Las diez noticias clave de la jornada
Exterior de la residencia Berra, en Donostia.

«Se habilitó una planta en la residencia para que los mayores con covid avanzado murieran de la forma más digna posible»

La primera ola de la pandemia azotó con especial virulencia el centro Berra de Donostia: de los 126 residentes se contagiaron 76 y murieron 36

Ane Urdangarin

San Sebastián

Miércoles, 21 de abril 2021, 16:09

Gracias a la vacunación, y aunque aún quede un camino hasta recuperar la normalidad, las residencias de Gipuzkoa han visto la luz tras sufrir los peores meses de la pandemia del coronavirus. Sigue habiendo contagios, pero de forma aislada, y los mayores infectados son ahora asintomáticos. Nada que ver con la crudeza de la situación que se vivió hace un año, cuando los casos positivos entre las personas mayores y el personal que les atendía crecían exponencialmente, al igual que la cifra de personas fallecidas.

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Los usuarios de la residencia Berra de Donostia sufrieron con especial virulencia la pandemia, tal y como se ha recordado este miércoles en el Parlamento Vasco de la mano de EH Bildu, que ha llevado a la Comisión de Salud este caso concreto con el objetivo de «arrojar luz» sobre lo que sucedió en este centro de San Sebastián. «El personal de enfermería y auxiliares nos relatan que todo fue muy caótico, y Osakidetza decidió intervenir enviando un equipo 'in situ', cosa que no ha sido habitual. La gestora de este centro privado también ha visto intervenidas otras residencias en otras comunidades», ha afirmado la parlamentaria María Garde.

Miguel Ángel Moral, jefe del equipo del Centro de Salud de Altza, ha relatado la intervención que realizaron el año pasado en Berra. El máximo responsable de aquel equipo de Osakidetza falleció en noviembre, aunque Moral conoce de primera mano lo que sucedió ya que además de ser supervisor estuvo trabajando más de una semana con el equipo de enfermería en la residencia, donde acabó infectándose de Covid.

«Separar y separar»

Según ha relatado, en el inicio de la pandemia el jefe del equipo del Centro de Salud mantenía una conversación teléfonica diaria «a las diez de la mañana» sobre la situación de los residentes. «En principio no precisaban nuestra ayuda, estaban más o menos bien» hasta que lo que eran casos aislados fueron en aumento y hacia Semana Santa se dio un punto de inflexión, cuando «tuvimos que hacer un apoyo presencial, de orientación. Preguntamos qué estaban haciendo» para reorganizar la residencia y hacer «una buena» separación de los residentes, «separar y separar para que no compartieran espacios» en función de su situación. La mayoría de las habitaciones son dobles. Por un lado separaron a los que eran negativos y luego se clasificó a los positivos, 72 de un total 126 residentes.

Se derivó a los residentes positivos en Covid que podrían beneficiarse de otro nivel asistencial. «Entonces tampoco había muchos sitios y estaban masificados, no se habían puesto en marcha los recursos de Ordizia y de Eibar». Moral ha explicado 1 de los residentes fue evacuado a Matia, 7 al Hospital Universitario Donostia y 13 al centro de la Cruz Roja en Donostia.

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Había otros residentes infectados, «los muy mayores con covid avanzado, que estaban en la situación final de vida y que podían se atendidos en Berra». Para ellos se habilitó la planta -1, con el objetivo de procurarles «el buen morir» con cuidados paliativos, según ha explicado. Se buscó que «su muerte fuese lo más digna posible», para lo que se apoyaron en el servicio de hospitalización de Osakidetza.

Según Moral, 34 residentes fallecieron. La parlamentaria de EH Bildu ha matizado que en un informe sobre la situación de las residencias que envió el Departamento de Salud a Fiscalía el año pasado constan 20 fallecidos.

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Moral también se ha referido a la situación del personal que atendía a los residentes, entre las que se dieron muchas bajas, «y entonces el aislamiento era de 14 días y no te podías reincorporar al trabajo hasta tener dos PCR negativas».

A juicio del jefe del equipo del Centro de Salud, la residencia Berra «está muy bien para que los residentes estén como en casa, para cuando no pasa nada, pero no es un sitio adecuado para determinados pacientes cuando suceden situaciones como en pandemia». Moral ha explicado, por ejemplo, que a este tipo de residencias de nivel 1 no se les exige tener profesional de enfermería en turno nocturno, algo que echó en falta, o los recursos respecto a centros de nivel 2 ó 3. «Tener un poco de oxígeno en la habitación permite otro tipo de actuación», ha afirmado.

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Preguntado sobre los aspectos que habría mejorar, el sanitario considera que se deberían trabajar protocolos entre las residencias privadas, la Diputación y Osakidetza «que nos den líneas de actuación» en situaciones de pandemia como las vividas el año pasado, «que esperemos que no vuelvan a ocurrir».

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