Euskadi exporta marihuana a Europa y sitúa a los adolescentes a la cabeza del consumo
Uno de cada seis menores ha fumado porros el último mes, un gran negocio que deja como mínimo un beneficio de hasta 50.000€ al trimestre
En Euskadi ya nadie se 'baja al moro'. Porque aquí hay marihuana para exportar. Y no es una forma de hablar. «Somos productores, es ... ya un gran negocio. El kilo de marihuana que se vende en Donostia o Bilbao a 2.000 euros vale 3.000 nada más pasar la frontera francesa, 4.000 o 5.000 si consigues subirla a París y más de 6.000 en Reino Unido». Lo cuenta un veterano policía vasco al que no sorprenden los datos que sitúan a nuestros adolescentes a la cabeza del consumo de cannabis en España. «Son más de los que dicen las estadísticas, bastaría hacer un análisis de las aguas fecales de cualquier instituto».
La semana pasada se publicó la última Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias (14-18 años) de España (Estudes). Aunque desde hace dos décadas el consumo de marihuana y hachís entre menores dibuja una gráfica descendente con ligeros y excepcionales repuntes –en 2004 se alcanzó el techo con un 25% de chavales que aseguraban haber consumido el último mes y un 42% que dijeron haberlo probado–, Euskadi encabeza la lista de consumo. Los datos: un 16,7% de nuestros adolescentes ha fumado porros en el último mes, cinco puntos más que la media de España (11,6%) y un 27,1% ha consumido alguna vez en su vida (21% la media española).
Una de las razones que justifican esta prevalencia es la condición del territorio como uno de los principales productores de marihuana del país, sustancia que ha desbancado al hachís –el hachís es la resina de la planta y la marihuana es la flor y hoja seca–. Pero esta suerte de 'sorpasso' no es de hoy. En un informe del Ayuntamiento de Bilbao de 2018 ya se advertía de que la juventud «ha pasado de fumar hachís a fumar marihuana», aunque en el resto de España el consumo de ambas sustancias apenas difiere.
«Cuando multas a un chaval que está fumando te dicen: '¡Pero si esto es legal!»
Diez euros para dos o tres días
«Tenemos más marihuana de la que podemos consumir. Por nuestra situación fronteriza nos hemos convertido en uno de los mayores exportadores a Europa. De diez años acá, traficantes que antes se dedicaban a la cocaína se han pasado a la 'maría'». Apunta el agente a dos razones. «Por traficar con marihuana te pueden caer de uno a tres años, pero si es la primera vez es fácil negociar menos de dos años y evitar la cárcel. Antes era más sencillo encontrar las plantaciones porque todas pinchaban la luz a la red general, pero hoy muchas generan su propia corriente porque les sale rentable».
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Las incautaciones de los últimos años en Euskadi dan una idea de lo lucrativo del negocio: hace tres semanas la Policía Nacional desmanteló una plantación 'indoor' de marihuana en un caserío de Mundaka con 268 plantas; en agosto cayó una banda de traficantes de droga liderada por un vizcaíno que tenía 548 plantas en un chalé de lujo de Castro (Cantabria); 967 encontraron en una nave industrial en Urduliz en julio; el año pasado se desmanteló en el municipio alavés de Amurrio el pabellón con mayor capacidad de producción de cannabis en Euskadi, cinco invernaderos preparados para albergar al menos 11.000 plantas, en 2023 se incautó en la localidad vizcaína de Laukiz canabbis por valor de 100.000 euros...
Y es que «la marihuana se paga muy bien en Europa, se compran cosechas enteras. A alguien con una nave industrial con capacidad para cultivar 20 kilos de cannabis cada trimestre que lo venda a Francia por 60.000 euros, le quedan 50.000 euros limpios cada tres meses, 200.000 al año». Aunque lo vendiera todo en Euskadi, seguiría ganando más de 100.000 anuales. «Como hay mucha marihuana, se ha abaratado. Cinco gramos cuestan 10 euros y dan para dos o tres días. El hachís es más difícil de conseguir y vale un 50% más. Durante años España estuvo inundada del hachís que entraba desde Marruecos a través de Andalucía, pero hoy esa vía de entrada es la de la cocaína».
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3,8 porros al día fuman de media los chavales españoles que han consumido en el último mes (los chicos hacen un consumo más intensivo: 4,3 porros al día frente a los 2,9 de las chicas).
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Cuestión de género El 23,9% de los chicos vascos y el 19,6% de las chicas han consumido cannabis en el último año. «En Euskadi la diferencia por géneros es menos acentuada», señala Juan Manuel González de Audikana, del Consejo Vasco sobre Adicciones.
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14,8 años es la edad de inicio en el consumo de cannabis en chicas y 14,9 en chicos (hace treinta años eran los 15,1). El gran salto en el consumo se produce al pasar de los 15 a los 16 años.
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Los fumadores diarios Un 1,1% de los chicos de entre 14 a 18 años fuma cannabis «veinte o más días al mes», porcentaje que se reduce en el caso de las chavalas a un residual 0,4%, según los datos de la media española. Hace treinta años eran más del doble.
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70,1% de los adolescentes que fuman hachís o marihuana lo mezclan con tabaco (dato general de España) y un 29,9% lo fuma solo. Hace diez años eran el 82,4% y el 17,6%.
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Ayuda asistencial «El cannabis es la tercera sustancia, por detrás del alcohol y la cocaína, que presenta más demanda asistencial en Euskadi», asegura Juan Manuel González de Audikana. Un medidor del riesgo es la llamada 'escala CAST'.
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Entorno urbano «El País Vasco, al tener una alta densidad urbana, ofrece más posibilidad de contacto con el cannabis (bares, centros de reunión...) que otras comunidades con la población más dispersa», señala el sociólogo Álvaro Moro.
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Cocaína, éstasis y anfetaminas El 2,9% de los estudiante de entre 14 y 18 años de España ha probado la cocaína, un dato similar al de hace treinta años (2,5%). Un 2,4% ha tomado éxtasis alguna vez en su vida y un 1,5%, anfetaminas.
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17 años es la edad de ese tramo de 14 a 18 años a la que las chicas fuman más cantidad de cannabis. En el caso de los varones, la mayor prevalencia se da a los 18 años.
Así que no solo hay más marihuana en la calle, sino que los chavales pueden pagarla. «El poder adquisitivo en Euskadi es más alto que en otras regiones y eso influye», advierte Álvaro Moro, director del Instituto Deusto de Drogodependencias. Contextualiza este primer puesto en el ranking en «una tendencia histórica» en la que subyacen razones culturales. «El cannabis va muy unido al alcohol y al fenómeno del botellón y en esto también son los primeros los adolescentes vascos. Euskadi, La Rioja, Navarra y Aragón han presentado tradicionalmente las mayores cotas de consumo de alcohol porque aquí hablar de alcohol es hablar de un ecosistema económico y social». Lo confirman los datos de Estudes: un 23,1% de los adolescentes de Euskadi se ha emborrachado el último mes, la mayor tasa de España (la media son 17,2%). Le siguen, por este orden, los jóvenes de Cantabria, Navarra y Aragón.
«Tenemos más tolerancia»
Que los jóvenes vascos beban más y fumen más porros que el resto tiene que ver también –apunta el experto–, con que «en el País Vasco hay una percepción social más tolerante que en otras comunidades». E invita a observar el entorno de colegios y parques infantiles. «Siempre hay dos o tres bares cerca donde los padres beben mientras sus hijos juegan o hacen extraescolares. Y tampoco es raro ver a alguien fumando un porro por la calle, incluso sentado en una terraza. Ningún hostelero sale a decirle 'vete' ni suele recibir el reproche de las mesas cercanas».
Sí tendría que pagar una multa en caso de que se acercara la Policía. «La sanción por tenencia o consumo es de 601 euros. Pero muchos chavales, cuando se la incautamos, nos dicen: '¡Pero si esto es legal!'». Juan Manuel González de Audikana, doctor en Educación por la Universidad de Deusto, cree que esta «confusión» la provoca «la normalización del consumo». Coincide Álvaro Moro. «El primer factor de protección no es prohibir o castigar, es desnormalizar el consumo de cannabis».
– Hay campañas específicas. La última en Euskadi, de 2023, tenía como lema 'Rompe la burbuja. Sin cannabis eres más'.
– (González) Las campañas sirven para marcar una línea, ayudan a mantener esa raya entre lo que está bien y mal. Pero son un elemento de control blando.
– Con el tabaco han funcionado. Los adolescentes vascos que fuman a diario se han reducido del 21,6% de 1996 al 4,3% actual.
– (González) Con el tabaco se ha insistido más. Además de ser más visible, todos los jóvenes conocen a un tío o a un abuelo que fumaba mucho y tuvo cáncer de pulmón. Sus riesgos son más palpables y han hecho alejarse a la juventud del cigarrillo, aunque se ha puesto de moda el vapeo.
Consumidores problemáticos
El cigarro ha perdido una suerte de «atractivo» que mantiene todavía el porro. «Tiene ese halo de alternativo que te distingue de lo convencional. A los 15 o 16 años estás abriéndote a la vida y los porros tienen ese añadido simbólico: te haces mayor, ya no eres un niño. El consumo iniciático, tanto de alcohol como de cannabis –sostiene–, tiene mucho de ritual». Muchos, de hecho, no repiten. Pero otros sí, hasta el punto de convertirse en «consumidores problemáticos». Se les llama así a los adolescentes que presentan «conductas de riesgo asociadas al consumo de cannabis». El perfil de estos es «un chico de entre 14 y 15 años» y son hasta un 14% en España.
Aunque no hay datos de este consumo problemático por comunidades, los expertos señalan una cuestión diferenciadora en Euskadi. «El cannabis está muy asociado a la juventud, de modo que a los 50 años apenas se consume ya. Sin embargo, aquí hay una tipología de consumidor nueva: el padre de familia que empezó fumando porros de chaval y sigue haciéndolo treinta años después».
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