«Hemos aprendido a comer bien y saber lo que es bueno y malo»
Mattew García, de 8 años, es uno de los niños guipuzcoanos que ha terminado la primera fase de 'Los viajes de Mangols' que 'receta' Osakidetza frente a la obesidad infantil
Mattew García lo tiene claro. «Mi viaje favorito ha sido el de Machu Picchu, porque estaba mamá Picchu», dice. Este niño, de 8 años y ... residente en Hernani, es uno de los menores guipuzcoanos que ha completado ya la primera fase de 'Los viajes de Mangols', el videojuego que los pediatras de Osakidetza han comenzado a 'recetar' para hacer frente la obesidad infantil. El pequeño hace referencia a una de las misiones completadas, donde, entre otras cosas, «hemos aprendido a comer bien y saber lo que es bueno y malo», asegura su madre, Carla, durante una de las visitas de seguimiento a la pediatra en el centro de salud de Hernani.
«Comía muy mal. Bueno, comíamos todos muy mal», reconoce la progenitora. «Antes comíamos cada uno en su habitación, porque es un piso compartido, y ahora lo hacemos todo juntos, por lo menos en el momento de la cena, que es cuando estamos todos», explica mientras la pediatra Amaia Aristizabal y la enfermera Susana Pajuelo asienten con la cabeza al otro lado de la mesa.
Una de las perdiciones del menor siempre han sido las chuches. «Solía picar mucho después de la comida. Aunque yo le dijese que no podía comerlas siempre me armaba unas pataletas... Intentaba que, aunque fuésemos al supermercado y comprásemos un miércoles las chuches, guardarlas hasta el fin de semana, como un capricho. Pero claro, como estaban guardados en el cajón, al final los comía cualquier día», explica Carla. Ahora es diferente. «Aguanta hasta el sábado, que sabe que es el día en el que lo puede comer», agrega su madre, consciente de que «no es lo mismo que se lo diga la madre, que es como el papagayo, a que él lo lea, lo entienda...».
Lo más sano, sin etiqueta
Ahora Mattew sabe incluso leer lo que dicen las etiquetas de los productos que su madre compra cuando ambos van al supermercado. «Los primeros meses mientras hacíamos el videojuego me decía: 'esto es malo, no lo lleves. Mira lo que pone aquí, lleva muchos carbohidratos'. Sabe identificar bastante lo que es bueno y lo que es malo», ejemplifica.
Aunque, agrega el niño, «la doctora siempre nos dice que los alimentos más sanos son los que no llevan etiqueta. Y hay que comer con agua. En el cole, además, no nos dejan llevar galletas para el hamaiketako, solo fruta. A mí el mango me encanta».
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