La revolución médica contra el cáncer llega a Gipuzkoa con los primeros veinte pacientes
DV entra en la nueva unidad de terapias avanzadas del Hospital Donostia, el único centro de Osakidetza donde se utiliza el tratamiento de células vivas CAR-T
Hay que coger el ascensor en la planta que está a pie de calle y bajar un par de pisos para llegar a la nueva ... unidad de terapias avanzadas del Hospital Donostia. Es una sala en la que todo está «perfectamente controlado» y la entrada está restringida. Solo pueden acceder a ella los profesionales de Osakidetza que forman parte del equipo de esta unidad, puesta en marcha hace tres escasos meses, y los pacientes oncológicos que necesitan alguno de los tratamientos que se llevan a cabo entre estas paredes. La joya de la corona es la terapia con células vivas CAR-T. Una veintena de pacientes oncológicos la han recibido desde el estreno de esta unidad, entre diciembre y enero, y se espera que la cifra suba a unos cuarenta para finales de año. El Hospital Donostia es el único centro sanitario de la red de salud pública vasca que utiliza este tratamiento en todo Euskadi y DV ha entrado a este espacio.
En lo que va de año, el equipo liderado por Carlos Panizo, jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Donostia; y Ander Izeta, responsable técnico de la unidad de terapias avanzadas, ha evaluado a cerca de cuarenta personas con linfoma difuso de células grandes, el único tumor que en estos momentos se trata con CAR-T. La mitad aproximadamente han sido infundidos o, lo que es lo mismo, se les ha administrado el tratamiento como si fuera una transfusión de sangre. «Son personas que han recaído, por lo menos, a dos terapias: la 'quimio' y el trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos, lo que significa que son células del propio paciente», explica Panizo, por lo que el pronóstico es grave.

El CAR-T
1
Se extrae sangre del paciente para obtener células T.
2
En el laboratorio, se inserta el gen del CAR (receptor de antígeno quimérico) en la célula T.
Célula T
con CAR
3
Se reproducen millones de células T con CAR.
4
Se introducen en el paciente. Las células T se unen a las cancerosas y las destruyen.
DV

El CAR-T
1
Se extrae sangre del paciente para obtener células T.
2
En el laboratorio, se inserta el gen del CAR (receptor de antígeno quimérico) en la célula T.
Célula T
con CAR
3
Se reproducen
millones de células T con CAR.
4
Se introducen en el paciente. Las células T se unen a las cancerosas y las destruyen.
DV

El CAR-T
1
2
En el laboratorio, se inserta el gen del CAR (receptor de antígeno quimérico) en la célula T.
Se extrae sangre del paciente para obtener células T.
Célula T
con CAR
3
Se reproducen
millones de
células T con
CAR.
4
Se introducen en el paciente. Las células T se unen a las cancerosas y las destruyen.
DV
Que antes se hayan sometido a este tipo de tratamientos hace que sean personas «muy resistentes» a las diferentes terapias y recientemente, «en las últimas semanas, se han abierto nuevas indicaciones». De aquí en adelante Osakidetza podrá administrar el CAR-T a pacientes que recaen a la quimioterapia, sin necesitar probar la opción del trasplante, lo que «amplía» el número de población a ser tratada con esta revolucionaria terapia basada en células vivas que se extraen al propio enfermo, se manipulan y se le vuelven a administrar. Esta semana ya se ha evaluado a un par de pacientes para recibir elCAR-T directamente tras recaer de la 'quimio'.
Es un paso «muy importante» para los profesionales que se dedican a buscar una cura a las enfermedades oncológicas. Desde que se administra el CAR-T en el Hospital Donostia se ha observado que «la mitad de los pacientes están consiguiendo respuestas completas de su linfoma», lo que quiere decir que los médicos no son capaces de detectarles la enfermedad con las exploraciones radiológicas como el TAC y el PET. «Si mantienen la respuesta completa durante tres años se considera que el paciente está curado. Todavía no se puede decir que se están curando porque no llevamos tanto tiempo de seguimiento, pero el 70% de los pacientes en los que conseguimos respuestas completas acaban curándose de la enfermedad a largo plazo, según la literatura científica», dice Panizo. Basado en esas indicaciones, que de momento «se están cumpliendo», gracias a la nueva unidad de terapias avanzadas del Hospital Donostia se están curando aproximadamente «la mitad de los pacientes» que se tratan con CAR-T y que «antes fallecían a los seis u ocho meses» del diagnóstico.
A fin de cuentas, con el CAR-T se llevan al máximo exponente los tratamientos de inmunoterapia. Los diferentes ensayos ya han demostrado eficacia en segunda línea, como tratamiento cuando la quimioterapia falla, sobre todo en el caso de linfoma difuso de células grandes, que afecta a personas mayores. La media de edad del diagnóstico de esta enfermedad es de 70 años, «aunque esto no quiere decir que no haya casos en gente más joven. Y es de los ochenta tipos de linfomas más agresivos y, al mismo tiempo, más frecuentes».
«Mejoran los resultados»
El CAR-T «está mejorando mucho los resultados. Mejora el perfil de toxicidad y permite que el paciente pueda llegar al tratamiento con la enfermedad y que la terapia aún responda igual de bien, a diferencia de lo que ocurre con el trasplante, que con enfermedad suele ser ineficaz y en muchos casos ni siquiera se realiza», apunta Panizo.
El proceso comienza en la sala de enfermería de la unidad de terapias avanzadas, donde se saca la sangre de los pacientes. «Se sientan y se conectan a una máquina, que separa los distintos tipos de células», explica Izeta. Por una vía se extrae la sangre y por la otra se le vuelven a administrar las células que no interesan para crear el CAR-T. «Es un proceso que dura unas cuatro horas». Después, pasan por la sala blanca y en el caso del Hospital Donostia se envían a Europa o Estados Unidos para que en un laboratorio se inserte el gen CAR, receptor de antígeno quimérico, en la célula T. Una vez creado el producto, lo envían de vuelta al centro sanitario de Osakidetza para que se lo infundan al paciente, proceso que se hace en una consulta ordinaria. Hasta administrarla, la sangre se guarda en unos tanques que tienen en la nueva unidad, donde «se exponen las células a nitrógeno en fase líquida, que está a -273 grados, y de esta manera las células se pueden preservar, en principio, de por vida». En cada uno de ellos entran muestras de unas 330 personas. En esa misma sala, para los casos de trasplantes sobre todo, hay un congelador biológico que tarda «ochenta minutos en congelar la sangre de una persona».
Amplía horizontes
Por ahora, esta terapia se utiliza solo en un linfoma muy específico, pero la idea es que próximamente se amplíe al linfoma folicular, el segundo más frecuente. «A diferencia del otro, este es indolente. Permite que el paciente sobreviva muchos años pero sistemáticamente recae y necesita tratamiento periódicamente. Con el CAR-T se consiguen respuestas de más duración», explica el jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Donostia. «Al final estamos metiendo una célula viva y mientras persiste en el cuerpo del paciente el linfoma está bajo control y eso hace que el medicamento haga su efecto durante periodos mucho más largos y haya menos recaídas».
También se trabaja para utilizarlo contra el mieloma, «una enfermedad de gente mayor bastante frecuente y en la cual los tratamientos se han revolucionado. Antes los pacientes morían muy rápido y ahora sobreviven mucho tiempo. Conseguimos que estos pacientes después de administrarles el CAR-T se mantengan en respuesta durante un tiempo mucho más prolongado que con cualquier quimioterapia o anticuerpo de los que tenemos ahora a disposición, al igual que ocurre con el linfoma folicular».
Se prevé que este mismo año se pueda utilizar el CAR-T también en personas con estas enfermedades, aunque «depende de los procesos de cualificación», matiza Izeta. Entre otras cosas, «cada hospital debe garantizar al laboratorio farmacéutico que se trabaja acorde a los estándares de calidad que ellos van a determinar». Es una manera de trabajar «muy monitorizada».
De momento, en el Hospital Donostia se trabaja con los CAR-T industriales. Se le extraen las células al paciente y se envían a la industria farmacéutica para que las procese y devuelva ya los CAR-T preparados para infundírselos al paciente. El objetivo de Osakidetza a largo plazo es poder generar ellos mismos su propio CAR-T y trabajar así con los llamados CAR-T académicos, como ocurre en el Hospital Clínic de Barcelona.
Productos que llegan de países como Holanda o Estados Unidos
La nueva unidad de terapias avanzadas que acaba de estrenarse trabaja con CAR-T industriales. Esto significa que aunque las células se extraigan y administren en el Hospital Donostia, no se procesan en el mismo centro sanitario, si no que es la industria farmacéutica quien las manipula en países europeos como Holanda o en diferentes puntos de Estados Unidos. Precisamente, el objetivo del Hospital Donostia es llegar a fabricar los CAR-T en el propio centro sanitario de la capital guipuzcoana, lo que se conoce como CAR-T académicos.«El siguiente paso sería asociarnos con el Hospital Clínic para poder fabricar aquí ese CAR-T que ellos ya tienen muy avanzado y, después, que se construya aquí nuestro propio CAR-T», dicen Carlos Panizo, jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Donostia; y Ander Izeta, responsable técnico de la unidad de terapias avanzadas.
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