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L. G.
Martes, 21 de enero 2025, 12:30
«A veces lo que no ves es lo que más importa», señala la cardióloga Magdalena Perelló al hablar de la grasa visceral, un tipo de grasa que no se acumula de forma visible bajo la piel, sino que rodea órganos vitales como el corazón o el hígado. Aunque no se percibe externamente, esta grasa puede ser altamente peligrosa para la salud.
La especialista explica que la grasa visceral es un tejido metabólicamente activo que produce sustancias inflamatorias, como citoquinas, y hormonas que pueden tener efectos perjudiciales en el cuerpo. «Es un factor que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y está estrechamente relacionado con la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2», advierte.
La cardióloga no se detiene en el diagnóstico; también ofrece esperanza y soluciones prácticas para reducir este tipo de grasa y proteger el organismo. Según Perelló, con algunos cambios en el estilo de vida se puede combatir este problema y mejorar significativamente la salud.
Cuidar la alimentación es clave. «Es importante eliminar el consumo de azúcares y harinas refinadas, presentes en muchos productos de bollería industrial y ultraprocesados, así como reducir las carnes procesadas», recomienda la especialista. En su lugar, sugiere optar por alimentos ricos en nutrientes, como verduras, frutas y frutos secos, que favorecen el buen funcionamiento del cuerpo.
El ejercicio físico es otro pilar fundamental. «Mantenerse activo no solo ayuda a reducir la grasa visceral, sino que también mejora la salud cardiovascular en general», afirma la cardióloga.
Además, gestionar el estrés y cuidar la calidad del sueño son aspectos esenciales para controlar este tipo de grasa. Aunque reconoce que esto puede ser «tan fácil y tan difícil a la vez», insiste en que encontrar maneras de relajarse y mantener una buena higiene del sueño puede marcar una gran diferencia.
«La grasa visceral no se ve, pero tiene un impacto enorme en la salud. La buena noticia es que estamos a tiempo de cuidarnos», asegura Perelló. Con pequeños cambios en la dieta, actividad física y estrategias para manejar el estrés, es posible reducirla y proteger el corazón.
La doctora concluye con un mensaje alentador: «Consciencia, acción y constancia. Nunca es tarde para hacer algo por nuestra salud».
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