del edificio, uno puede deleitarse con los detalles y los adornos propios de su estilo arquitectónico: ventanas ricamente ornamentadas y paredes y suelos de mármol con detalles dorado. Si se situa en el centro de la planta y eleva la mirada, el visitante podrá observar que las paredes internas de la cúpula albergan los escudos labrados y policromados de las casas reales de los Austrias y los Borbones, ambas responsables de la construcción del complejo.

El Santuario de Loiola está considerado, junto al de Arantzazu, como el más importante de la Comunidad Autónoma Vasca. La basílica fue inaugurada en 1738. Hoy, 278 años después, conserva su esplendor y su majestuosidad como el primer día.

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