Mascarilla obligatoria en exteriores desde mañana

Euskadi se plegó al consenso mayoritario y la obligatoriedad de la mascarilla al aire libre desde mañana será la única restricción que adoptará para tratar de contener una sexta ola que sigue campando a sus anchas. El protector bucal volverá a ser preceptivo en todos los espacios abiertos en todo el Estado, pero no habrá más restricciones en las próximas fechas «porque no estamos en marzo de 2020 y tampoco estamos en las Navidades de 2020», justificó Pedro Sánchez al término de la conferencia que mantuvo ayer con todas las autonomías. El presidente del Gobierno central recordó a las distintas regiones que disponen de «herramientas jurídicas» para decidir otras restricciones en función de la incidencia del virus, pero Iñigo Urkullu no adoptará ninguna para no señalarse del resto.

Seis meses después, la mascarilla recuperará mañana la obligatoriedad al aire libre que perdió el 26 de junio, ya que hoy mismo será aprobado el pertinente decreto ley en un Consejo extraordinario de Ministros. La idea es que deba usarse independientemente de que se puedan guardar o no el metro y medio de seguridad entre personas. Habrá, eso sí, alguna salvedad, como la de la práctica de deportes, espacios naturales o lugares solo compartidos con núcleos de convivientes.

El regreso de la mascarilla también en exteriores es la única limitación acordada en la conferencia de presidentes. Es decir, no habrá ni toque queda ni limitaciones de aforos y horarios. El resto de medidas, como acelerar la vacunación contratando incluso personal sanitario jubilado, conforman una especie de 'plan de choque' contra la rápida expansión de la variante ómicron, a cuyos lomos siguen batiéndose las cifras récords de contagios de toda la pandemia. Así, en todo el Estado se han contabilizado más de 60.000 nuevos casos en tan solo 24 horas. De ellos, 3.588 en Euskadi, 877 más que la víspera. En solo dos días, los contagios se han elevado a 6.299, casi la misma cifra que hace un mes en toda una semana (6.335). A partir de ahí, el virus se propaga de una manera casi exponencial, y ayer Madrid y Castilla y León superaron el millar de incidencia acumulada, algo que ya habían hecho Navarra, La Rioja, País Vasco y Aragón.

En este contexto, Moncloa convocó el cónclave de ayer con los 19 líderes autonómicos, aunque lo hizo con escasa predisposición a embarcarse en impopulares modificaciones legales para ampliar las restricciones a las puertas de la Navidad. Así, descartó toques de queda como pedía Cataluña y limitar a nivel estatal aforos y horarios en la hostelería como reclamaba Euskadi. Ambos fueron los presidentes más críticos con las medidas adoptadas por Sánchez junto a los de Galicia y Andalucía. El catalán Pere Aragonès calificó de «temeraria» la renuncia a establecer una estrategia restrictiva «común», como deseaba Urkullu hasta el 31 de enero. El lehendakari también lamentó que no hubiera acuerdo para más medidas y aclaró que «adoptar medidas aisladas al resto de comunidades no es efectivo». En el otro extremo, solo Madrid vio innecesario imponer del tapabocas.

Así las cosas, Sánchez decidió fiarlo todo a ampliar el uso de las mascarillas estas vacaciones y al sentido común ante la avalancha de reuniones sociales y familiares que se avecinan, y que no tendrán ningún tipo de limitación, ni dentro de los domicilios ni en los locales de hostelería. El presidente español no dio opción a fijar nuevos aforos en las hostelería, el ocio y los eventos; o establecer limitaciones horarias en bares, restaurantes o discotecas.

El martes, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ya había advertido que el Gobierno estaba «muy orgulloso» de la gestión de la pandemia y que el camino está ya trazado y pasa por la «vacunación y la prevención». «Hemos salido de esta. Estamos en un momento distinto», dijo. Ayer, Sánchez se mostró algo más contenido y apuntó la necesidad de «intensificar y acelerar» el proceso de vacunación y rebajar la tensión en la atención primaria.

Sánchez se ha propuesto inocular millones de dosis hasta el 19 de abril. Para ello, prometió el refuerzo humano de las Fuerzas Armadas y los hospitales de la red sanitaria militar de Madrid y Zaragoza. Su Ejecutivo también autorizará la contratación de personal sanitario jubilado y prejubilado, y de profesionales con título de especialista obtenido en Estados no miembro de la UE.

Además, se va aumentar el número de sanitarios disponibles y mejorar sus condiciones laborales, reduciendo la temporalidad por debajo del 8%, y el Estado destinará 292 millones de euros, la mayor parte transferidos a las comunidades para este plan de choque contra la expansión de ómicron. Y poco más, para disgusto de un molesto Iñigo Urkullu.

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