Euskadi recupera la emergencia sanitaria para aplicar más restricciones pero de forma «quirúrgica»

Con Euskadi de nuevo en una situación de emergencia sanitaria, que arrancó ayer y que según parece no supondrá «mucho cambio en el día a día», la idea del Ejecutivo no es atajar el problema a brocha gorda, como pudo ser el confinamiento general decretado en marzo al inicio de la pandemia. En esta ocasión, la segunda ola de contagios, que en la última jornada ha dejado 364 nuevos casos -80 de ellos en Gipuzkoa- tratará de frenarse con un pincel más fino, y poniendo límites allá donde se encuentre el problema. O al menos, esa es la intención, según reiteró ayer en varias ocasiones la consejera vasca de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, en una entrevista radiofónica.

Algunas de las restricciones serán las ya acordadas en el consejo interterritorial de Sanidad, celebrado la semana pasada, y que son de sobra conocidas, como el cierre del ocio nocturno a la una de la madrugada, -y que no podrá recibir nuevos clientes pasada la medianoche-, o la prohibición de fumar en la calle o en terrazas, si la distancia o la ventilación del lugar no es la adecuada.

Lo que falta por desvelar ahora es si Euskadi personalizará estas medidas y, por tanto, sufrirán alguna modificación, y si además de limitar las reuniones a un máximo de diez personas, se van a acordar otras restricciones que puedan «afectar a otros niveles institucionales» y de qué manera, señalaron fuentes consultadas. De concretar a qué deberá atenerse la sociedad vasca de ahora en adelante se encargará esta mañana el consejo asesor LABI, un órgano interinstitucional que preside el lehendakari Iñigo Urkullu, y en el que participarán además representantes de las tres diputaciones vascas y de los ayuntamientos, así como el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso.

La sucesión de anuncios de las últimas semanas invita a plantearse si la implantación del famoso toque de queda, que insinuó el lehendakari hace diez días a través de las redes sociales, podría ser una de las medidas que hoy recibirá luz verde. Sin embargo, no parece ser una opción que esté sobre la mesa a corto plazo. «No puede ser una medida generalizada a día de hoy», aseveró Tapia. En tal caso, comentó, esa prohibición de permanecer en la calle a unas horas determinadas debería aplicarse «de forma quirúrgica y habría que valorarla para circunstancias concretas», en las que el virus golpea con fuerza, «pero no ahora», expuso.

A diferencia de lo que sucedía al inicio de la pandemia, «ahora somos capaces de detectar dónde está el foco y de tomar medidas de forma discriminada», como el aislamiento preventivo que se produjo en dos bloques de viviendas de Hernani y Zizurkil, tras detectarse que dos familias habían dado positivo en coronavirus.

A expensas de que se concreten cómo serán las nuevas restricciones y en qué supuestos se aplicarán, lo que no tiene lugar a dudas es que el sector hostelero y, en especial, el ocio nocturno, figuran en el orden del día y que el desarrollo de su actividad no saldrá bien parado.

El consejo interterritorial de Sanidad acordó el viernes con los departamentos de Salud de todas las comunidades autónomas prohibir la actividad de pubs y discotecas más allá de la una de la madrugada, un anuncio que se realizó en el mismo momento en el que Euskadi se convertía en una especie de oasis festivo, al conocerse que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) fallaba a favor de la hostelería y levantaba de forma cautelar la prohibición de abrir más allá de las 1.30 horas de la mañana, impuesta por el Gobierno Vasco a través de la orden aprobada el 28 de julio.

Pero la alegría ha durado poco a los hosteleros. Concretamente, un fin de semana, porque a partir de mañana las restricciones que ya se están empezando a implantar en el conjunto del Estado regresarán también a los establecimientos vascos.

No obstante, la consejera rompió una lanza a favor del sector e invitó a «no demonizar la hostelería», con un argumento que deja la responsabilidad de la situación epidemiológica sobre la ciudadanía: «La hostelería no es culpable de lo que pasa, somos nosotros los que estamos más relajados de lo que debiéramos», sentenció.

En este sentido, reconoció ser consciente del perjuicio que suponen las restricciones horarias para un sector que se ha erigido como uno de los más castigados por la crisis sanitaria. «Hasta que tengamos una vacuna efectiva y suficientes dosis para el conjunto de la población, tendremos que analizar cómo transitamos durante este periodo y cómo asumimos ayudas con este sector para que pueda continuar».

La Asociación de Hostelería de Gipuzkoa, por su parte, ya indicó el viernes pasado que no descarta volver a presentar un nuevo recurso, ya sea a título territorial o bien, a través de Hostelería España, a nivel estatal y ante el Tribunal Supremo.

El paquete de medidas que se anunciarán hoy, previsiblemente pasado el mediodía, tienen como objetivo que el Covid-19 no sature lo hospitales, facilitar la vuelta al trabajo y que los alumnos puedan regresar a las aulas de forma presencial, aunque sea en grupos reducidos, y con horarios de entrada y salida escalonados. Para el Gobierno Vasco, iniciar el curso con alumnos y profesores compartiendo un espacio físico distanciados es esencial. «No solo es importante trabajar el conocimiento, también lo es la socialización o el trabajo colaborativo, que tanto se valora en el ámbito laboral», y que desde casa «es casi imposible». Aunque cuentan con opciones de presencialidad parcial o nula, si la situación sanitaria empeora, el objetivo, reiteró Tapia, «es que la vuelta sea con la máxima normalidad».