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El problema para acceder a una vivienda no afloja en Euskadi. El horizonte de una vida estable en la edad adulta, con una vivienda propia ... y un buen empleo que aseguren una jubilación tranquila, se nubla por momentos para los jóvenes vascos. La dificultad de abandonar el hogar familiar –la edad de emancipación se sitúa en los 29,8 años en Euskadi– se ha convertido en uno de los principales problemas de una sociedad en plena crisis demográfica. Muchos jóvenes se mueven en un escenario paradójico: trabajan y ganan un sueldo, con un mercado laboral con apenas paro, pero resulta insuficiente para pagar una hipoteca o un alquiler. Ante las complicaciones para poder hacer frente a las rentas que se piden en el mercado por la escasa oferta existente, cada vez son más las personas o familias a las que no les queda otra opción que vivir en un piso u habitación compartido. Y esta tendencia no parece que se vaya a revertir. Al menos, a corto plazo. El número de vascos que declaran vivir de este modo ha crecido un 67% en los últimos ocho años, hasta contabilizar ya 64.753 personas.
Así lo revela la Encuesta de Familias y Hogares de Euskadi del Departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico con datos de 2023. El documento, que se actualiza cada cuatro años con el objetivo de conocer la estructura demográfica de la Comunidad Autónoma Vasca «de manera detallada», revela que en el País Vasco hay 26.001 ciudadanos más que comparten vivienda respecto a 2015 y 34.904 por encima de 2019, el último año antes de la irrupción de la crisis sanitaria del coronavirus.
Según los resultados de la encuesta en la que han participado unos 3.000 sujetos repartidos por todas las comarcas y cuya presentación tuvo lugar a finales del pasado año bajo el pretexto de que por primera vez los hogares unipersonales superan a los compuestos por familias con hijos; el número de viviendas pluripersonales no familiares, es decir, aquellos donde residen varias personas no emparentadas y sin relación de pareja entre ellas, han aumentado casi en un 57%, pasando de 15.728 en 2015 a 24.647 en 2023. O lo que es lo mismo, casi 9.000 pisos compartidos más en los últimos ocho años.
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Esta diferencia de alrededor de diez puntos de crecimiento entre el número de personas y el de hogares quiere decir que el tamaño medio de estas viviendas se ha visto incrementado también ligeramente en este tiempo, pasando de 2,4 a 2,6 en casi una década.
La tendencia alcista de esta nueva forma de alojamiento, no obstante, tan solo representa el 2,6% de todos los hogares de Euskadi, donde por primera vez hay más viviendas ocupadas únicamente por una persona que por familias con hijos: 290.497 frente a 289.361. «Ya desde el siglo pasado el aislamiento de las familias nucleares es una de las características estructurales más importantes en el análisis conceptual de la familia», analizó la consejera Nerea Melgosa en una reciente intervención.
Pero volvamos a los hogares pluripersonales no familiares. ¿Quiénes habitan en estas viviendas? La respuesta en sencilla. Principalmente, gente joven que no puede emanciparse exclusivamente por sus propios medios y que decide habitar con otras personas en su afán por consolidar una vida independiente lejos de sus padres. Los datos de la encuesta revelan que más de la mitad (57,5%) de estos pisos compartidos están formados por vascos que tienen entre 16 y 44 años. Uno de cada cuatro (25) están compuestos por personas de 45 a 64 años, mientras que los mayores de 65 tan solo representan el 17,5%.
Perfil demográfico
Sexo
33,3%
Mujer
66,7%
Hombre
Edad
17,5%
+65 años
57,5%
16-44 años
25%
45-64 años
Origen
48,7%
Nacional
51,3%
Extranjero
Perfil demográfico
Sexo
33,3%
Mujer
66,7%
Hombre
Edad
57,5 %
16-44 años
17,5%
+65 años
25%
45-64 años
Origen
51,3%
Extranjero
48,7%
Nacional
Perfil demográfico
Sexo
33,3%
Mujer
66,7%
Hombre
Edad
57,5 %
16-44 años
17,5%
+65 años
25%
45-64 años
Origen
51,3%
Extranjero
48,7%
Nacional
Este último dato, no obstante, varía si se tiene en cuenta a la persona de referencia de este tipo de hogar.Aquí, los vascos que rebasan esa edad copan el 41,4% de los pisos. Son, por lo general, personas mayores que viven solas y que deciden alquilar una o varias habitaciones a personas que quieren consolidar una vida independiente pero que económicamente no son capaces de hacer frente a una renta de manera individual.
Precisamente este factor explica que solo uno de cada cuatro habite en una vivienda en propiedad –el porcentaje en los hogares familiares sin núcleo, aquellos donde residen varias personas entre las que al menos dos están emparentadas, pero no hay ningún núcleo familiar tipo matrimonio o pareja con o sin hijos ni madre o padre con hijos, se dispara hasta el 89,7%–, y que el 26,5% sea en régimen de alquiler libre.
Una realidad que parece íntimamente relacionada con los precios inmobiliarios y que así viene refrendado también en otros informes estadísticos como el Observatorio vasco de la Vivienda, dependiente del Ejecutivo autonómico. Concretamente Gipuzkoa es el territorio, y Donostia la capital, con los alquileres más altos. Tanto para un piso como para un dormitorio. La renta media de un piso a la que hacen frente los inscritos en Etxebide en el último año y medio es de 708 euros en Gipuzkoa, 692 en Bizkaia y 669 en Álava. En el caso de las habitaciones, la mensualidad promedio es de 377 euros en Gipuzkoa, 370 en Álava y 358 en Bizkaia.
En las capitales, el alquiler medio de una vivienda es de 846 euros en San Sebastián, 716 en Bilbao y 707 en Vitoria. Por las habitaciones se pagan 427, 357 y 372 euros, respectivamente. En todos los casos, estas tarifas han aumentado respecto a 2022, con incrementos de entre el 2,8% y el 12%.
Este informe revela que el nivel de ingresos de los nuevos demandantes de VPO de alquiler es «muy reducido». Una media de 1.311 euros al mes, inferior incluso a la de los que se apuntaron en Etxebide antes de 2023, cuyo promedio era de 1.332 euros. En Gipuzkoa (1.408 euros) y Donostia (1.452) la situación es más desahogada, aunque esa ventaja se anula con unos precios del alquiler más elevados que en el resto de territorios. Ello supone que el alquiler medio que declaran pagar los nuevos registrados en Etxebide representa el 45,4% de sus ingresos. En el caso de los que tienen una habitación alquilada, esta se lleva el 24% de sus recursos.
En esta línea, la Encuesta de Familias y Hogares de Euskadi destaca que el hecho de que los vascos opten cada vez más por vivir con otras personas o familias responde a una serie de factores. Por ello, en el cuestionario realizado a alrededor de 3.000 personas de todas las comarcas del País Vasco, los integrantes de estos hogares destacan problemáticas como el acceso a una vivienda, los bajos ingresos o el empleo precario lo que les ha llevado a optar por esta alternativa habitacional.
No obstante, no es el principal. En el cuestionario se pregunta a estas personas por problemas relacionados con la vivienda, los ingresos familiares, el trabajo, los hijos, la atención a mayores, la salud o la discriminación, resultando como el problema prioritario de estas viviendas la enfermedad o discapacidad de alguno de sus miembros.
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