Una mujer recibe la segunda dosis de AstraZeneca en el coso de Illunbe. morquecho

Salud encara una semana récord de vacunas para lograr la inmunidad de grupo en 50 días

Cuatro de cada diez vascos han recibido ya la pauta completa. Salud avanza en el grupo 30-39 años ante el desafío de la campaña en pleno verano

Macarena Tejada

San Sebastián

Lunes, 28 de junio 2021, 06:33

Ya han pasado seis meses desde aquel 27 de diciembre de 2020, cuando dio comienzo el inicio del fin de la pandemia. Bernardina ... Escudero pasó a la historia como la primera guipuzcoana en recibir la vacuna contra el Covid-19, en la residencia Cáser Betharram de Hondarribia. Desde entonces, más de 828.328 vascos han sido inmunizados con alguno de los sueros autorizados por la Unión Europea -Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen-. Ahora el departamento vasco de Salud encara una semana de récord de vacunas -con 300.000 dosis previstas- para alcanzar la ansiada inmunidad de grupo en cincuenta días, según cálculos realizados en base a los últimos boletines de Salud. Si las previsiones se mantienen y Osakidetza no baja el ritmo, Euskadi puede tener al 70% de su población diana -mayores de 16 años- con la pauta completa para mediados de agosto, cumpliendo así el objetivo marcado por el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, de llegar a ese porcentaje en verano. La última semana (de viernes a viernes) unas 78.000 personas completaron su vacunación en Euskadi, lo que supone más de 11.000 nuevos inmunizados al día, además de las primeras dosis que se pincharon. En total se pusieron 23.000 vacunas diarias.

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En este primer medio año de campaña, Osakidetza, de acuerdo al Ministerio de Sanidad, ha actualizado su estrategia en numerosas ocasiones, el mismo número de veces que ha cambiado su calendario vacunal, adaptándolo a las circunstancias del momento, como la escasez de dosis al comienzo, la crisis de AstraZeneca con los raros casos de trombos detectados y las consecuencias del parón en la vacunación en los 81.000 trabajadores esenciales menores de 60 años que ya tenían la primera dosis del fármaco anglosueco. Toda una compleja trama que esta semana afronta días clave con la llegada masiva de cerca de 300.000 dosis a Euskadi, la remesa más alta hasta la fecha y que permitirá a Osakidetza avanzar en los colectivos de menor edad, como el de las personas de entre 30 y 39 años que desde la semana pasada están siendo inmunizadas. El viernes solo el 15,2% de este grupo tenía el primer pinchazo, pero se espera que este porcentaje aumente de forma notable cuando Salud actualice hoy los datos, tras un fin de semana en el que las enfermeras de Osakidetza han redoblado esfuerzos para inocular todas las dosis disponibles.

91.000 de AstraZeneca

De forma paralela avanza también la vacunación entre los sexagenarios y los trabajadores esenciales. Mientras los primeros repiten con AstraZeneca, entre los segundos hay quienes optan de nuevo por el fármaco anglosueco y también quienes eligen Pfizer, opción que recomienda Salud Pública. En estos momentos, y a la espera del nuevo envío de la marca de Oxford, Euskadi cuenta con más de 91.000 unidades de este antídoto, que ha retrasado la inmunización completa de las personas de entre 60 y 69 años que deben esperar un total de doce semanas para recibir el segundo pinchazo en un momento en el que la amenaza de la cepa india es cada vez mayor, con el macrobrote de Mallorca que afecta ya a ocho comunidades, entre ellas Euskadi y, sobre todo, Gipuzkoa.

Pese a las polémicas surgidas a raíz de la campaña, como la falta de acuerdo sobre el cóctel vacunal o el posible adelanto de la segunda dosis de AstraZeneca entre los sexuagenarios para lograr cuanto antes la máxima protección contra el Covid, las vacunas han mostrado ser eficaces y han reducido los contagios en las residencias niveles mínimos. Los pocos brotes que ha habido, además, apenas han dejado fallecidos. En los centros de Gipuzkoa no ha habido ningún deceso a causa del coronavirus desde que se terminó con la vacunación y en los recursos del Estado, según un estudio del Centro Nacional de Epidemiología, las muertes se han reducido un 97%.

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Bernardina, ya sin mascarilla en el jardin de Cáser Betharram. de la hera

«Ahora salgo a pasear con mis sobrinas con más tranquilidad»

Bernardina Escudero fue la primera en Gipuzkoa en poder protegerse frente al virus. Vestida con una camisa de flores y apoyada en el brazo de otra mujer, esta oiartzuarra de 87 años se convirtió en la primera vacunada en Gipuzkoa el pasado 27 de diciembre de 2020, tres meses después de ingresar en la residencia Cáser Betharram de Hondarribia. «Pasé el confinamiento en casa. Luego entré aquí, en un momento en el que todavía no había actividades ni apenas visitas», recuerda en el jardín del que ya se ha convertido en su hogar.

Había que vacunarse. No he tenido ninguna reacción adversa», apunta risueña. Más bien lo contrario. Ahora salgo a pasear con mis sobrinas con más tranquilidad», relata «contenta» por cómo ha cambiado su vida desde que está inmunizada contra el Covid-19, junto al resto de residentes en el centro y trabajadores. Este año ha celebrado la fiesta de San Juan en la residencia junto al resto de compañeros. «Ha sido muy bonito, con una hoguera al aire libre y un aperitivo», describe. Poder compartir más tiempo con el resto de residentes «supone una alegría extra. Se agradece poder estar juntos de nuevo», admite. Bernardina es ya la residente guipuzcoana más conocida. En diciembre protagonizó minutos y portadas en todos los medios de comunicación mientras una enfermera de Osakidetza le pinchaba la primera dosis de Pfizer -recibió la segunda en enero-. «Me llamó toda la familia. Estaban muy orgullosos de mí».

Nerea, sonriente, se quita la mascarilla solo para la foto. de la hera

«Al fin llega mi turno. Trabajo en un súper y ya tenía ganas»

De la primera vacunada, a una de las últimas. La irundarra Nerea Manchado, de 36 años, acaba de recibir la primera dosis de Pfizer/Biontech en el polideportivo Artaleku de la ciudad fronteriza. «Al fin ha llegado mi turno. Trabajo en un supermercado y ya tenía ganas de que me vacunaran», admite mientras espera los quince minutos de rigor tras ser inoculada. «Éramos esenciales hasta que hemos dejado de serlo. Los primeros meses, cuando todos estaban en casa, nosotros salíamos a trabajar cada día pero luego no nos han priorizado para ponernos el suero», se lamenta una de las primeras jóvenes de entre 30 y 39 años en ser inoculada en Gipuzkoa.

«Indignada» por tener que haber esperado su turno de vacunación por franja de edad en vez de haber sido incluida entre los trabajadores esenciales, celebra ya el haber recibido el primer pinchazo que le llevará hacia la ansiada normalidad. «Mi pareja también trabaja en el súper. Durante el confinamiento domiciliario tuvimos que hacer malabares para que nuestro peque de dos años estuviera todo el rato con alguno de los dos». Con esos «complicados» meses atrás, le pueden las «ganas de recuperar la vida de antes». Por ahora, hasta no tener la pauta completa, «todo seguirá igual, pero lloraré cuando todo esto acabe. Ha sido muy duro y lo celebraré cuando ya estemos todos vacunados y se consiga la inmunidad de grupo que nos permite volver a nuestra vida».

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