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«Las enfermeras ahora están más empoderadas»Beatriz Aguirre, enfermera en el ambulatorio de Amara Berri de Donostia; Juan José López, jefe de personal celador en el Hospital Donostia, e Isabel Álvarez, ... oncóloga médico del Hospital Donostia, opinan sobre la situación del personal con motivo del 40 aniversario de la creación de Osakidetza en Euskadi.
Beatriz Aguirre empezó en Osakidetza «haciendo sustituciones». Era 1986. «Había mucho paro y trabajábamos muy poquito. Una hora en un sitio, dos en otro... Luego llegó la OPE, sacar la mejor nota, tener más antigüedad... Hasta que logré plaza», explica esta sanitaria, que en la actualidad es enfermera en el ambulatorio de Amara Berri. «Es alucinante cómo ha cambiado todo», relata tras terminar su turno en el centro de salud donostiarra. «Ya es diferente hasta la carrera. Ahora es un año más, con prácticas. La preparación es mucho mejor», asegura.
Pero si tiene que destacar un avance en estos 40 años, no tiene duda alguna. «Cuando yo empecé las enfermeras no intervenían mucho. Ahora hacemos muchas más cosas, nos hemos empoderado. Trabajamos en equipo con los médicos. Somos las que hacemos un seguimiento a los pacientes y llevamos los controles de las personas con alguna enfermedad crónica», reflexiona Aguirre. «Antes solo hacíamos recetas».
También han cambiado algunos espacios, como las consultas pediátricas, «con juguetes para los más pequeños», así como «las pruebas funcionales que hacemos en el ambulatorio». Esto ha hecho que «si antes sobraban salas, ahora cada vez necesitemos más».
El calendario marcaba el 1 de junio de 1985 cuando Juan José López se estrenó en Osakide-tza. «Casi lo acababan de fundar», bromea el actual jefe de personal celador en el Hospital Donostia. Nada más salir de la mili, en el 83, hizo el examen que le permitió entrar al antiguo Hospital Provincial en la categoría de auxiliar sanitario, lo que hoy en día se conoce como celador. Un lustro después, en 1988, firmaron la fusión. «Desde entonces hemos crecido muchísimo», asegura. «Y lo seguimos haciendo. Siempre he creído que somos muy buenos, también ahora».
Entre los hitos que le han tocado vivir destaca «la incorporación de las mujeres al puesto de celador. Hemos madurado mucho como personas y como hombres y ahora ya son casi mayoría las mujeres». Pero no es el único logro. «Durante unos años, por ejemplo, no teníamos grúa de movilización de pacientes», con todo lo que eso supone. «Hemos visto mejorar el hospital. Hubo una época en la que no teníamos escáneres y ahora tenemos cuatro».
Son solo algunos ejemplos que subraya López, que insiste en que «los servicios de salud pública tienen que seguir estando ahí, compitiendo por ser los mejores, pero sin pisarse los unos a los otros. La labor de equipo entre profesionales es muy importante», dice este sanitario, que ha sido tanto celador en Cuidados Intensivos como en planta y ha visto «la evolución» del sector.
Isabel Álvarez, que ahora es oncóloga médico del Hospital Donostia, estudió fuera. Y al terminar la carrera realizó la residencia en Cataluña. Por eso, cuando entró en Osakidetza «no lo conocía». Era 1990 y aunque «ya existía», se encontró con un sistema vasco de salud aún en construcción. «El servicio de Oncología, por ejemplo, estaba prácticamente empezando. Éramos cuatro, y lo hemos visto crecer. Ahora somos más de veinte», explica después de pasar consulta.
«Las cosas han cambiado mucho. La manera de trabajar no es la misma», dice esta oncóloga. «Ya por aquel entonces se empezaba con la coordinación de equipos multidisciplinares, y esto es algo que va a seguir cambiando y reforzándose en el futuro», asegura la experta, que señala que «la medicina de precisión es lo que viene». Pero también ha visto la «conversión a los sistemas informáticos», otro hito que ha marcado la evolución del sistema vasco de salud. «Hemos pasado de la medicina de papel a la electrónica».
Los tratamientos también son «cada vez más complejos». Cuando Álvarez debutó como oncóloga en Osakidetza, «no existía cirugía robótica. Y eso ha cambiado. Nos hemos ido adaptando y aprendiendo sobre la marcha». Ha pasado de entenderse la oncología como un servicio general tener que especializarse dentro de la propia especialidad. Por ejemplo, ella trata sobre todo el cáncer de mama, que tiene varios subtipos específicos, y eso hace «abordar la enfermedad de forma diferente». La especialización es el presente, y también el futuro de la medicina tanto en Osakidetza como en otros sistemas de salud.
Pese a todos los avances desde la puesta en marcha de Osakidetza, «que son muchos», Álvarez quiere hacer hincapié en la importancia de la «investigación asistencial. Se hace, pero se puede hacer todavía más», defiende. «Ese sería el reto principal de cara a los próximos cuarenta años. Es la manera de mejorar».
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