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Martes, 3 de octubre 2023, 17:14
Las energías renovables ya están aquí y han venido para quedarse. Existen medios y conciencia social, que es tan importante como lo primero, para que la apuesta por las fuentes de energía limpias sea firme y derive en un mundo más sostenible, en el que las emisiones de CO2 a la atmósfera se reduzcan de forma sustancial.
Existen múltiples alternativas para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y muchas de ellas están ya lo suficientemente desarrolladas como para convertirse en una realidad en los países que más decididamente apuestan por ello. El sol, el viento, las mareas, la biomasa… El planeta ofrece muchas fuentes de energía inagotables que ya nos permite tener una relación más sana y respetuosa con él. Y parece que por fin todas las capas de la sociedad están por la labor de remar en esa dirección.
En Euskadi, la compleja orografía y las condiciones climáticas complican la proliferación de parques eólicos o solares, que son dos de las energías renovables más expandidas en otras latitudes. Pero existe la firme determinación de las instituciones de buscar las herramientas para que la energía limpia vaya ganando peso en el consumo de nuestros hogares y, sobre todo, de nuestra industria. Al margen del compromiso político, existe una gran conciencia social sobre la necesidad de orientarse hacia un consumo de energía mucho más sostenible.
El Ministerio para la Transición Ecológica habla de España como «uno de los líderes mundiales en energía limpia» y destaca que el país es «el primero del mundo en porcentaje de energía solar (fotovoltaica) en el suministro eléctrico», con un 19,1 %. El año pasado, el parque fotovoltaico nacional español generó el 11,12 % de la demanda nacional y hasta este mes de agosto ese porcentaje había crecido hasta los 15,1 puntos, un dato que además no incluye la generación fotovoltaica del autoconsumo, que los expertos sitúan ya en torno al 4 % de la demanda nacional de electricidad.
Este Ministerio ha publicado los hitos de las renovables en España desde 1981, cuando se inauguró la plataforma solar de Almería y, en los últimos años, estas efemérides se acumulan. Así, esta institución destaca cómo en 2019 la potencia instalada de renovables superó al del resto de fuentes de energía. En 2021, las subastas de renovables propiciaron que su precio fuera inferior al de las fuentes convencionales, mientras que del año pasado pone en valor el hecho de que el autoconsumo alcanzara los 5.249 MW, una cifra once veces superior a la de 2018. En 2023, el gráfico recoge tres hitos: que las renovables hayan superado por primera vez el 100 % de la generación de la electricidad (un acontecimiento que se dio el 7 de mayo), que España es el primer país del mundo en porcentaje de energía solar en el suministro eléctrico, con ese 19,1 % ya mencionado, y que España está entre los líderes mundiales de la energía limpia.
El consumo energético industrial es verdaderamente importante en el total de consumo energético y, por ello, es esencial que la industria de España se sume también a las energías renovables. En este sentido, parece que el rumbo también es positivo, ya que en la industria del Estado, el peso de la energía verde está algo por encima del 25 %, una cantidad que gana en relevancia si tenemos en cuenta que en Italia llega al 19,8 %, en Alemania al 18,7 % y en Francia al 13,4 %. España estaría también por delante de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 22,3 %. Hay que señalar, eso sí, que ese 25,1 % incluye tanto el consumo directo de renovables para producir calor (9,9 %, fundamentalmente biomasa) como la energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables (15,2 %).
Y es que según el informe de la consultora Opina 360 que ha sido presentado hace escasas fechas en el II Foro de Industria y Energía (FIE2023), las energías renovables crecieron en 2021 (últimos datos que se poseen) ocho décimas respecto al año anterior y duplica el porcentaje de hace quince años. En este tiempo, el petróleo ha ido perdiendo peso paulatinamente en favor del gas natural, que es la principal fuente directa de energía para la industria nacional, alcanzando un 43,5 %.
En lo que a comunidades autónomas se refiere, hay que destacar que las diferentes regiones tienen sus particularidades. Así, en Asturias la industria consume prácticamente el 70 % de la energía total, mientras que en Euskadi es un 37,2 % y la media nacional está en torno al 25 %. En Asturias, a su vez, destaca el alto consumo de carbón, mientras que la Comunidad Valenciana está a la cabeza en gas natural. El País Vasco, además, es la comunidad en la que el consumo directo de renovables con finalidad calorífica es más alto, con un 12,7 %.
De acuerdo con las Naciones Unidas, las energías renovables son «un tipo de energías derivadas de fuentes naturales que llegan a reponerse más rápido de lo que pueden consumirse». Un ejemplo de estas fuentes es, por citar alguno, la luz solar y el viento; fuentes que se renuevan continuamente. Así, «las fuentes de energía renovables abundan y las encontramos en cualquier entorno».
Esta organización las contrapone a los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, que «constituyen fuentes de energía no renovables que tardan cientos de millones de años en formarse. Los combustibles fósiles producen la energía al quemarse, lo que provoca emisiones dañinas en forma de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono».
Siempre de acuerdo con las Naciones Unidas, «la generación de energías renovables produce muchas menos emisiones que la quema de combustibles fósiles. Una transición de los combustibles fósiles, los cuales representan en la actualidad la mayor parte de las emisiones, a energías renovables resulta fundamental para abordar la crisis producida por el cambio climático». Para terminar su definición, este ente aporta otros dos datos: «Hoy en día, las energías renovables son más baratas en la mayoría de los países y generan tres veces más puestos de trabajo que los combustibles fósiles».
E Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) ha puesto en marcha a mediados de septiembre una campaña llamada #AlgoEstáCambiando y que pone el foco en todo lo avanzado en la transición energética en los últimos años. Recuerda al ciudadano los beneficios individuales y colectivos de apostar por el autoconsumo, la rehabilitación y el ahorro energético o la movilidad sostenible y pone en valor algunos datos que se han alcanza-do en España en los últimos tiempos.
Por ejemplo, en materia de autoconsumo, algo está cambiando, ya que desde 2018 el sector de las placas solares ha crecido un 1.200 %, entre otros motivos, por la apuesta de la ciudadanía por fórmulas alternativas, como la instalación de placas solares en viviendas para producir electricidad. En este sentido, la situación del país, por sus horas de sol, es privilegiada. Además, algo está cambiando también en ahorro energético, ya que hemos asumido gestos como ahorrar en climatización o poner el lavavajillas o la lavadora en marcha solo cuando están llenos. En movilidad es evidente que también algo está cambiando y los transportes, tanto los medios como las formas, son más sostenibles. El cuarto punto al que alude esta campaña es la rehabilitación energética, un ámbito en el que también se perciben mejoras, pero en el que queda mucho por hacer, ya que el 80 % de los inmuebles tiene una calificación energética baja.
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