El futuro de la medicina se construye en Gipuzkoa con IA, nanotecnología y róbotica
La innovación en este campo lleva siglos regalándonos avances que derivan en una mayor calidad de vida del ser humano, pero la aparición de la inteligencia artificial, la nanotecnología o la robótica hace pensar que estamos ante un momento crucial que permitirá dar un gran paso al frente
Lunes, 7 de julio 2025, 09:39
La medicina es, probablemente, uno de los primeros sectores innovadores de la historia de la humanidad. Desde su origen, es una constante evolución basada en descubrimientos y avances que nos han contribuido a una mejora constante de la calidad de vida y de la esperanza de vida media.
Obviamente, en el último siglo se ha avanzado a un ritmo vertiginoso en todas las áreas de le medicina, con hitos clave que han marcado un antes y un después como pueden ser el descubrimiento de la penicilina, base de los antibióticos que hoy en día sanan las infecciones, la anestesia, los trasplantes, las vacunas, los rayos X…
Cada uno en su momento supusieron auténticas revoluciones para la medicina y podemos decir que el contexto actual propicia un caldo de cultivo que puede llevarnos a pensar que estamos ante una nueva revolución. Se espera que tecnologías como la inteligencia artificial o la robótica multipliquen durante los próximos años un impacto que ya está siendo palmario en la medicina.
Se trata de innovaciones que van a tener impacto desde el quirófano hasta la organización de las listas de espera pero que, al mismo tiempo que avances significativos, sacarán también a la palestra debates éticos en torno a la gestión de datos médicos, la genética o la brecha que se puede abrir entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
En cualquier caso, los próximos años prometen grandes avances y, aunque en un mundo tan volátil como este es difícil imaginar hacia dónde puede desarrollarse la ciencia médica, ofrecemos a continuación por dónde se esperan avances y de qué manera impactarán en el día a día del trabajo de los médicos.
La inteligencia artificial y el big data
Ya ha quedado acreditado el enorme impacto de la inteligencia artificial en la medicina, puesto que esta ya se está aplicando. Aunque es una técnica en desarrollo que solo ha mostrado una mínima parte de lo que puede llegar a ser en el futuro.
Hasta ahora la IA ha demostrado que puede ayudar a los profesionales de la salud a diagnosticar enfermedades con mayor precisión y rapidez. La OMS ve en las técnicas que emplean la inteligencia artificial una oportunidad para mejorar la salud, puesto que optimizará los ensayos clínicos, el tratamiento, el autocuidado y la atención personalizada. Según la Organización Mundial de la Salud, también contribuirá a la generación de más evidencia, habilidades y competencias para los profesionales sanitarios.
Una de las herramientas que contribuirá a que la IA pueda hacer su 'magia' es, precisamente, el Big Data, otra de las tecnologías llamadas a revolucionar la medicina. Proporcionará herramientas de predicción y pronóstico para la observación (PAGINA 25) de la inteligencia artificial y dotará a los sistemas de información de una mayor capacidad de recopilación y almacenamiento de grandes volúmenes de datos.
El algoritmo permite también la predicción de brotes e incluso de enfermedades.
La OMS cree que la inteligencia artificial optimizará los ensayos clínicos, el tratamiento, el autocuidado y la atención personalizada
La mejora de las imágenes
La existencia de cámaras cada vez más pequeñas y de mayor definición está revolucionando también el mundo del diagnóstico por imagen, lo que es de gran ayuda en la detección del cáncer y de enfermedades raras. Este tipo de cámaras microscópicas son fundamentales también para poder intervenir mediante robótica. Cada vez hay más cirugías asistidas por robot. Da Vinci es uno de los más conocidos y cada vez más especialistas se pueden apoyar en este aliado de alta precisión.
La impresión en 3D
La impresión en 3D ya está dando sus frutos y está facilitando la creación de modelos anatómicos precisos para la planificación de cirugías y procedimientos médicos. Estas impresoras en tres dimensiones permiten también producir órtesis adaptadas a los pacientes que derivan en ahorro de tiempo y recursos.
A futuro esta técnica promete más aplicaciones y quién sabe si podría incluso llegar a producir órganos.
La nanotecnología
El de la nanotecnología es otro campo que abre un mundo de oportunidades para el desarrollo de la medicina. Utiliza materiales y dispositivos a escala nanométrica, es decir, menores de 100 nanómetros, para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades. Aportan precisión, capacidad de penetración celular y bajo nivel de invasividad.
Las nanopartículas pueden diseñarse para transportar medicamentos directamente a las células afectadas, lo cual reduce sensiblemente los efectos secundarios sobre los tejidos sanos. Tiene una prometedora aplicación en las células tumorales, por ejemplo.
Las nanopartículas de materiales contrastantes también pueden mejorar la resolución de técnicas diagnósticas como la resonancia magnética, la tomografía o el ultrasonido.
Los nanosensores, por su parte, pueden detectar biomarcadores de enfermedades en estadíos muy tempranos, incluso antes de que aparezcan los síntomas.
El empleo de estas técnicas de nanotecnología implica también una evaluación de seguridad y eficacia que aún está en fase de desarrollo, con lo que su regulación y aprobación está pendiente de ir avanzando a lo largo de los próximos años.
La impresión 3d facilita la creación de modelos anatómicos precisos para la planificación de cirugías y procedimientos médicos
¿Es un avance la telemedicina?
El mundo interconectado en el que vivimos provoca que personas de todas las edades sean usuarias de tecnología. El smartphone se ha convertido en el mejor aliado para llevar a cabo la denominada 'telemedicina'. Consultas telefónicas o a través de videollamadas ayudan a agilizar las listas de esperas u aplicaciones que pueden servir para el control de enfermedades crónicas.
La telemedicina, obviamente, abre el acceso a las personas que viven en zonas aisladas y que requieren de grandes desplazamientos para llegar a un centro sanitario o y también ayuda a personas que tienen movilidad reducida. Puede reducir los tiempos de espera y permite el seguimiento de enfermedades crónicas de forma, probablemente, más cómoda para el paciente.
Pero es inevitable que abra un debate ético puesto que, sin la presencialidad, es evidente que se pierde una parte de información muy importante para el médico. La telemedicina, obviamente, no permite exámenes físicos completos, lo que puede derivar en diagnósticos incompletos o erróneos. También genera una brecha digital entre quienes disponen de los dispositivos adecuados y de quienes no los tienen, despersonaliza la atención e incrementa riesgos en lo que se refiere a privacidad y seguridad.
Huelga decir que no hay nada mejor para el diagnóstico y el control del paciente que el hecho de que esté frente al médico, y a través de la telemedicina las instituciones pueden encontrar también una vía para recortar gastos en perjuicio de la atención al paciente. Probablemente, la clave esté en emplear la telemedicina como un complemento y no como un reemplazo a la atención médica tradicional.
El debate ético
Este es solo uno de los múltiples campos en los que la innovación en la medicina puede abrir un debate ético. Los avances aplicados a la reproducción asistida podrían conducir a poder elegir niños prácticamente a la carta, con lo que las leyes deberán poner límites en este sentido.
Por otro lado, todos estos avances tan ligados a la tecnología podrían aumentar sobremanera la brecha existente en el acceso a la medicina entre los habitantes de los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo. Si bien es cierto que esa brecha siempre ha existido, en técnicas no tan ligadas a la alta tecnología como lo son las que vienen, quizá no había lugar a una desigualdad tan grande como la que se puede generar a partir de ahora.